Informes Especiales · 06 de Abril de 2020
La vida de Matías Tomatis, el mítico goleador
Mano a mano con Matías Tomatis, el legendario máximo anotador de todos los tiempos del TNA / Liga Argentina. Desde su San Francisco natal, nos adentramos en cómo fue su vida como jugador y a qué se dedica al día de hoy.
Por Lucas Leiva
Pasan los años y más allá de que las figuras pasen y pasen a través de las muchas temporadas que ostenta nuestra Liga Argentina, hay un nombre dentro de la lista de goleadores de todos los tiempos que no se mueve ni inmuta. Uno que se encuentra en la cima de todos y que se mantiene vigente temporada a temporada, que por ahora nadie ha podido alcanzar.
Hablamos de Matías Tomatis, líder histórico entre los goleadores del TNA / Liga Argentina. Notable escolta cordobés, aquel que se inició en el club Asociación El Ceibo de su ciudad natal, San Francisco, y que tras un primer paso por Atenas siendo muy joven luego recaló en la segunda categoría, la cual abrazó, se adaptó y terminó marcando toda una era que al día de hoy sigue en el recuerdo de todos.
En su primera temporada dentro del ex TNA, Matías fue campeón de la categoría con apenas 19 años, en aquel recordado equipo de Luz y Fuerza de Posadas dirigido por Rubén Magnano. Ese momento, aquella temporada 94/95 de la categoría, marcó el comienzo de un camino ejemplar por nuestra segunda división que duró 15 años.
Luz y Fuerza de Misiones (94/95); Santa Paula de Gálvez (95/96); Estudiantes de Santa Rosa (96/97); Instituto de Córdoba (97/98); Newell’s (98/99); Regatas Corrientes (00/01 y 01/02); San Isidro de San Francisco (02/03); Tucumán BB (03/04); Quimsa de Santiago del Estero (04/05); Unión de Sunchales (05/06); y Alma Juniors de Esperanza (06/07, 07/08, 08/09 y 09/10). Así se trazó toda esa vida deportiva dentro de la categoría hasta que decidió ponerle un freno.
Promedió 16.3 puntos por encuentro a lo largo de toda su sorprendente recorrido, y aunque quizá no es el mejor de la historia en este balance, lo más sorprendente es la cantidad de puntos que contabilizó en su carrera: 8178 tantos para el ser máximo goleador de la historia dentro de la categoría. ¿El dato? 806 unidades más que el siguiente dentro de la tabla, otra leyenda como Donald Jones.
Desde su casa en San Francisco, con 45 años (nació el 28 de junio de 1974) y ya retirado, recordando que dejó la actividad con 39 años jugando para Sportivo Suardi (previamente pasó también por El Tala, ambos no dentro del TNA), el mítico Tomatis se abrió a una charla mano a mano.
Repasamos un pocode su trayectoria, sus largos años de competición dentro de la categoría y su constante exigencia, su fama del goleador del TNA, los inicios en Atenas, el recuerdo del título con Luz y Fuerza, nos adentramos en su día a día, su trabajo con las bicicletas, su rol como representante, su ayuda en El Ceibo y muchos conceptos interesantes más que dejó a continuación.
Integrando el legendario equipo de Atenas en la 1991/92
- ¿Cómo hiciste para mantenerte por 15 años en alta exigencia?
. Para serte sincero, es bastante difícil mantenerte en un nivel alto de rendimiento por tantos años. Aunque no sea el máximo nivel, que a mí me hubiese encantado subir en algún momento, creo que los jugadores de antes estábamos más encasillados. Salvo algún grupito muy chiquito y "selecto" que capaz podía jugar Liga y TNA, normalmente los jugadores de A eran de A, y los del TNA eran del TNA, en un plafón de 16 equipos donde más o menos rotaban dentro de esos equipos, y los jugadores del Federal o la B en aquel momento era también un grupo de jugadores que se mantenían en ese nivel. Yo creo que abrir más la competencia y sumar mayor cantidad de equipos le permitió tanto a la Liga, Liga Argentina y Torneo Federal hoy por hoy, con una muy buena temporada en Liga Argentina por ejemplo al otro año tengas más posibilidades de jugar en la A, o que a lo mejor alguno que juegue muy bien un tiempo en el Federal esté al otro año jugando en Liga Argentina. Antes eso era prácticamente imposible, era muy difícil de conseguir, pero hoy creo que los jugadores tienen más chances y posibilidades.
- En tu caso pasó de tener esas posibilidades que en algún tiempo eran más reducidas.
. No soy tanto de hablar de mí, pero sí, es verdad. Pasó que las posibilidades que me aparecieron un par de veces yo sabía que no iban a cumplir mis expectativas, sabías que ibas a jugar a otra cosa, entonces en ese momento era cuando optaba por jugar en equipos del TNA buscando ser protagonista en vez de ir a renegar todo el año. Yo me casé a los 23 años, y tuve una familia en esa época, entonces tenía que buscar esa conveniencia también de estar bien en todo sentido. El TNA o la Liga Argentina de hoy tiene un carácter muy especial donde a varios jugadores de Liga A bajaban y les costó acomodarse, porque no todo el mundo bajaba de la A al TNA y se acomodaba jugando tranquilo, incluso hoy capaz que pasa un poco menos pero antes estaba un poquito más marcado eso, porque el estilo de juego es distinto entre una categoría y otra, y el que lo menospreciaba le terminaba y termina costando mucho jugando.
- ¿Alguna clave?
. Mirá, y volviendo un poco a lo de cómo mantenerse por tantos años... yo me puse en mi cabeza de que tenía que demostrar día a día, no me traté de quedar nunca con lo que hice o había hecho hasta ese momento. Yo tenía que demostrar día a día. Incluso sabía que los más jóvenes siempre te querían comer el culo, entonces tenías que trabajar para demostrarlo en ese día a día, no me quedé nunca con lo poco o mucho que había hecho en la categoría.
Con los colores de Alma Juniors (foto: El Litoral)
- ¿Y cómo era ese día a día? Porque es difícil hacerlo durante tantos años y sin ir más lejos dentro de esta categoría, aunque hayan alternado participaciones en la A, era y es complejo sostenerlo al nivel por lo menos en el que lo hiciste vos. Mirás algún que otro registro y no son tantos, ejemplo Pablo Fernández o Marito Sepúlveda hoy.
. Sí, sin dudas que es difícil. A mí me pasó que con el paso del tiempo conocía mucho a la categoría, y seguramente a ellos les pasó y les pasa lo mismo. Entonces no te digo que sea más fácil porque sería de agrandado, pero sí uno termina sintiéndose muy cómodo dentro de la categoría, por esa misma razón es que se mantiene durante tanto tiempo. Sinceramente yo tenía muy pocas piernas para saltar, y creo que podría haber tenido más chances de jugar la A si hubiese tenido mejores piernas, y si hubiese defendido más también (risas). Pero bueno, mis características un poco eran esas, un jugador muy ofensivo, por lo general se me hace que muy fuerte, pero en la defensa no era bueno y no tenía buenas piernas físicamente porque no tenía fuerza para el salto o para rebotear por ejemplo. Sí creo que era muy tiempista, porque con las pocas piernas que siempre tuve entendí que debía ser tiempista tanto para penetrar, correr y demás.
- Inteligencia. Saber tus debilidades y taparlas lo más que puedas, además de trabajarlas y mejorarlas.
. Bueno, hablando de eso para mí es primordial conocer tus defectos más que tus virtudes. Me parece que si vos llegas a reconocer tus defectos hacés un paso importantísimo, y es clave para hagas una vida deportiva de muchos años. Sin ir más lejos creo que Oberto es la clara muestra. Si bien era un monstruo y salvando la abismal distancia que hay, porque hay años luz, que se entienda bien, yo viví con Fabricio en Atenas durante 2-3 años, y él nunca fue un virtuoso de esos que hacen todo bien. No era de esos virtuosos que decías que tiraban bien de tres puntos o algo de eso, pero lo que hacía lo ejecutaba a la perfección. Él sabía que tenía que tocar una partitura y lo hacía a la perfección, y por eso también es que no hay dudas que es uno de los mejores jugadores internos que tuvo Argentina en toda su historia. Es la muestra cabal de que lo primero que tiene que reconocer un deportista, jugador de básquet en este sentido, son sus defectos, lo que a vos cuesta hacer. Obviamente que no te tenés que quedar con eso solo, sino que además trabajarlo, mejorarlo y tratar de ser lo más completo posible dentro de la cancha porque eso te va a permitir crecer, evolucionar, dar un salto de calidad. Pero si vos sabés que hay cosas que no podés hacer tenés que hacerlo lo menos posible o disfrazarlo de la mejor forma.
- ¿Qué es lo que más te marcó y te ayudó en este sentido de entender la categoría y no caer en un pozo?
. A mí me pasó que a los 15 años me fui de San Francisco a Atenas junto con Pedro Casermeiro y Fernando, otro chico de acá de San Francisco. Obviamente que jugar en Atenas en aquel momento era llegar a Boca o River, y sigue siendo así. Era tocar el cielo con las manos. Estuvimos 4 años en Atenas y después me tocó la posibilidad de ir con Rubén Magnano, que era el técnico de inferiores de Atenas, a Luz y Fuerza de Misiones cuando ascendimos el primer año. Y claro, llegué ahí a Misiones con Magnano y nosotros ganamos casi todos los partidos, salimos campeones, ascendimos... y pensé "El TNA es una pavada, lo juego caminando" (risas). Y después la realidad es que nunca más tuve la suerte de salir campeón, salí un par de veces segundo y goleador de la temporada pero nunca más pude ser campeón. Ese año en Luz y Fuerza fue increíble, teníamos un equipo tremendo, jugaba con jugadores de gran nivel y fue una temporada bisagra, porque me tuve que hacer grande a la fuerza. Me fui siendo chico todavía a Misiones, a mil y pico de kilómetros de mi casa. Pasamos de ser de los juveniles de Atenas donde entrenábamos un montón y nos trataban bárbaro pero siempre siendo juvenil, y llegué a Luz y Fuerza y lo primero que nos dijo Rubén es "acá van a ser uno más del equipo, van a tener las mismas obligaciones y los mismos derechos que los primera"... o sea que ahí fue el clic de mi carrera, fue el momento de decirme "acá me tengo que poner el overol y si quiero hacer mi carrera me tiene que ir bien". Y esa fue un poco la meta que yo tenía año tras año.
En Alma Juniors de Esperanza jugó sus últimas cuatro temporadas en la categoría (foto: El Litoral)
- ¿Vivir siempre con la vara bien alta y encasillado como "el goleador" no te castigó la cabeza?
. Sí. Llegó un momento en el que me autopresionaba tanto que no lo llegué a disfrutar. Pensá que yo ya tenía familia y tenía que rendir, porque sino al otro año no podía conseguir club. Estaba visto como el goleador de la categoría, y si pasaba por ejemplo un año en el que hacía un promedio de 7-8 puntos me daba la impresión de que no iba a conseguir club. Y muchas veces pasaba así, porque había un cupo de 16 equipos que si vos te quedabas afuera de eso chau, no era fácil. Había menos fuente laboral, no había más posibilidades como ahora. Si vos no quedabas dentro de los 16 equipos tenías que irte a la Liga B, y ahí tenías que contemplar el tema económico y que muchos equipos jugaban con chicos locales. Entonces se complicaba mucho si vos querías vivir de esto. Antes de los 16 vos tenías 4 aproximadamente que te jugaban por el campeonato, otros 6 que jugaban por mantenerse y quizá dar un golpecito para buscar un ascenso, y después el resto no era tanto para contar, sabías que ahí capaz no hacías una diferencia y tenías que ir a remarla. Por eso mi objetivo siempre era estar entre los 8-10 equipos principales. Hoy lo veo mucho más abierto, quizá el nivel es diferente pero hay más posibilidades laborales y el torneo es parejo. No era fácil. A mí me hubiese gustado muchas veces que me importe todo menos, disfrutarlo más. Yo era demasiado responsable, y si bien lo disfruté muchísimo y me encantó todo lo que me dio el básquet y la carrera que hice, me hubiese gustado que por momentos me importe mucho menos, ser un poco más descocado, no pensar tanto en el día de mañana. Pero también creo que es como uno nace, la forma de ser de cada uno. Si uno es responsable en todos los aspectos de su vida es muy difícil ser irresponsable en esto y viceversa.
- Ese día a día por momentos, y más cuando te habrá pasado de tener alguna que otra noche no tan regular como las que te caracterizaron, habrá tenido sus picos duros después de algún partido.
. (Risas) Tal cual, es como si vos solo te metés en un círculo de autopresión constante. Te digo que para irme a dormir tranquilo tenía que tener un buen partido, ese que todos esperan que vos tengas por ser "el goleador del TNA". Ya con mis hijos me cambió un poco eso, y empecé a tomármelo un poco más tranquilo. Tampoco te voy a decir que fue malo, porque como te digo lo difruté muchísimo, estoy encantado con toda la carrera que hice y soy consciente de que obvio que a muchos jugadores les hubiese gustado y les gustaría conseguir lo que yo pude lograr. Para colmo antes jugábamos solo los viernes y volvías a entrenar el lunes después del descanso del fin de semana, no había varios partidos por semana como ahora. Entonces vos tenías sábado y domingo, y esos fines de semana mi estado de ánimo dependía de cómo jugaba el viernes... lo primero y principal era ganar, después jugar bien, y después hacer muchos puntos... si yo no podía conjugar todas esas cosas no me podía ir cómodo a mi casa (risas). Obviamente me pasó miles de veces de no poder lograr eso, pero la realidad es que son mambos que tiene cada uno.
- De todas formas vos superas esa línea de lo habitual, porque si tuviste miles de noches así imaginate lo que con ese criterio puede ser un jugador de menor destaque estadístico.
. Sí, es cierto eso, pero también me pasó eso por el mote que me habían puesto de goleador, y yo me lo tomé un poco así. Hablando del tema ese de los números, creo que tuve dos años donde medio que en lo personal no había jugado tanto. Uno fue el primer año en el TNA con Luz y Fuerza porque con Pedro y Fernando eramos los juveniles que fueron a pelearla, jugábamos pero éramos chicos todavía; y después el otro fue un año con Newell's de Rosario, porque esa temporada tuve tres esguinces muy fuertes y no me podía recuperar, nunca pude entrar en ritmo esa temporada. Los otros años gracias a Dios más o menos me fueron bien. Siéndote sincero me era bastante fácil hacer puntos, no lo digo para sonar agrandado, que se entienda bien, sino porque creo que también era producto de esa autoexigencia que tenía. Creo que en ese sentido, la autopresión o esa exigencia tiene esas dos caras, la que venimos hablando de que a veces la padecía un poco por tener algún que otro partido no tan bueno, y la parte buena que fue la que me permitió jugar tantos años y lograr lo que conseguí. Eso obviamente te da cosas como así también te las quita, a mí a veces me quitaba felicidad los fines de semana (risas).
Tomatis en tres facetas: Atenas, Regatas y Alma Juniors (foto: archivo Pablo Cabial / Solo Básquet)
- ¿En algún momento te nublaste con eso de priorizar lo individual por encima de lo colectivo?
. No, nunca, eso obviamente que no. Con el tiempo y cuando vas siendo más grande también lo vas entendiendo más aún, que la realidad es que si no ganas no vale nada. Vos podés hacer 50 puntos en un partido pero si no ganás no te sirve. Nunca me pasó de pensarlo así. Tenía eso de hacerme mala sangre por cómo jugaba o si anotaba tantos puntos, pero nunca fue más importante que lo colectivo. La realidad es esta: si vos no ganás y hacés 30 puntos entonces sos un egoísta, pero si hacés 30 puntos ganando sos un fenómeno. Entonces obvio que primero en ese sentido está lo colectivo por encima de lo personal. Me ha pasado de llegar a un equipo y viendo cómo se estaba formando en pretemporada cualquiera desde afuera podía decir que estábamos para ascender, y al día de hoy sigue pasando cuando se van armando unos u otros equipos, pero si no hay química dentro del grupo no hay con qué darle la vuelta, podés remarla y remarla, pero son cosas que no se ven, la gente que no vivió estas cosas desde adentro lamentablemente no lo va a entender nunca, o hay equipos que quizá no tienen carácter, o equipos con demasiado carácter terminan siendo un quilombo. Es muy difícil el trabajo de un entrenador para llevar adelante un grupo y darle a cada jugador lo que necesita para sentirse cómodo dentro del grupo para que rinda al 100%, encontrar el funcionamiento para que cada uno tenga un rendimiento ideal. Los que lo logran son aquellos que están arriba y siempre están en ese top, primeros, segundos o terceros pero siempre ahí.
- Si bien sé que estás muy cómodo con la vida que llevas al día de hoy y con todos los proyectos que venís llevando adelante. ¿Qué extrañás de esa vida de jugador?
. El día a día, el entrenamiento diario. Me gustaba llegar media hora antes a los entrenamientos, disfrutaba mucho entrenar en sí, reunirme después de las prácticas con el grupo de jugadores e irnos a tomar una coca o a pasarla bien por ahí. Ese día a día lo extraño mucho. Después hay una realidad, y es que yo tengo una personalidad que cuando corto algo me desvivo o sufro por no tenerlo más. Que se entienda bien, porque yo por ejemplo me retiré y me fui a ver partidos de básquet sin ningún drama. Conozco ex compañeros que después de retirarse se quedaron colgados con eso y les hacía mal, pero a mí no, nunca me hizo mal.
- Bueno, cuando vos te vas a Suardi para terminar tu carrera te habías ido por un tiempito y terminaste quedando un par de años jugando.
. Claro, cuando yo me fui a Suardi es como que me dio vuelta todo, porque la realidad es como que lo tomé más amateur otra vez y como si volviese a mis inicios. Iba, la pasaba bien, obviamente que quería ganar como todos pero no estaba tan entrenado como cuando estaba en la Liga Argentina. Pero como vos decís, fui por seis meses y me terminé quedando tres años, primero porque me trataron excelente y después porque la verdad es que la pasaba tan bien que no quería dejar de jugar ahí. Llegó un momento que ya casi con 40 años lo mastiqué, tomé la decisión y les anuncié a todos que no iba a jugar más. Es como que hice el cierre de mi carrera en el lugar que quería, volviendo al barrio, volver a Suardi y retirarme ahí fue hacerlo en el barrio, porque si bien yo no surgí de Suardi para mí fue retirarme cerca de casa y en el barrio, en las raíces. La verdad es que la pasé muy bien.
- En algún momento dijiste que tu etapa como jugador fue un sueño que duró más de lo pensado y proyectado. Profundizame eso.
. Sí, es así. La verdad es que tiene una explicación eso. Cuando tenía 15 años y me llevaron a Atenas, más de uno se acercaba a mi viejo a decirle "¿pero de qué va a vivir Matías?", porque en aquel momento era impensado que una persona viva de lo que le guste, de su pasión. Y quieras o no te hace entrar en duda lo que vos estás haciendo. Yo tenía súper claro y estaba seguro que quería jugar al básquet, pero pasaba también un poco esos miedos que antes era más difícil que ahora, un poco también por esto que te decía de que todos los años me autopresionaba para hacer una buena temporada y tener equipo para el año siguiente, otro poco también porque la gente te metía la duda de "che, ¿y si te lesionás qué vas a hacer con tu vida?"... un montón de preguntas que por momentos te hacen dudar. Hoy creo que la cabeza de la gente cambió muchísimo, porque uno va un poco más atrás de sus sueños y de hacer lo que a uno le gusta, y cuando ese final de la vida deportiva llega está claro que tenés que dedicarte a otra cosa, tampoco es que una vida deportiva termina a los 35 años. La verdad es que en ese sentido siempre fui partidario de que hay que estudiar y prepararse para el futuro, pero también de vivir de esto porque ¿quién me quita lo que viví hasta los 40 años con el básquet haciendo lo que más me apasionaba y encantaba?. Tengo el privilegio de que hasta los 40 años de mi vida hice lo que más quería que era jugar al básquet, vivir del deporte, y hoy hago mi vida como toda persona con mi trabajo, mi emprendimiento y los proyectos que encaro.
- Sé que sos un defensor nato de que el deportista tiene que estudiar.
. Por supuesto. Hoy por hoy no es excusa y se puede estudiar, a todos los jugadores que nosotros tenemos se los aconsejo. Con cualquier jugador que puedo hablar siempre se lo digo, hay que estudiar, no podés dejar de hacerlo, incluso si lo tenés que hacer a distancia. Es mentira que no tenés tiempo con el deporte, porque la realidad es que tenés tiempo para hacer un montón de cosas. Es fundamental estudiar, porque por lo menos vas a tener armas para el día de mañana. No podés pensar las 24 horas del día en básquet, el tiempo para dedicarle 3-4 horas diarias de tu vida a un estudio lo tenés y se puede hacer tranquilamente. Incluso es mucho más sano para tu cabeza, porque si vos jugás mal un partido está bueno que puedas enfocarte en el estudio y de vez en cuando te distraigas con otra cosa que no sea básquet, que estés pensando en una materia que rendir por ejemplo.
En su segunda casa, donde hoy integra la Comisión Directiva, El Ceibo (foto: El Periódico San Francisco)
- Hablabas un poco de los proyectos que tenés. Hablame de ese abanico que estás teniendo desde el empredimiento de bicicletas, pasando por esto de representar jugadores y también lo que venías aportando en El Ceibo.
. El día a día mío es bastante simple. Con mi hermano y mi viejo tenemos un comercio acá en San Francisco que mi viejo ya lo venía trayendo de toda la vida y mi hermano se sumó también hace un tiempo largo, y mi idea siempre fue la de unirme a ellos cuando terminara de jugar al básquet. Un poco mi último periodo en Suardi era también como para tener algo de tiempo extra e ir desarrollándome en el negocio de las bicicletas, y de a poquito me fui metiendo. Tengo un negocio comercio de bicicletas, venta, repuestos, por mayor y menor, me apasiona. Por otro lado, Pedro Casermeiro ya hace mucho tiempo que me venía insistiendo con representar jugadores, me habló de darle un poco a los jóvenes lo que vivimos nosotros, sin perder esos contactos y darles una mano a los jugadores en ese sentido. Un día me decidí y le dije que sí, que le dábamos para adelante. Y la verdad es que la respuesta que tuvimos en general fue excelente, sobre todo sabiendo que se trata un poco de lo mejor que te queda de toda una carrera: el trato y las relaciones humanas que vas haciendo, y en cualquier orden de la vida eso es lo más importante. Afortunadamente tenemos la puerta abierta de todos los clubes, miles de contactos por las relaciones que fuimos haciendo en nuestras carreras, y la verdad es que fue una sorpresa hermosa la recepción que tuvimos. Ahora lo estamos desarrollando, nuestra idea es no tomar más chicos de los que podemos estar encima, queremos hacerlo lo más personalizado posible y de la mejor manera. Tratamos de volcarles nuestras experiencias, desde el hecho de irse a vivir solo que hagan esto y no tal otra cosa, que no sea solo conseguirle un club y después soltarlo hasta que se abra el mercado de nuevo y buscarle continuidad o nuevo destino. Después en lo personal estoy casado con dos hijos, mi hija ya es grande tiene 20 años y estudia diseño industrial; y tengo un hijo que está en el secundario y que juega en el Club El Ceibo, por ende el club de toda la vida y del barrio. Y ahí en el club estoy colaborando con un grupo de muchachos que estamos en la Comisión, un grupo bárbaro, trabajando mucho y remándola como todos en Argentina.
- Te pasó eso de volver a esas raíces definitivamente. ¿Sentís que es un poco una rueda?
. Mirá, me pasó que cuando iba al principio a la cancha a llevar a mi hijo me encontraba con varios de aquellos que fueron compañeros míos llevando a sus hijos. Ahí es donde pensé dónde estamos parados cada uno. Por eso cuando vine de regreso a San Francisco empecé a ver un poco cómo estaban los clubes, y la verdad es que el bichito siempre termina siendo más fuerte y si no te involucrás nadie lo hace y las cosas nunca cambian. Me parece que para que las cosas cambien tenés que estar desde adentro. Yo me formé como jugador pero también como persona dentro de un club, pasé toda la vida dentro de un club y mi intención es tratar de aportar todo lo que sé, volcarlo en el club. Nunca me gustó ser técnico porque no me hubiese permitido quizá darle el lugar a mi familia si seguía viajando de un lado para el otro. Por eso decidí radicarme en San Francisco, en el barrio, y lo volqué desde ese lugar. Trato de no hacer lo que no me gustaba que me hagan a mí, no cometer esos errores, trato de aprender desde ese lado. Me gusta cuando los ex jugadores, me encanta ver gente que estuvo en el club metida dentro de los clubes. Lo sentís diferente. No importa si estás ayudando en la cantina o aportando tanta cantidad de plata, de la forma que sea, pero me parece que está bueno y es sano que la gente que conoce el club, quienes lo tuvieron como su casa, tratemos de devolverle un poco al club todo lo que nos dio. En mi vida me voy a olvidar las miles de tardes que pasé en El Ceibo... ni techado estaba el club todavía. Por eso sería bárbaro que todos los que vivieron esa vida de club puedan volver a ayudar a esa segunda casa que los ayudó y cobijó por tanto tiempo cuando eran chicos.
Tomatis, Magnano y Casermeiro, reencuentro en la despedida de Bruno Lábaque (foto: La Voz Deportiva)
- Es un poco esa vida de club tan linda y que en muchos casos se transmite, más allá de que claro hay casos que no.
. Tal cual. A los padres de los chicos que van al club trato de hacerles entender un poco la forma en la que pienso. Cuando vos tenés un chico dentro del club, sea de las 3 de la tarde hasta las 7-8, mientras se diviertan, jueguen a las escondidas, al básquet o al fútbol, que jueguen a lo que quieran mientras estén dentro del club, ahí como padre me parece que ya ganaste. Esa es mi visión. Después, si el chico tiene condiciones y tiene ganas de jugar y llegar, va a estar cerca de hacerlo. Quizá un poquito más alto o más bajo de nivel, pero si tiene ganas de dedicarse al básquet teniendo condiciones obviamente va a poder hacerlo. Pero me parece que lo primordial y la bajada de línea que nosotros como padres tenemos que tener es que los chicos estén dentro del club disfrutando. Hoy se vive una vida complicada y rara, pero si estás dentro del club estás protegido, acompañado y cómodo, tus amigos salen de esa vida sana. El club es muy fundamental dentro de la sociedad, por eso creo que todos tenemos que protegerlos.
- Volviendo un poco a una parte de la charla que no profundizamos. En algún punto hablabas de Oberto con quien viviste un par de años, pero también en ese Atenas tenías a otros ídolos como Milanesio o Pichi Campana... ¿Cómo fue toda esa situación y qué recuerdos te quedaron de ellos?
. Lo mejor. Pichi, Marcelo, Diego Ossela, el mismo Fabricio más allá de que Fabri era de nuestra edad, son todos jugadores que marcaron una época en lo que es el básquet de Atenas. Cuando nosotros llegamos a Atenas era tocar el cielo con las manos, y cuando tenés la posibilidad que tuvimos nosotros de conocerlos en la intimidad te sorprendés. Nosotros llegamos con 15 años y a los 3 meses ya estábamos entrenando con el plantel de liga, y siéndote sincero no jugábamos casi nunca porque pensá que yo le tenía que sacar minutos al Pichi Campana, lo cual era prácticamente imposible (risas)... pero la humanidad que tienen esos muchachos es increíble. Son iguales a uno, nada más que están tocados por la varita mágica, de otro nivel. Ganadores como pocos, una mentalidad ganadora que jamás vi en otros. Después la Generación Dorada cambió todo el paradigma y lo que es el básquet en general, y cómo mira el mundo a Argentina, porque lo que hicieron esos muchachos nos posicionó definitivamente dentro del mapa mundial del básquet... pero en ese momento lo que hicieron de Atenas es totalmente increíble.
- La última. Pasaste muchos años ligado a esta vida dentro de una cancha, y dentro de esta vigencia que marcábamos hoy, me da curiosidad saber qué le dirías a un chico que quiere tener una carrera en el básquet.
. Principalmente, creo que el entrenar, el sacrificio y el querer lo que estás haciendo es básico... es como si fueses a jugar un partido y te diga que tenés que poner ganas. Eso es lo básico. Creo que principalmente lo que tenés que hacer es disfrutarlo, si vos no disfrutas lo que haces no sirve de nada, y esto se aplica en cualquier orden de la vida. Si vos estás en un lugar porque te queda bien o te dijeron que tenías que estar ahí, entonces no vas a dar nunca el plus que necesitas para pegar el salto. Por eso para mí lo principal es disfrutarlo. Hoy por hoy hasta te digo que creo que hay una mayor cantidad de armas para enfrentarlo, hacer lo que te gusta y seguir tu sueño. Ahora tenés psicólogos deportivos que te ayudan en esto que hablábamos de la autopresión; o una nutricionista que con los avances y la forma de alimentarse súper balanceada que hay ahora te permite tener una carrera más extensa; la forma de entrenamiento inclusive porque hasta todo lo que se trabajaba en el gimnasio evolucionó. Yo demostraba muchas veces ser un jugador de carácter y decisivo, pero me tenía que apoyar en mucha gente a su vez, porque tenía las mismas dudas y miedos que puede tener cualquiera. La clave es disfrutar y querer mucho lo que estás haciendo, eso primero; y después tenés que día a día demostrar por qué estás ahí en ese lugar, nunca conformarte con lo que conseguiste sino sostenerlo en el tiempo y hasta ir siempre por más, esa mentalidad ganadora en todo momento.