LNB · 26 de Junio de 2020
Fernando Malara y su recuerdo de Estudiantes
Fernando Malara nació en San Isidro, Capital Federal, pero desde hace cinco años está radicado en Concordia donde disputó sus últimas temporadas como profesional. En las temporadas 2015-2016 y 2016-2017 defendió la camiseta de Estudiantes. En un nuevo episodio de #VivoVerde habló sobre su carrera y de su paso por el club.
En diálogo con #VivoVerde, el ex alero de Boca y Atenas, entre otros clubes, recordó cómo fue su llegada al “Verde”: “Ya estaba en Olímpico de La Banda, donde estuve tres temporadas, y me da Atenas la posibilidad de volver a jugar en Córdoba donde ya estaba radicado con mi casa y pensando en jugar los últimos años ahí. Resulta que, por estas cosas del deporte, con Atenas a mitad de temporada rescindimos el contrato y después me fui a Regatas de Corrientes. Terminada esa temporada apareció Estudiantes en carpeta”, contó.
Vive hace 5 años en Concordia
“Resulta que me ficha Estudiantes y, a los 15 días de haber llegado a la ciudad, tengo una lesión bastante importante en el pecho. Me opero acá en Concordia, me pierdo la mitad de la temporada y en esos 5 ó 6 meses que estuve rehabilitándome empecé a armar y preparar un poco el terreno”, recordó al explicar por qué hoy con su esposa e hijas vive en la ciudad cabecera de la costa entrerriana del río Uruguay.
Destacó que, mientras se recuperaba para volver al primer equipo del Club Estudiantes “conocí gente que, hoy en día, uno de ellos es mi socio y después empecé a ver en Concordia la posibilidad de que mi familia venga porque veía un lugar donde podía criar a mis hijas y teníamos, junto con mi esposa, salidas laborales o posibilidades de hacer cosas”.
“Pensé, bueno, Concordia es el lugar donde puedo quedarme, donde me puedo instalar y probar más que nada. Se dio todo bastante bien. Hoy en día, ya hace 5 años que estoy en la ciudad. Tengo mi casa, mi trabajo, mi señora también está trabajando, las nenas van al colegio y tienen sus actividades. He hecho grupos de amigos y se da un poco eso”, destacó el actual coordinador y entrenador de básquet del Club Hípico Concordia.
“Por suerte donde hemos estado siempre hemos hecho lazos muy fuertes en amistades y tengo amigos en Mar del Plata, Santiago del Estero, Córdoba”, contó y añadió: “Acá en Concordia pasó exactamente lo mismo: la gente me abrió las puertas de su casa, empecé a conocer gente que hoy en día son mis amigos y mi entorno. Ella me acompañó y me siguió con la idea de buscar algo nuevo, de buscar un lugar donde instalarnos y hacer una base como familia”.
El repaso de las dos temporadas en el Verde
Consultado por el balance de la temporada 2015-2016, dijo: “Como jugador, y sabiendo que hay gente detrás del armado del equipo, un entrenador, dirigentes que hacen un esfuerzo, por ahí el haberme lesionado tan temprano no es que me generaba culpa sino la obligación de volver cuanto antes y de la mejor manera. Así fue que lo hice. Acá me trataron muy bien, me operé en Concordia, me rehabilité con un kinesiólogo de acá de Concordia, con el que hoy en día también tengo una amistad”.
“Volví a jugar después del receso de las fiestas y traté de hacerlo de la mejor manera posible. Traté de dar el máximo para ayudar al equipo en ese momento. En esa segunda mitad tuve participación y, ya al año siguiente, repito nuevamente equipo donde por ahí no estaba en los planes repetir pero un día 11:30 ó 12 de la noche me tocó timbre Hernán Laginestra y me dijo que quería contar conmigo para esa temporada”.
Y entonces contó una anécdota poco conocida hasta ese momento: “Yo ya me estaba por acostar porque las nenas iban al colegio temprano. Me estaba lavando los dientes, me tocan el timbre y mi esposa se asomó por el balcón. Me dice: es Lagi. Le digo: ¿Quién?. Es Hernán Laginestra. Y le digo: ¿uhh, qué pasó? Ahí bajé, la abrí la puerta de mi casa y le expliqué que ya me estaba por acostar. Tuvimos una charla breve, porque ya nos conocíamos, y me dijo que quería que sea parte del equipo de esa temporada y así fue. Al día siguiente ya estaba listo para entrenar”, precisó.
“No era mi idea retirarme tan temprano. A mi entender todavía tenía ganas, energía y podía brindarle cosas al básquet. Fue medio raro y empecé esa temporada. No me tocó jugar, excepto algunos partidos pero yo hacía una semana normal de entrenamientos, trataba de ponerme bien físicamente. Estar técnica y tácticamente concentrado en lo que Hernán me pedía y, jugando pocos o muchos minutos, yo trataba de hacerlo de la mejor manera posible, como lo hice en todos los equipos que estuve. Esa fue la segunda temporada en Estudiantes”, contó.
“Uno siempre que ficha en un equipo no tiene idea de que va a tener poca participación dentro de la cancha pero me tocó, me pasó y la verdad que traté de tomarlo por el lado positivo y pensar de qué manera podía hacerle bien al equipo. Si no era participando en el juego, sí en los entrenamientos estar a disposición del cuerpo técnico, de mis compañeros y ayudar, desde mi experiencia, a transmitir a los jugadores más jóvenes. Ese fue mi lugar”, cerró quien luego disputó una campaña del Torneo Federal con el Centro Ex Alumnos Capuchinos.
Su relación con Diego Osella
El multicampeón cordobés Diego Osella, recordado ala pivot de Atenas de Córdoba y de la selección argentina de básquet, es uno de los mejores amigos que hoy tiene “Negro” Malara. Compartió temporadas precisamente en “El Griego”, donde Osella cosechó el récord aún vigente de ser el máximo rebotero.
“En el caso de Diego somos como familia. Diego es bastante perro verde para hacer amistades. Muy para adentro, callado, reservado. De a poquito nos empezamos a conocer con su familia, con su esposa. En esa época no teníamos hijos pero adopté a los hijos de él, los adoptamos como sobrinos. De hecho, mi esposa es la madrina de la nena más chica de Diego”, contó Malara.
Destacó que están en “continua comunicación. Diego se viene de Córdoba para ir a veranear a Brasil y ha pasado por Concordia varias veces, de ida y vuelta, corta camino y se queda 1 ó 2 días: comemos un asado, comemos un pescado y después sigue. Siempre estuvimos en contacto”.
Jugadores y entrenadores recordados por él
“Fueron muchos años, casi 20 jugando Liga Nacional y he recorrido muchos equipos. Cuando yo empecé jugué con Cortijo, sus últimos años, y terminé en algunos equipos como Lanús con Nico Laprovittola o en Peñarol con Campazzo. He jugado con muchos”, mencionó a la hora de hacer referencias a grandes bases de la primera división del básquet nacional.
Y entonces habló de un entrerriano: Paolo Quinteros. “Compartimos equipos en Boca, por 3 años. Creo que todos ya saben lo que es como jugador, pero la verdad que es envidiable el nivel de profesionalismo que tiene y no por nada sigue jugando a su edad. No por nada ha logrado y llegado a ser el jugador que es”.
“Muchos lo dimensionamos por lo que ha jugado en La Liga Nacional pero con la selección argentina también ha sido de los mejores que han vestido esa camiseta, más allá de lo que todos pueden hablar de la Generación Dorada. Tuve la suerte de compartir equipo con él y su nivel de profesionalismo y su manera de trabajar es envidiable. Es un espejo que muchos tendrían que seguir”, elogió.
De los que los dirigieron elogió: “Tuve grandes entrenadores. No sé si es suerte, casualidad o qué pero he tenido desde Rubén Magnano en las selecciones juveniles, al Oveja (Sergio Hernández), a Silvio Santander. He trabajado con grandes entrenadores a nivel mundial. Eso te marca o te deja una huella que muchas veces te sirve en el caso de que sigas relacionado con el básquet o con cosas de la vida. Te marcan una huella importante”, aseguró.
Informe: Prensa Estudiantes