LNB · 06 de June de 2021

Boca Jrs.

Boca 2004: un Xeneize que superó todas adversidades para gritar campeón

Temporada especial para un equipo que luchó hasta el final para obtener su segundo título en la historia. Al margen de la consagración azul y oro, aquella campaña también se recuerda por el retiro de uno de los emblemas de nuestra Liga.

Fue una temporada plagada de desafíos pero el Xeneize se reinventó, superó los fantasmas que arrastraba de la final anterior, se hizo fuerte anímicamente y con cimientos sólidos construyó una temporada que quedará para siempre en el recuerdo. Hoy 6 de junio, se cumplen 17 años de la consagración en 2004. Nada fue fácil, rivales duros, contratiempos, lesiones, pero el equipo siempre respondió dentro de la cancha con sus figuras, con talento, con hambre de gloria, con sus variantes en ataque y en defensa y afuera con el temple para revertir situaciones adversas y con la solidaridad de cada uno de sus integrantes para dejar de lados los egos en pos de buscar siempre el mejor funcionamiento posible. 

La apuesta de este Boca fue fuerte. Primero con la llegada de un entrenador de la talla de Oveja Hernández, de regreso de su experiencia en Liga LEB. La final perdida ante Atenas en la temporada anterior pegó duro y el Xeneize solo tenía sed de revancha. La idea fue sostener una base de la campaña anterior y sumar refuerzos con talento y jerarquía. Sartorelli, Leiva, Guaita, Sandes, Burgos se quedaron y arribaron fichas fundamentales como las de Quinteros, Wilson, Malara, McCray, y Rodríguez.

Esta temporada, más allá del título azul y oro, también será siempre muy recordada por el retiro de un jugador emblemático. Pichi Campana, con casi 39 años, decidió jugar un año más en la Liga Nacional con los colores de Atenas de Córdoba. El goleador y jugador histórico de nuestra competencia ya había empezado a incursionar en su carrera política. Durante la primera fase del certamen ante Pico FC, Campana superó la marca de los 17.000 puntos anotados en la máxima categoría desde su debut. El Pichi terminó con 17.359 tantos en 785 partidos con seis títulos en total con el Griego y uno con GEPU de San Luis. Un ganador todo terreno, responsable, disciplinado, ejemplo a seguir para muchos jugadores que recién comenzaban a dar sus primeros pasos dentro del baloncesto, además de la fuerte mentalidad que demostró para sobreponerse a cada una de sus lesiones durante su extensa carrera. 

La Copa Argentina fue el primer desafío que tuvo el conjunto de Oveja, donde se coronaron campeones de manera invicta tras derrotar a un viejo rival, Atenas por 83 a 79. La primera fase fue muy importante en este certamen, ya que la mitad de los puntos conseguidos en ella se arrastraban para la segunda etapa, en la que había que enfrentarse contra todos los rivales (incluida la Zona Norte). El equipo de Oveja demostró que lo planificado en la Copa Argentina no había sido casualidad. Hubo mucho poder de gol, múltiples variantes a la hora de anotar, compromiso a la hora de defender. El Xeneize solamente perdió ante los dos Gimnasia (La Plata y Comodoro Rivadavia), mientras que Obras fue el único que lo venció en casa. 

Boca obtendría la clasificación al cuadrangular que clausuraría el 2003 en Rafaela. Ben Hur era el anfitrión de un Top 4 donde además estaban Boca, Obras y Atenas. En la última noche de competencia, el goleo de Leiva y Quinteros no alcanzó para frenar a Pittman y Osella, por lo que Atenas ganó 101-92 y se quedó con el trofeo. Otra vez asomó el fantasma de Atenas arrebatándole un título, pero Boca, sin alarmarse ni desesperarse, sabía que lo bueno vendría después. Este título para el Griego se opacó por la lesión de Pichi que debió ser operado de la rodilla derecha y estuvo ausente 90 días.

"Lo primero que recuerdo de esa temporada, que fue la primera en Boca mía, es que teníamos un grandísimo equipo con mucho talento, era un equipo muy unido, que sabía lo que quería y lo que era jugar en Boca, lo que significaba eso. Creo que fuimos muy superiores durante toda la Fase Regular", rememora uno de los integrantes del plantel campeón, Paolo Quinteros.

El Xeneize era el rival a vencer por cada uno de los equipos y lo fue demostrado con su impronta y solidez en el comienzo del 2004 ganando sus primeros siete duelos tras el receso, sumando 23 victorias en los 30 encuentros de la segunda fase para obtener el 1 de la serie regular con varias jornadas de anticipación. Pero nuevamente una dolorosa caída de local y otra vez frente a Atenas lo dejó afuera de la Liga Sudamericana. El Griego se consagró campeón por tercera vez en la historia. Venció a Uberlandia de Brasil en el partido definitorio con el gran aporte de Pichi Campana en los minutos finales. 

El equipo de Oveja se midió con Belgrano en cuartos de final y lo cerró 3 a 0. En semis asomaba un rival peligroso, Obras, ya que en su plantel tenía a Leonardo Gutiérrez y a otros talentosos como Lázaro Borrell, Eduardo Dominé, Lawrence Wallace, Juan Manuel Locatelli y Pipa Gutiérrez. En el arranque de la serie, Boca hizo pesar la localia con un Paolo encendido (32) más el buen aporte de Rodríguez y Wilson para llevárselo 105-100. En el segundo, la visita tuvo un buen primer cuarto, pero después Boca no dejó dudas con un determinante 98-79 con el goleo de Wilson (28) y una defensa extraordinaria. En el tercero, Obras no contó con Borrell, pero de la mano de Leo Gutiérrez el local forzó la prórroga y se impuso 102-98 estirando la serie a un cuarto duelo. El último punto fue un partido vibrante, una batalla. El Xeneize con un Chila McCray explosivo (30), y sin Wilson, comandó el triunfo 107-101 en suplementario y aseguró el pasaje a la gran final con la serie 3 a 1.     

En esta gran final, Boca se midió con Gimnasia. El primer punto mostró a un Gimnasia batallador, que supo controlar a las figuras locales y lo cerró bien al final por 86-82. En el segundo, el reloj de 24 no funcionó, se aplicó el reglamento y la ventaja platense se extendió a 2-0.

"En la final si bien tuvimos el inconveniente del reloj de 24 y después perdimos el partido, por lo que perdimos la ventaja de localía, lo supimos dar vuelta, eso hablaba del potencial que teníamos para ganar el título. Para mí fue algo importantísimo, increíble. Algo tremendo. Ese año con Sergio (Hernández) salió todo lo que habíamos soñado desde que comenzó la temporada. Fue un grandísimo año para mí", las palabras de Paolo Quinteros

El conjunto de Oveja quería demostrar lo que habían construido hasta ese momento. El tercer encuentro mostró a un Xeneize solidario en ataque, sólido en defensa y con una gran capacidad mental para sobreponerse al 2 a 0. Con un gran aporte sobre todo desde la banca, lo ganó 89-83. En el cuarto, Boca venció por 94-89 para igualar la serie. 

En el quinto juego, Boca no contó ni con Tato Rodríguez ni con Paolo Quinteros pero se quedó con la victoria con más diferencia (82-72) de la mano de Wilson y sus 27 puntos. Ya en La Plata, a Boca no le fue fácil sin Paolo y el partido fue a dos tiempos suplementarios. Y, tras una batalla extenuante, con conversiones de McCray, Tato  Rodríguez, Leiva o Fioretti, el equipo de la Oveja ganó 113-106 en el Poli de calle 4 y levantó su segundo título de la Liga. 

Informe: Prensa AdC Fotos: Marcelo Figueras

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