Intensidad in extremis. Vocación absoluta por el entramado colectivo, con un poder de esfuerzo indescriptible. Martín Franchino se constituye en una pieza codiciada, por su energía inagotable y su evolución constante, esa que lo impulsó a sumar herramientas a su innata movilidad cerca del canasto para desenvolverse con eficiencia de frente y optimizar hasta su lanzamiento desde Saturno.  

El hombre nacido en Lanús ratificó su vínculo poderoso con el Granate al renovar su relación contractual por quinto año consecutivo, con lo que se convirtió en el único mayor que permanece en la estructura de la última temporada. Así, el Melli extenderá su estadía en la institución, a la que arribó a mediados de 2018 para disputar el Torneo Federal. 

En la última edición de la Liga Argentina, Martín atravesó algunos contratiempos, con lesiones que lo alejaron algunas semanas del parquet, pero igualmente corroboró sus credenciales con una media muy interesante de 9.3 puntos, 7.5 rebotes, 36.5% en triples (1.3/3.6), 56.45 en dobles, 12.1 de valoración en 25 minutos. 

La singularidad de volver a caminar esos recovecos, de conocer hasta el más mínimo detalle de esa casa, lo constituyen a Franchino en un líder para este modelo de Lanús, que comandará Sebastián Saborido, y que se configura con las piezas nuevas de Alejo Britos, Lucas Gorosterazú, Sebastián Bruera y Santiago Bruera. Además de las continuidades de los jóvenes Mariano Gago, Augusto Roveres, Lucas Di Muccio, Alejo Zielinsky, Alejo Sacchi, y también los retornos de los U23 Mauricio Marín Lucero y Federico Castiarena.

 

Se le nota el entusiasmo, le brota por los poros y se le percibe en la voz. Así camina Franchino por estas semanas previas al debut. “Cuando renové por cuarto año seguido estaba muy contento y ahora estoy muy orgulloso de poder estar cinco años en un club como Lanús. Cualquier persona que entiende de básquet sabe que es un club grande y estar tantos años acá no es algo de todos los días”, exteriorizó con total convencimiento y motorizado en emociones positivas.

A la hora de mirar por el espejo retrovisor, en revisar esta historia tan especial de un jugador que nadaba con felicidad por el básquet de FEBAMBA sin la desesperación de intervenir en el profesionalismo, Martín reflexionó: “Encima miro para atrás y me veo a mi de 23 años arreglando mi primer contrato con Lanús y no me lo creo, tengo 29 ahora”. Incluso la configuración de una plantilla con muchos jóvenes lo impulsó a un rasgos distintivo: “Soy de los jugadores más grandes del plantel. Es impresionante las cosas que me pasaron dentro del club”. 

Su nivel siempre rendidor, así como la optimización de sus recursos, lo catapultaron a recibir ofertas de la Liga Nacional. Empero, en su fuero interno tallaron otros factores para quedarse en el Granate. “Las cosas que me da Lanús a mi no me lo da ningún otro equipo y si a ellos les sigo interesando voy a continuar acá”, confesó.

A la hora de analizar el elenco que afina su configuración, que trabaja en el ensamble de las piezas, Martín opinó con mucho fervor: “Estoy super entusiasmado con el equipo, que es muy joven, que tiene muchas ganas, que entrena con mucha dedicación, con mucho esfuerzo”.

 

Siempre atento a todo lo que lo rodea, no solo focaliza sus energías en su trabajo y sus obligaciones, sino que exhibe un interés por adquirir siempre más conocimientos. Por eso, el ala pivote absorbe como una esponja nueva todo lo vinculado a lo táctico. En ese sentido, Franchino compartió su visión del estilo de Saborido: “Viene super bien la adaptación, los entrenamientos están muy buenos, hay una filosofía de juego distinta al año pasado. Muy dinámico, somos todos jóvenes, apuesta mucho a los chicos del club, que a mi me parecen unos jugadorazos, eso está buenísimo. Es un juego más de comportamientos, muy dinámico”. 

Informe: Prensa Lanús.