Informes Especiales · 20 de Marzo de 2020

Ferro

Ferro, el primer campeón que marcó la historia

En esta nueva sección nos adentramos en los comienzos de nuestra competencia. En la entrega número uno, el primer campeón Ferro en 1985 y los siguientes títulos de 1986 y 1989. El recuerdo de las finales en la voz de los propios protagonistas.

Por Noelia Ortmann

El sueño de la primera Liga Nacional comenzó con 16 equipos allá por 1985. Para ser más exactos el 26 de abril de ese año fue la fecha del primer partido entre San Lorenzo y Argentino de Firmat con el salto inaugural simbólico tan recordado por todos al mando del gran León Najnudel. El sistema de competencia constaba de dos fases. Finalizada la segunda, Ferro se quedó con el número uno de la tabla general, en Cuartos venció a Sport Club (2 a 1) y llegó a aquella primera final tras superar 2 a 1 a Estudiantes de Bahía Blanca en Semifinales.

El equipo de Caballito contaba con, el que muchos coinciden, el mejor base de la historia del básquet argentino, Miguel Cortijo; Gabriel Darrás, Sebastián Uranga, Diego Maggi, Javier Maretto, Orlando Tourn, Hugo Belli y Gerardo Riccardi. Comenzó la competencia con Alonzo McFarland y Brent Tillman, que luego no continuaron en el equipo. Más tarde se sumó Glenn Mosley. El segundo extranjero que completó el plantel fue Ron Charles.

El primer juego de una serie final en la historia de La Liga Nacional tenía fecha y lugar: 13 de diciembre en Córdoba. El Estadio Colegio Sagrado Corazón de María sería testigo de este encuentro inicial, donde Atenas mantenía invicta su localía de 17 partidos en la temporada. El Griego se quedó con ese duelo por la mínima diferencia (73 a 72). Ya en Caballito en el Estadio Héctor Etchart, Ferro obtuvo la victoria en el segundo encuentro por 77 a 71 y en el tercero se consagró campeón tras vencer a Atenas por 95 a 86.

Luis Martínez, el entrenador del Ferro campeón, rememora aquella Liga: "Sobre la primera Liga recuerdo que fue muy emocionante ya que Ferro venía preparándose hacía mucho tiempo para ello. Tanto fue así que el año anterior al inicio de La Liga, en 1984, jugamos el campeonato Argentino de Clubes sin extranjeros para poder elegir las seis fichas nacionales con las que jugáramos la primer Liga del 85 y ahí si con dos extranjeros para cubrir las ocho fichas mayores permitidas. Eso más los excelentes juveniles que teníamos nos permitió armar un equipo muy competitivo para ganar el torneo. La final se jugaba al mejor de tres partidos y por problemas de costos el primer juego era en cancha del equipo de peor récord para en caso de haber empate en el segundo, el tercer juego hacerlo también en la cancha del mejor récord. Y así ocurrió, perdimos en Atenas donde jugamos sin Glenn Mosley que en Córdoba se negó a jugar porque solicitó un dinero extra que Ferro se negó (con toda razón) a pagar y perdimos por un punto. La revancha se jugó en Ferro con mucha presión ya que estábamos obligados a ganar para forzar un tercer juego. Las cosas salieron bien, ganamos por buena diferencia ese partido y fuimos al tercero. Ese fue un partido muy difícil ya que al final del primer tiempo perdíamos por 12 puntos pero se pudo dar vuelta y Ferro fue, es y será el primer campeón de La Liga Nacional". 

El base y la gran figura de Ferro, Miguel Cortijo, recuerda aquellos inicios de la primera Liga Nacional: "La primera Liga fue todo un proceso, donde León venía trabajando con mucha gente para tener una competencia federal. León era un entrenador capacitado y muy comprometido con la actividad. Buscaba formar primero buenas personas antes que jugadores. Con Atenas era un clásico. Éramos muy parejos, nos conocíamos mucho. Tenían una localía muy fuerte y nosotros también en Capital. Los partidos mismos eran de rachas cambiantes, se definían por detalles. Fue una final muy competitiva. La gente se llevaba una buena imagen del espectáculo. Con Marcelo (Milanesio) teníamos una buena relación, siempre con respeto, competitivos los dos. Nosotros no nos apartábamos de lo que teníamos que hacer, que era hacer lo mejor para cada equipo". 

Otra de las piezas importantes de aquel primer Ferro campeón fue Gabriel Darrás: "El campeonato del 85 lo recuerdo como la concreción de un proyecto de vida que arrancó con la aventura de irme a los 16 años de mi casa, de Santa Fe a Buenos Aires, algo poco habitual por los años 80. Fui en búsqueda del único plan de vida que soñaba cumplir y que era ser jugador de básquet y lograr vivir del deporte profesionalmente. Sinceramente, por entonces no tenía Plan B , amaba mucho lo que hacía. La foto de los festejos del título abrazado con Seba Uranga en andas por el Etchart la guardo en papel y en mi corazón. Esa era la primera Liga, era el lugar y el momento justo para coronar tanto esfuerzos e ilusiones y transformarlo en una realidad y se nos dio. Ferro salió campeón con un equipo de 22 o 23 años de promedio y nuestra fortazeza era conocernos mucho y sentirnos en familia. Guiados por Miguel Cortijo, un líder único en su estilo, humilde y generoso, ejemplo de deportista a imitar; hay que destacar que había un contexto institucional que transformaba al Ferro de aquellos días en una escuela de formación para toda la vida. Se respiraba la misma filosofía deportiva en cada rincón del club, un pensamiento común entre las diferentes disciplinas. Ferro fue una institución deportiva-educativa que cobijaba a talentos deportivos de todo el interior del país bajo un ámbito de familia y profesionalismo irrepetible". 

"Las finales Ferro-Atenas fueron inolvidables y la mixtura de la pasión y el folklore del básquet de los 80 con el ingreso al profesionalismo para jugadores, entrenadores, árbitros, periodistas y el medio en general que ofrecía la oportunidad de jugar una competencia federal durante diez meses al año. El sueño de León que disfrutamos todos", asegura el "Flaco" Darrás. 

El jugador Hugo Belli nos comparte una reseña del Ferro de 1985: “Nosotros veníamos de entrenar con León Najnudel. Entrenamos casi tres años con él y quedamos a cargo del asistente que era Luis Martínez. Encaramos el año 85 con dos americanos. La verdad que hasta mitad de año no nos fue bien. La dirigencia decidió cambiarlos y trajimos a Mosley y Charles. La segunda mitad del año arrancamos bien el torneo y ganando un partido importantísimo en Semifinales y enfrentando en la final a nuestro archirrival que era Atenas. Empezamos en Córdoba porque teníamos la localía nosotros. Acá en casa jugamos la revancha del segundo partido, ganamos y el 22 de diciembre jugamos la final. Fue un partido muy duro, creo que sacamos la semilla que nos dejó León. Siempre decíamos que teníamos ventaja sobre los demás equipos porque jugábamos con tres americanos porque Miguel era prácticamente un americano como jugaba, tener un base de casi de un metro 95 era un lujo. En Darrás encontramos un escape de gol tremendo. Tengo muy lindos recuerdos del primer equipo campeón de La Liga Nacional. Nos divertíamos en todos los entrenamientos, la buena onda nunca se perdía ya que hacía cinco años que veníamos jugando juntos y viviendo en la pensión del club”.

En el ´86 llegaría el segundo título consecutivo para el equipo de Caballito. Se pasaron a definir las semifinales y las finales al mejor de cinco juegos en formato 2-2-1. En semis, Ferro dejó en el camino a Atenas luego de un duelo 3 a 2. Olimpo era el rival a vencer en la gran final. El entrenador Luis Martínez nos deja su testimonio: "Esa final ya fue al mejor de cinco partidos y se jugaron los primeros dos en el de mejor récord (Ferro) y luego en Bahía. En esa oportunidad ganamos el primero y perdimos el segundo, pese a que teníamos el que, yo creo, fue el mejor equipo de Ferro. Debimos ir a Bahía con el peso de ganar un juego para poder traer la definición al Etchart. Fue una serie muy dura pero impusimos nuestro poderío y ganamos los dos juegos allá obteniendo nuestro segundo título consecutivo. Realmente se disfrutó mucho el ganar de visitantes y demostrar que ese Ferro realmente era un equipo muy poderoso". Así fue, Ferro se consagró campeón con la serie 3 a 1 a su favor y con la gran hazaña de ganar los dos duelos fuera de casa, el primero en Bahía Blanca fueron a suplementario, el primer tiempo extra en la historia de las finales, y la visita se impuso 92 a 91 y el último y decisivo fue por 84 a 77. En Buenos Aires, Ferro había ganado el primero (86 a 84) y el segundo se lo llevó Olimpo (93 a 89). 

En 1989 llegaría la tercera corona para Ferro y con León Najnudel al frente del equipo, con el club que lo identificó siempre. "Fue un equipo pensado para competir buscando el campeonato, se jugaba con un solo extranjero y en un principio León eligió a un extranjero pivote que ahora no recuerdo el nombre de 2,08 mts. El equipo competía bien pero no terminaba de tener una identidad de juego. En un momento de la temporada León decidió dar un golpe de timón y cambió al extranjero por Jimmy Thomas (padre de Erik Thomas) un 2-3. Rápidamente cambió la química para mejor, la sociedad entre Jimmy y Miguel Cortijo, la entrada de Diego Maggi como pivote titular nos permitió encontrar una forma de jugar más cómoda y contundente. Recuerdo una gran semifinal con el River del Tola Cadillac y Augusto Pastore, jugaban muy bien. Fue una serie muy dura. Y la final con Atenas de Córdoba en cinco juegos, nos ganamos sucesivamente los partidos de local, definitivamente pareja y de alto nivel. Con un duelo de armadores inolvidable entre Cortijo y Milanesio. Para mí fue un privilegio ser parte de aquel equipo campeón y un gran aprendizaje. Lo recuerdo con mucho cariño, cuenta Alejandro Pepiche sobre aquel campeonato donde fue asistente de León. 

Miguel Cortijo también se remota a la serie frente a su eterno rival, Atenas. "Fuimos a Córdoba 2 a 0. El primer partido allá íbamos ganando por más de 28 puntos, el segundo tiempo no me preguntes que pasó y se nos vinieron, triples de Luis González, de Marcelo (Milanesio) y no pudimos mantener una diferencia. Nos sentimos mal después de ese partido. Nos ganaron el cuarto, que fue más parejo y terminamos la serie en Buenos Aires en quinto partido. Fue definido por detalles. León siempre trataba de mantener una estructura. Siempre era necesario jugadores de equipo. Esa Liga se podía jugar con un solo extranjero. Nosotros jugamos con James Thomas, el padre de Erik Thomas que juega en Ferro y después una base de nacionales buenos. Manteníamos un estilo, que Atenas también lo hacía. Había mucha impronta de los jugadores para tomar decisiones", recuerda el base. Los dos primeros juegos los ganó Ferro por 74 a 71 y 89 a 76, el Griego impuso su localía (114 a 90 y 93 a 85). En el quinto duelo, el conjunto de Caballito gritó campeón. Lo superó por 91 a 83. 

Javier Maretto, otro de los integrantes del Ferro campeón de 1989, habla sobre aquel momento: "La final del 89 era la quinta Liga que se jugaba. Veníamos de ganar las dos primeras con Ferro y la tercera y la cuarta las había ganado Atenas. Nosotros veníamos manteniendo el nivel. Se volvían a encontrar dos clubes, dos pasiones, dos orgullos de estar dentro de cada uno de los equipos. Jugamos a estadios llenos tanto en Córdoba como en casa, totalmente repletos. En cuanto al juego en sí recuerdo que teníamos un juego muy inteligente, tuvimos a Miguel (Cortijo) en el apogeo de su carrera. Thomas fue un empuje muy grande, una locomotora que tiraba de todos nosotros. Siempre pudimos conformar grupos, en la cancha éramos un grupo sólido, donde cada uno sabía su rol, su importancia dentro del grupo y sabía lo que tenía que hacer casi a la perfección. Jugar bajo las órdenes de León, con su potencial, fue un placer. Tuvimos un gran compromiso para poder llevar adelante esa temporada". 

Ferro será siempre recordado como el primer campeón, aquel que marcó la historia de nuestra Liga Nacional. Un club modelo, jugadores jóvenes con talento y con la idea de grupo como bandera, bajo el aura del padre de nuestra competencia, León. 

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