LDD · 07 de Diciembre de 2021

Riachuelo

¿Quién es Yoel Cuenca?

La goleada de Riachuelo sobre Unión trajo consigo una novedad. Un jugador hizo un triple-doble. Sin pasado en selecciones nacionales formativas, sin gran altura. Aquí conoceremos al protagonista.

Venía teniendo buena participación y cada vez mayor ascendencia sobre el equipo. Era el jugador de mayor valoración de promedio y el segundo goleador. Pero lo que hizo contra Unión en Santa Fe encendió los radares.

En la goleada de Riachuelo por 98 a 68, Yoel Cuenca llegó al triple-doble gracias a sus 18 puntos, 11 rebotes y 11 asistencias. Además sumó 6 robos de balón para un total de 42 de valoración.

“Yo no soy de mirar estadísticas, no me había dado cuenta de lo que estaba pasando. No me interesan los puntos, me interesa ganar”, explica casi como carta de presentación y de identidad este base de 1,82 metros. “ Desde afuera Juampi Corbalán me dijo que estaba cerca y se dio, no lo busqué”, agrega.

Semejante actuación hizo que muchos se preguntaran sobre él.

De La Rioja capital y nacido en 1999, Yoel jugó al básquet desde chico, aunque confiesa que no era su deporte preferido: “me gustaba mucho más el fútbol, pero mi vieja se enojaba porque volvía todo golpeado, con las rodillas raspadas. Así que habló con mi papá y me empezaron a llevar a básquet también”, cuenta. La naranja lo enamoró rápido y “para los 12 o 13 años ya amaba ir a entrenar, la euforia de los partidos”. Sus primeros pasos los dio en la Dirección de Asociaciones Recreativas y Deportivas (D.A.R.D) y después en Facundo, siempre en La Rioja. “El primer entrenador que me formó dentro de la cancha fue el ‘Chivo’ Cabrera”, explica.

En plena adolescencia tuvo su primer llamado: fue reclutado por Ameghino de Villa María –cuando todavía jugaba el Torneo Federal y no avizoraba un presente como el actual-.

En Villa María Cuenca pasó dos años y medio bajo la tutela de Pablo Castro, “un entrenador cabrón que te baja los humos y si te tiene que decir las cosas, te las dice. Él me formó adentro de la cancha también, pero más todavía afuera”, reconoce y agradece el haber compartido aquellos años junto a quien aún hoy es entrenador del León. A pesar de haber pasado buenos años en Villa María, Cuenca se volvió a La Rioja. “Mi mamá tuvo a mi hermanito, yo extrañaba mucho. Hablé con el club (Ameghino) y me fui muy bien con todos”. De vuelta en La Rioja, Cuenca fue llamado por Amancay. “Jugué el Federal y la Liga local. Me fue muy bien, me quedé jugando 3 o 4 años, hasta la pandemia”, pormenoriza. Tras la suspensión de la temporada 19/20, en el verano de 2021 empezó la edición especial –con formato de sedes- de la Liga Argentina. Riachuelo de La Rioja fue uno de los debutantes. Y tras esa primera experiencia en el profesionalismo, el club fue por más. Arregló condiciones con Libertad de Sunchales y se sumó al máximo nivel del básquet profesional.

En medio del armado del equipo, sonó el teléfono de Yoel Cuenca. “Yo no lo podía creer, me llamaron para ir y jugar en la local y la Liga de Desarrollo, no para la Liga Nacional. Pero ya que me llamen para eso era como un sueño para mí”, reconoce.

Yoel tenía un sueldo por jugar para Amancay, que además le había conseguido un segundo ingreso mediante un trabajo gracias a la gestión de un dirigente. Su situación era estable, con cierto confort, si se piensa en alguien que necesita generar sustento para mantenerse. Puso todo eso en la balanza a la hora de aceptar la propuesta de Riachuelo. “Le conté a mi familia y a la gente del otro club (Amancay), donde estaba cómodo y bien. Pero yo todavía soy joven, tengo confianza en mí, creo en mis condiciones. ‘Vamos a arriesgar’, me dije. Y acá estoy”, concluye.

Sobre el cambio de ámbito para esta temporada, cuenta que “si bien yo en La Rioja tenía cierto reconocimiento, en Riachuelo llegué a entrenar y no me conocía nadie. Era como un juvenil más. Apenas vi a Martín (Leiva) pensaba ‘este jugó con Ginóbili, Scola y ahora entrena conmigo’. Lo mismo con Eric (Flor). Es el jugador más talentoso con el que me tocó entrenar, el que más fácil hace los goles. A mí me gusta defender, lo intento en los entrenamientos y siempre sorprende con algo”. El cambio de club y de división trajo consigo cambios en la vida de Cuenca. “Ahora entreno tres veces por día, me dedico de lleno a esto. Sabía que sería así cuando me pasé. Soy de cuidarme normal, no sigo una dieta. Como la comida que hace mi mamá en casa, no está la cosa en Argentina para andar eligiendo. Casi no tomo alcohol, soy de salir poco, pero cuando salgo es tranqui”, agrega.

Daniel Farabello, una gloria de la Liga Nacional, es su entrenador en la Liga de Desarrollo. Farabello fue uno de los jugadores más exquisitos de su época. Jugaba de base con elegancia y eficacia, y también podía correrse como escolta si hacía falta. Conoce todos los secretos de su puesto, y del básquet en general. Sin embargo, no todo empezó color de rosas entre ambos: “al principio no me llevaba mucho, sentía que me retaba mucho. Pero hoy día charlamos mucho, me da mucha confianza. Me habla mucho. Cuando me levanto para entrenar con Liga de Desarrollo me levanto feliz, sabiendo que voy a aprender algo”, reconoce Cuenca. Y amplía: “Estoy tan contento de tener a Farabello… Todos los días aprendés algo, es impresionante lo que sabe de básquet”.

“Si bien a mí me habían llamado para jugar la (Liga) local y la Liga de Desarrollo, yo me había puesto como desafío que me llamen a entrenar con la Liga Nacional. Eso ya lo cumplí”, se entusiasma. Claro, no sólo entrena con la Liga Nacional, ya debutó en la máxima categoría. Es cierto, fue apenas un ratito de un partido, pero para Yoel Cuenca fue más que tocar el cielo con las manos. “No estaba nervioso, cuando entré y vi la cancha llena dije ‘esto es para mí, lo que quiero para mi vida’. Llegué a casa y me abracé con mi viejo entre lágrimas”, ahonda.

La vuelta del máximo nivel del profesionalismo a La Rioja tras dos décadas le devolvió a muchos jugadores, en el contexto de la extensa geografía argentina (el octavo país más grande del mundo), la posibilidad de desarrollarse y mostrarse en la elite. El primero fue Yoel Cuenca.

Muchas de las historias de los deportistas que se sacrifican y luchan están llenas de obstáculos. Por más méritos que se hagan, lo que hace el quiebre es cuando aparece la chance. ¿Hubiera habido una oportunidad para él si no se acercaba la competencia hasta allí?

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