Con la llegada del Club Atlético Riachuelo a la Liga Nacional de Básquet en la temporada 2020/21, la provincia de La Rioja volvió a brillar en la élite nacional tras 18 años de ausencia que le sucedieron a la gloriosa época de Andino en la categoría. Desde su debut, el proyecto eterno, que apostó desde el día uno por una propuesta deportiva, social y cultural integral, irrumpió con fuerza en la competencia. En su primera incursión se posicionó entre los mejores 12 equipos y este año se superó ampliamente al ubicarse entre los 8 primeros.

Durante esta temporada el crecimiento deportivo de Riachuelo estuvo acompañado de muchos otros logros institucionales que se fueron concretando: la expansión de las categorías formativas, la adquisición del nuevo predio deportivo, la destacada participación del equipo juvenil en la Liga de Desarrollo que terminó en el 6° puesto y clasificó al Final Four del circuito 3x3, entre otros.

Luego de sus primeros pasos durante el 2021, atravesados por la pandemia, la institución riojana demostró una gran capacidad de trabajo en todos los ámbitos que la hicieron merecedora de mantener su plaza en la categoría. Tras realizar una campaña satisfactoria en su primera experiencia en la Liga, en esta edición Riachuelo se propuso dar un paso más y lo consiguió.

Esta superación tiene detrás un enorme trabajo que inició en septiembre del 2022. Manteniendo el mismo cuerpo técnico de su primer año en la competencia, con una plantilla de jugadores renovada casi en su totalidad, fue el primer equipo en iniciar con el trabajo de pretemporada. Sin embargo, los resultados de la primera etapa de la fase regular no fueron los esperados: bajo la conducción de Daniel Farabello, el equipo acumuló un récord 4-8. La situación cambió radicalmente luego del receso por las fiestas, en enero del 2023 con la llegada de Sebastián González quien asumió el cargo de director técnico y presentó un plan de reestructuración. Lógicamente, el cambio de entrenador en medio del torneo fue un gran desafío que el grupo debió afrontar, pero poco a poco los resultados empezaron a mejorar y así se renovó la ilusión.

En la era liderada por González, Riachuelo disputó 26 partidos de los cuales ganó 16 y perdió 10. El equipo necesitó cuatro encuentros, en los cuales obtuvo una victoria y tres derrotas, para acomodarse y dar vuelta la página por completo para comenzar a escribir una nueva historia. Así el 27 de enero, con el triunfo frente a Olímpico en el Superdomo, Riachuelo inauguró una gran racha que le permitió recuperar la localía y empezar a escalar posiciones para salir del fondo de la tabla.

La fortaleza eterna

Las 11 victorias seguidas en el Superdomo renovaron los aires del equipo que, ubicado ya casi en la mitad de la tabla, empezó a ver el sueño de competir en los playoffs cada vez más cercano. Sin dudas, a lo largo de ese camino, una de las mayores fortalezas con las que contó el grupo fue el apoyo de la gente. Y es que las victorias no solo fueron dentro de la cancha, sino también afuera: en cada oportunidad que la agenda de partidos permitió, la institución abrió espacios para fortalecer los lazos entre el plantel y el público que empezó a identificarse cada vez más con el trabajo que se estaba realizando.

En el plano deportivo, uno de los grandes momentos de la temporada fue el triunfo del 19 de abril ante Unión de Santa Fe, en condición de visitante, que le otorgó al club el pase a la segunda ronda de la competencia, luego de posicionarse en el 11° puesto, acumulando un balance 20-18 a lo largo de la fase regular. En ese momento la marca de la temporada debut ya estaba superada, pero todavía restaban por escribirse los capítulos más intensos y emocionantes.

Los Playoffs

La etapa de Reclasificación quedará en la memoria y el corazón de todos los integrantes de la institución. El primer gran hito histórico estuvo en la serie por playoffs frente a Olímpico de La Banda: el Eterno quebró la ventaja de localía del conjunto bandeño, que culminó la primera ronda en el 5° puesto, al ganar los dos primeros puntos en el Vicente Rosales de Santiago del Estero (89-73 y 80-70). Cuando llegó el momento del disputar el tercer juego, La Rioja celebró por lo alto la llegada de la llave a la provincia: el público vistió el Superdomo de color y marcó récord de asistencia a un partido de Liga. A pesar de que en esa oportunidad el triunfo fue para Olímpico (82 a 74), la clasificación a los cuartos de final llegó con la victoria en el cuarto duelo por 103 a 88, también engalanada por un estadio colmado.

Más allá del desenlace, el otro gran hito fue la serie por los cuartos de final. El desafío para el equipo aumentó por la calidad del equipo al que enfrentó: nada más ni nada menos que Instituto, el último campeón y líder absoluto de la temporada. El resultado final por 3 a 1 a favor de la Gloria, pero la actuación de Riachuelo estuvo a la altura de las circunstancias ya que dio pelea hasta el final y estiró la serie al cuarto juego. Instituto ganó los dos primeros puntos en Córdoba (85 a 74 y 94 a 83), pero antes del triunfo que le otorgó el pase a las semifinales (en el cuarto juego por 100 a 93), el conjunto riojano logró quedarse con una enorme victoria en el tercer duelo (100 a 97) la que, una vez más, estuvo acompañada por el calor del público que volvió a llenar la cancha.

Informe y fotos: Prensa Club Atlético Riachuelo de La Rioja.