Liga Argentina · 30 de Julio de 2021
Dos proyectos, dos DT jóvenes y gran sentido de pertenencia
Las Finales enfrentarán a dos clubes con similitudes en sus programas de trabajo y un núcleo duro de integrantes representativos. Juan Ponce y Lisandro De Tomasi explican las idiosincrasias de ambos.
Por Juan Martinich
En líneas generales el apremio domina la escena deportiva, la búsqueda de los resultados impulsa a la escasez de paciencia y a la poca apuesta por la construcción de una planificación a mediano plazo. Sin embargo, existen casos que caminan por otro sendero y que ratifican que es posible, como Unión de Santa Fe y Villa Mitre de Bahía Blanca.
Los protagonistas de las Finales de la Liga Argentina, que comenzarán el domingo, poseen una traza que los atraviesa y que los emparenta en diversas aristas. Por un lado, el trabajo mancomunado en el seno de los clubes, por otro el sostén a cuerpos técnicos de la casa, y jóvenes, como Juan Francisco Ponce y Lisandro De Tomasi.
Además, el Tricolor y el Tatengue representan a ciudades con enorme arraigo con el básquet, y en sus plantillas disponen de muchos oriundos de la zona, lo que le aporta otro plus a este choque electrizante. Y como si fuese poco, las dos instituciones pugnarán por subir a la élite, un sueño para los bahienses por tratarse de la primera vez; y para los santafesinos signifacaría retornar después de 34 años.
Prensa AdC hurgó en las piedras basales de estos dos proyectos y dialogó con los entrenadores, que aceptaron el reto de compartir las sensaciones particulares, y especiales, que corren en las entidades y las comunidades.
Procesos por sobre campañas
Juan Ponce aterrizó en Unión en 2013, una eternidad ya, tras su desarrollo en Banco Provincial de Santa Fe, donde dirigió a unos pequeñitos Fernando Zurbriggen, Mauro Cosolito, Carlos Buemo, Matías Borsatti y más. En el Tatengue transitó por diversas funciones, desde participar en la formación de muchos de los jóvenes del actual plantel, así como ejecutar el rol de asistente técnico en varios procesos como el de Juan Siemienczuk y Daniel Beltramo. El entrenador, de 34 años, protagoniza su segunda temporada al frente, además de un interinato de 24 partidos en la 2017/18.
A la hora de ponderar los eslabones de este presente del Tatengue, el coach enumera: “Es una alegría estar en esta instancia y ser partícipe de un proceso de desarrollo de los jugadores, no solo en lo deportivo sino en lo intelectual, dentro de un programa de trabajo generado por el club. Es un recorrido que hoy acompañamos con resultados, pero que temporada a temporada ha dado muestras de crecimiento y maduración. El club año a año demostró evolución no solo deportivo, sino en lo organizativo y estructural, que son bases sólidas para hoy poder encarar un tipo de competencia de élite”.
Lisandro Di Tomasi posee un lazo visceral con Villa Mitre, ahí correteó en su infancia con el softbol como aliciente, y además porque toda su familia practicó ese deporte, así como sienten al Tricolor en el corazón. Por eso cuenta: “Mis viejos son fanáticos de toda la vida, viven a cuatro cuadras de la cancha, mi papá es de esos hinchas de antes que juega cualquier disciplina y está ahí, conoce a todo el mundo. Tiene un tinte especial mi vínculo con el club va más allá de lo deportivo solamente”.
A partir de 2015, el entrenador cruzó su camino con la institución en lo profesional como asistente de Ariel Ugolini, hasta que la pasada temporada aceptó el reto de asumir como head coach. Por eso experimentó desde adentro la proyección que sigue el club: “En Villa Mitre va todo de la mano, desde las metas claras de llevar adelante el proyecto, el crecimiento en infraestructura y lo deportivo que acompaña todo eso. Cuando las cosas están en orden, fluyen y en algún momento el resultado viene. Tal vez llegó un poco antes de lo pensado participar de una final por el ascenso, pero siempre estuvo claro a dónde se quiere apuntar”.
El sentido de pertenencia
En el Tatengue se ha apostado a un trabajo sostenido de desarrollo de jugadores, que hoy rinden sus frutos con elementos claves como Andrés Jaime, Jordi Godoy, Matías Borsatti, Pablo Bandeo. Además de la condición de muchos oriundos de la capital santafesina. Por eso, los años en los recovecos del Ángel Malvecino originan un plus.
Ponce lo explica: ”La identidad y la pertenencia que se ha generado desde los jugadores, cuerpo técnico para con la institución es uno de los lazos más importantes, que habla del respeto de ambas partes y también de habernos dado el privilegio de tener ciertas responsabilidades y tareas a lo largo de estos años. Hemos cumplido y crecido a la vez. Esa relación de fidelidad entre el club y nosotros, que somos los actores, hace que uno se identifique con el club”.
En Villa Mitre se exacerba esa mancomunión, por la particularidad de un núcleo que juega juntos hace varios años, que son bahienses, o radicados hace mucho tiempo, y por la mítica emoción que despierta el básquet en esa ciudad.
Lisandro aporta argumentos y retrata lo que se vive: “Esto que logramos hace que mucha gente de Bahía se sienta muy identificada, porque tenemos un sentido de pertenencia muy grande con el club y con el básquet de la ciudad, por cómo está conformado el equipo”.
Además, en los Guerreros se conjuga el factor de los mayores que se dedican a otras actividades profesionales, con la valioso esencia de cuajar agendas y una mancomunión grupal de mucha claridad en cuanto los sueños. “Tenemos un plus que no es el conocimiento de la base del plantel, sino el espíritu amateur y ese hambre que para nosotros ganar tiene un sabor doble”, razona.
El empuje de las ciudades
Transitar el campo de instancias encumbradas, dominar las conferencias y abrir las puertas a la tierra soñada de la gran definición por el ascenso edificó una revolución en Santa Fe y en Bahía Blanca. Dos metrópolis populosas, de fervor deportivo.
Solo restan unos días para el salto inicial de la serie más anhelada, esa batalla que derivará en la felicidad gigante de escalar a la élite del básquetbol argentino. ¿Qué ambiente se respira alrededor de los dos planteles?
Juanfra describe lo que vibra en suelo santafesino: “En la ciudad se ha despertado una expectativa muy linda, con el paso del equipo en las distintas instancias eso aumenta un poco más. El club siempre ha pensado al básquet en su conjunto y ha colaborado en relación a ello, por eso llega el apoyo de muchas instituciones. Unión es un club muy importante de la región y hay un clima muy lindo”.
En Bahía también se percibe en la atmósfera la exaltación por este presente, sobre todo en un terruño tan avezado en la materia de la pelota naranja. Por eso, Lisandro detalla: “Tanto los dirigentes como allegados están con mucha expectación y ansiedad, nos manifiestan el apoyo permanentemente. Nos hacen sentir que quieren que entremos en la historia del club y sobre todo que alcancemos la gloria y la vamos a ir a buscar”.
Las sensaciones personales
Tanto Ponce como De Tomasi se emparentan en su condición de jóvenes, de profesionales que caminaron por la asistencia técnica y que experimentan sus primeras funciones como comandantes del barco. Por eso las vibraciones en sus fibras íntimas se asemejan en este escenario magnánimo de batallar por un ascenso.
El santafesino manifiesta su percepción de este desafío: “La satisfacción es muy grande desde el llamado de Siemienczuk, Tettamanti y los dirigentes para ser parte del programa. El club me posibilitó desarrollarme como entrenador y también dentro del ámbito profesional. Es una alegría y responsabilidad que me hayan dado el privilegio de conducir el equipo”.
Por su parte, Lichi también navega por aguas de enormes emociones, por eso asevera: “Es una alegría como entrenador joven poder dirigir a un equipo que ha sido muy compacto, que pudo plasmar la idea de juego y que eso nos de la posibilidad de competir por un ascenso. Estoy tranquilo, aunque con las horas ira subiendo la ansiedad y la adrenalina”.
Un pantallazo de la final
El Templo del Rock aguarda recepcionar en sus listones a este duelo apasionante. El primer round ya se avista en el horizonte inmediato, por eso ambos cuerpos técnicos intensifican el estudio del oponente y la planificación de la serie.
Por el rincón de Unión, Ponce comparte: “Esta semana hubo una evaluación del último paso por los playoffs de la Norte, así como un trabajo de recuperación de los jugadores, que disputaron 8 partidos en 15 días. Además,
tareas para seguir consolidando nuestras herramientas. En cuanto al rival hay un análisis de sus individualidades, juego colectivo, sus virtudes y defectos. Sabemos que es un club importante, con una base e identidad, un entrenador que mantiene una idea y la sigue desarrollando. Buscaremos los medios para prevalecer nuestras virtudes”.
De Tomasi se sumergió en un pronóstico de la oposición de identidades que puede brindar la serie: “Considero que va a ser un choque de estilos la final, Unión intentando correr la cancha, nosotros con un juego más de pases, ellos con una rotación más larga y nosotros con una más corta. El que logre imponer su manera de jugar, va a ser el que pueda sacar más rédito”.