Uno de los históricos del básquet argentino, el segundo más ganador junto a San Lorenzo y apenas por detrás de Atenas, intentará recuperar el protagonismo perdido después de una temporada en la que quedó fuera de la zona de Playoffs. No será una tarea sencilla para el club marplatense, aunque el Súper 20 le permitirá probar piezas, trabajar en su estilo y afianzar una rotación pensando en la Liga Nacional. 

El objetivo inmediato y primario será volver a ser competitivos. Las sensaciones de la última campaña no fueron las mejores y en las entrañas del Milrayita sueñan con los Playoffs pero saben que la competencia, en una Liga en la que muchos equipos se armaron para ser protagonistas, será encarnizada. El primer certamen del nuevo año calendario será un banco de pruebas para detectar el nivel real de su plantel y realizar algunos ajustes e incluso evaluar nuevas incorporaciones. 

Sin una chequera muy abultada y con dificultades para incorporar en un mercado complicado, la renovación de Leandro Ramella es un buen síntoma que le da estabilidad a un banco convulsionado durante los últimos tiempos. Si bien el desenlace no fue el ideal, Peñarol mostró una mejoría a partir del cambio de entrenador. Con una larga tradición en el trabajo con jóvenes, la presencia del coach le permitirá potenciar a los valores que podrían darle un salto de calidad a su fisonomía. Peñarol sueña con volver a una instancia que protagonizó por última vez en 2017-18 y sepultar definitivamente sus últimos años de ostracismo. 

Leandro Ramella 

Llegó durante la temporada pasada después de la desvinculación de Carlos Romano. Ramella cosechó nueve victorias y once derrotas al frente del Milrayita pero su producción no fue suficiente para encauzar una campaña que había comenzado torcida con un récord negativo de 6-11. Más allá del agrio final, Peñarol mostró un crecimiento evidente bajo su conducción que convenció a los dirigentes de extender su contrato por una temporada más. 

Ramella es protagonista de un hito histórico al haberse convertido en el primer entrenador marplatense -y el segundo en la historia de la Liga Nacional detrás de Horacio Seguí, en dirigir tanto a Quilmes como a Peñarol. Será su séptima campaña como entrenador principal tras haber protagonizado tres en Quilmes, una en La Unión de Formosa y una en San Martín que no llegó a concluir. 

Con una larga tradición en el manejo, desarrollo y evolución de los jóvenes, Ramella parece el hombre indicado para este momento de un Peñarol que reúne a varios prospectos interesantes como Tomás Monacchi y Joaquín Valinotti. La nueva versión de su Peñarol intentará mantener el sacrificio defensivo como un atributo inmejorable y, a partir de las contrataciones, darle un salto de calidad a una ofensiva que no ha sido el punto más destacado de su etapa al frente del club. 

Mariano Rodríguez es un pilar fundamental de su cuerpo técnico, el asistente principal que secunda Tomás Sirochinsky. El preparador físico es Ramiro Peragallo, de larga experiencia en la Liga Nacional que eligió sumarse a la estructura Milrayita. Martín Paredes es el médico y conforma el equipo de profesionales de la salud junto a los kinesiólogos Luciano Gáspari y Fabián Plaza Palacio.  

Altas: Al Thornton (Aguada, Uruguay), Federico Marín (Hebraica, Uruguay), Bruno Sansimoni (Hispano Americano), Carlos Buemo (Hispano Americano) y Phillip Locket (Platense). 

Bajas: Franco Pennacchiotti (Club Ourense Baloncesto, España), Diego Gerbaudo (Atenas), Santiago Vaulet (Mosir Krosno, Polonia), Guido Mariani (Hispano Americano) y Matías Sandes (San Lorenzo). 

Siguen: Joaquín Valinotti, Tomás Monacchi, Lucas Gorosterrazú, Thiago Dasso y Nicolás Franco. 

Mercado de pases agitado en la ciudad costera de Mar del Plata. El Milrayita sufrió un éxodo de varios de los nombres más resonantes de su plantel con las partidas de Pennachiotti, premiado como el jugador revelación de la última campaña, Gerbaudo, Vaulet, Sandes y Mariani. 

Como aspecto más positivo, las renovaciones de dos jóvenes baluartes como Valinotti y Monacchi fueron grandes noticias para un equipo que también deposita sus esperanzas en el tridente conformado por Goresterrazú, Dasso y Franco. Tal como reconoció Ramella durante la pretemporada, el armado del plantel no fue sencillo en un mercado complicado y con una chequera limitada a su disposición. 

Aún así, y pese a las ideas y vueltas en relación a la frustrada contratación de Pablo Espinoza, Peñarol fue capaz de encontrar algunos nombres interesantes que intentará adaptar rápidamente. El nombre más rutilante es el del histórico Federico Marín, un ex Quilmes que es hombre de confianza de Ramella por sus días juntos en el Cervecero. El Pájaro, pretendido por varios equipos de la Liga, se reunirá con su antiguo DT en después de un año en el que vistió la camiseta de La Unión de Formosa y de Hebraica de Uruguay, donde promedió 21.8 puntos, 3.3 rebotes y 2.3 asistencias. Con sus 39 años, Marín asumirá el rol de referente y líder de un equipo joven. 

Las contrataciones de Sansimoni -ex Boca e Hispano-, el probado Buemo que se lució como escolta en la última campaña y el impacto de Locket intentarán ayudar a la causa de un Milrayita que esperará encontrarse con un Thornton vigente para ir en busca de un objetivo que persigue hace varios años: volver a la postemporada.