Informes Especiales · 21 de Abril de 2020
Boca, campeón de la temporada 2006-07
Boca continúa con el repaso de los tres títulos de La Liga Nacional a lo largo de su historia. En este caso revive la edición 2006/2007 del máximo torneo doméstico, obtenida frente a Peñarol en la Bombonerita.
Preparación
La temporada 2005/2006 de la Liga Nacional no había sido buena para Boca. El equipo nunca terminó de rendir como tal, no llegó siquiera a conseguir un lugar entre los cuatro mejores de la serie regular y, si bien no tuvo grandes problemas ante Quilmes en la reclasificación, quedó fuera en cuartos de final ante Gimnasia (CR). Es cierto que luego los patagónicos fueron campeones poco tiempo después, pero la labor Xeneize había dejado escasas cosas para destacar y la necesidad de hacer cirugía mayor era clara.
Paolo Quinteros encabezó una larga lista de salidas (Alba, Malara, Sandes, el entrenador Carlos Duro) pero la llegada de Leo Gutiérrez encendió nuevamente las llamas de la ilusión en el Luis Conde. El nacido en Marcos Juárez era el as de espadas de la Liga Nacional en esos tiempos y arribó a Boca junto al cubano Borrell y un buen grupo de jugadores (Legaria, Oroná) para ir por todo de la mano de Eduardo Cadillac. El Tola conocía a Leo y Lázaro de su paso por Obras, por lo que se esperaba que la química fuera rápida.
La Copa Argentina era un clásico del calendario en esos años. Y que la gane Boca también. La versión 2006 del certamen no fue la excepción, el equipo del Tola sorteó de manera fácil el grupo que integró junto a Obras, Gimnasia (LP) y Pedro Echagüe, mientras que luego superó claramente a Argentino de Junín para llegar al cuadrangular final. La cita fue en Rosario, los rivales Peñarol, Libertad y Regatas Corrientes, y la alegría llegó. Una nueva Copa Argentina obtenida de manera invicta, un trofeo más para las vitrinas del Luis Conde y también aire fresco para el nuevo ciclo de Cadillac al mando del equipo.
Primera fase y Sudamericano de Clubes Campeones
El inicio de la primera fase de la Liga Nacional fue una muestra gratis de lo que sería esa parte del torneo para Boca. Muy irregular, el Xeneize perdió sus dos primeros partidos en la Bombonerita (Deportivo Madryn y Gimnasia CR) pero pegó fuerte de visitante frente a Peñarol y Estudiantes de Bahía Blanca, quedando con un 2-2 que lo dejaba a la expectativa de lo que pudiera pasar a la vuelta del Sudamericano de Clubes Campeones que se jugaría en Barquisimeto. Gimnasia (CR), UniCEUB (Brasil), Universidad Católica (Chile), San José (Paraguay) y el anfitrión Guerreros de Lara serían los rivales en cinco días consecutivos.
El formato era sencillo, todos contra todos a una rueda en el Domo Bolivariano y el que más partidos ganaba sería campeón. Cómodos éxitos ante San José y Universidad Católica, una buena victoria ante Gimnasia y un triunfazo contra UniCEUB dejaron al Xeneize en las puertas de la gloria de cara a la última fecha. Contundente, Boca le ganó sin problemas a Guerreros de Lara con 32 puntos de Maurice Spillers como máxima arma anotadora y sumó un nuevo trofeo a nivel internacional, además de obtener su segundo título de la joven temporada.
La vuelta al ruedo local se esperaba con ansias. El éxito sudamericano fortalecía las espaldas del plantel y del cuerpo técnico, pero la cosa no fluyó fronteras adentro para el Xeneize. Las derrotas y las victorias se fueron alternando en partes iguales, por lo que la primera fase terminó con un registro de 7-7 y muchas dudas. Boca finalizó cuarto en el Sur y no quedó dentro de los siete clasificados al Súper 8 (tres por zona y el mejor cuarto que fue Quimsa) pero recibió la invitación de la AdC y viajó a Neuquén.
Cierre del 2006
Pese a los dos títulos y la llegada administrativa al Súper 8, el paso de Eduardo Cadillac por Boca finalizó luego de la primera fase de la Liga Nacional. El equipo nunca terminó de rendir como tal y los buenos momentos estuvieron más ligados a las individualidades que al juego en conjunto, por eso el corte del Tola. Gabriel Piccato, su asistente, agarraba un fierro caliente y rápidamente estaba la necesidad de jugar ya que Neuquén esperaba a los mejores de la primera fase para la disputa del Súper 8 en el mítico estadio Ruca Che.
Con poco tiempo de trabajo llegaron dos victorias agónicas (Sionista y Atenas) que dejaron a Boca en las puertas de un nuevo título ya que debía medirse con Peñarol en la gran final. Al igual que en la Copa Argentina (y no sería la última vez) Xeneizes y Milrayitas se veían la cara en una definición de esa temporada, aunque en este caso la suerte le sonrió a Peñarol. Guiado por Mikulas y Pittman, y con un apretado 75-74 como marcador final, el Súper 8 viajó sin escalas hacia la ciudad de Mar del Plata.
De vuelta a casa, las atenciones volvieron a centrarse en la Liga Nacional. Y el inicio no podría haber sido mejor ya que el Xeneize arrancó la segunda fase con cuatro victorias al hilo y empezó a posicionarse entre los mejores contando el arrastre de la etapa anterior. Las visitas a Atenas y Quimsa no fueron positivas, pero Boca cerró el año 2006 con sendas alegrías en el Luis Conde ante los equipos de la llamada "Cuenca Lechera" (Ben Hur y Libertad) y alzó las copas navideñas bien tanto en la tabla como en el juego de equipo.
Arranque del 2007
El cierre del año anterior no había sido malo, más allá de la final en Neuquén. El Xeneize se estaba acomodando de a poco a la filosofía del nuevo entrenador, las victorias en la Liga Nacional tonificaron la posición en la tabla y las expectativas eran positivas ya que aparecía un solo certamen en el horizonte de Boca. Enfocado de lleno en el campeonato doméstico, el conjunto de Piccato tenía todo para encarrilarse definitivamente en las últimas 22 fechas de la serie regular para llegar bien parado a los playoffs por el título.
Pero claro, se sabe que en el básquet la lógica tiene un rol preponderante. Alguna vez un equipo a priori mucho más débil que otro dará el batacazo, pero son casos aislados. Dentro de ese contexto, quedarse con el 1 de la serie regular iba a ser difícil pero la meta pasaba a ser asegurarse un lugar entre los 4 que clasificaban directo a cuartos de final y que además tendrían la localía en esa instancia del torneo. Era algo posible, solamente había que ratificar en un lapso mayor de tiempo lo hecho sobre el cierre del 2006.
De a poquito las cosas se fueron encarrilando, Boca empezó a ganar la gran mayoría de esos partidos que no se pueden dejar pasar, mientras que las derrotas empezaron a ser esporádicas, aunque Peñarol y Libertad no daban tregua arriba. En un marco de absoluta paridad en la pelea por el tercer y cuarto lugar, el Xeneize derrotó a Ciclista en la última fecha y Quilmes perdió en casa ante Obras, resultados que dejaron a Boca con el 3, a los marplatenses con el 4 y salvaron del descenso a los Tacheros, condenando a los de Junín a disputar la siguiente temporada del TNA.
"Era un equipo muy ganador, muy competitivo, con muchas personalidades fuertes. Con el objetivo de conseguirlo todo a nivel grupal, dejando de lado lo individual. En el peor momento estando 0-2 con Ben Hur en Cuartos de Final, al día siguiente todo parecía caer, hicimos un asado donde contamos anécdotas, hubo risas y disfrutamos del momento sacando todo pensamiento negativo. Después de eso ganamos los dos en Rafaela y el quinto en Buenos Aires. Con Libertad sucedió lo mismo, arrancamos 2-0 en desventaja pero mantuvimos la misma mentalidad y ganamos los tres partidos siguientes para pasar a la final con Peñarol. En los momentos más críticos, que son los playoffs, el equipo estuvo más junto que nunca", recuerda Luis Cequeira.
Cuartos de final
El registro en números era bueno, pero la apuesta se redobló de cara a la recta final. Las llegadas del Torito Palladino (sobre el final de la serie regular) y de Jamaal Robinson (para los playoffs) fueron una muestra más de que ganar la Liga Nacional era la gran obsesión de todo el ambiente basquetbolístico de Boca. Del otro lado aparecía un Ben Hur disminuido por la salida de Villares, pero Julio Lamas y sus dirigidos arribaban a la Bombonerita dispuestos a ponerle palos en la rueda a un Boca que no tenía al lesionado Leo Gutiérrez.
El inicio de la serie no podría haber sido peor para el Xeneize. Ya sea por mucho (90-68 el primero) o por poco (79-76 el segundo), la BH dominó los dos encuentros jugados en el Luis Conde y la cosa se fue a Rafaela con un 2-0 favorable a Ben Hur que dejaba a Boca sin margen de error. Pero en el Coliseo del Sur reapareció Leo Gutiérrez (17 puntos y triple clave al final) para ser el auxilio que un deslumbrante Borrell necesitaba. El equipo de Piccato se impuso 75-72 y pegó un golpe de timón que a la postre sería fundamental tanto en la serie como en la temporada.
A partir de allí Boca dominó mental y basquetbolísticamente a Ben Hur. El Xeneize era más equipo que el rafaelino y ya había dado el campanazo que necesitaba para aplacar psicológicamente a la BH. Un cómodo 85-66 en el cuarto juego en Rafaela, más un apretado 82-75 en la Bombonerita fueron los números finales de una clasificación que pareció conseguirse más en el tercer punto disputado en el Coliseo del Sur que en el quinto cotejo jugado en casa. Pero claro, aún había mucho camino por recorrer y ya sin localía.
"Fue una temporada rara, con muchos altibajos, cambio de entrenador. En Cuartos de Final jugamos con Ben Hur yo me lesiono y me pierdo los dos primeros partidos de local. Vamos de visitante, yo juego con un pequeño desgarro, me hicieron un vendaje en la pierna, y ganamos el tercero, el cuarto y después el quinto. En las Semis nos tocó Libertad de Sunchales, un equipazo, también perdimos los dos primeros y lo dimos vuelta. Pasamos a la final con Peñarol, metimos el primero, casi ganamos el segundo, perdemos el tercero acá, ganamos el cuarto, el quinto y lo liquidamos en el sexto, que fue el mejor de todos. Había mucho nerviosismo. Le ganamos a un gran equipo, que había estado bien todo el año y había dominado la competencia", cuenta Leo Gutiérrez.
Semifinal
Pasado Ben Hur, llegaría otro rival de la "Cuenca Lechera". Libertad de Sunchales esperaba a Boca en el Hogar de los Tigres para los dos primeros partidos de una semifinal que prometía acción de la buena. El Xeneize se reforzó con la llegada del Pato Rodríguez, pero poco pudo hacer ante un local que marcó el ritmo durante los 80 minutos. Primero fue 91-67 y luego 90-83, por lo que Boca quedaba ante las cuerdas nuevamente y obligado a demostrar si tenía ese factor extra que poseen todos los equipos campeones de la Liga Nacional.
Apenas diez minutos pudo imponer su ley Libertad en el Luis Conde. Fueron los primeros del tercer juego cuando la visita ganaba 25-13 y soñaba con la barrida. A partir de allí fue todo de Boca, apareció Junior Cequeira en el tercer duelo para darlo vuelta e incluso ganarlo con facilidad (91-68), y ya en la cuarta noche hubo diferentes actores protagónicos (Leiva, Leo, Cequeira) para imponerse 75-63 y estampar un 2-2 en la serie que ilusionaba de lleno a todo el pueblo Xeneize de cara al quinto juego que se disputaría en Sunchales.
El Hogar de los Tigres estuvo como en sus mejores noches para el punto decisivo y el equipo local incluso arrancó pisando fuerte (22-14, 41-32, 55-49) de la mano del zurdo Leo Ruiz Moreno. Pero a este Boca le gustaban las paradas difíciles, rendía bien cuando tenía la soga al cuello y dejó lo mejor para el final esa noche en Sunchales. Con un nombre y apellido descollante en la remontada (Lázaro Borrell), el Xeneize pasó al frente en el minuto definitorio, soportó el último aluvión local y se clasificó ganándolo 70-68.
"Era un placer estar con esos jugadores, Raimundo Legaria, Martín Leiva, Leonardo Gutiérrez, Lázaro Borrell. El nivel de competencia era increíble. Fue un gusto apredender de ellos. Recuerdo muy bien que fue un año durísimo. Lo que más rescato de esa temporada fue cómo el equipo ante la adversidad sacó lo mejor. Teníamos equipo para terminar mucho más arriba. Toda la serie de playoffs fuimos abajo. Llegamos a la final con un grado de confianza increíble, donde el equipo terminó encontrándose y explotando y cada jugador sacó lo mejor para el equipo. Siempre lo voy a recordar", rememora Jonatan Slider.
Final
No podía ser de otra manera. Boca y Peñarol habían definido los dos torneos previos (Copa Argentina y Súper 8) y el desenlace de la película exigía que ambos se crucen en la gran definición de la Liga Nacional. El Xeneize se había quedado con el certamen que oficializó de arranque de la temporada, mientras que la Peña levantó el trofeo del campeonato que reunió a los mejores de la primera fase. La tercera era la vencida, una pulseada entre dos colosos con el máximo objetivo del año en juego al mejor de siete partidos.
Los primeros cuatro choques de la serie fueron verdaderas batallas. Titánicos en defensa, ambos equipos sumaban en cuentagotas en el aro de enfrente, pero lo que se veía era emotivo tanto desde lo que había en juego como en lo deportivo ya que los desenlaces siempre eran inciertos hasta el final. Boca pegó en Mardel de entrada 61-57, pero Peña empató al vencer 77-75 e incluso llegó a pasar al frente al ganar 58-57 en la Bombonerita. Lejos de amilanarse, el conjunto de Piccato no se durmió y lo igualó 2-2 tras imponerse 77-74 en casa.
La cosa se redujo a una serie al mejor de tres. Boca recuperó la localía con la misma receta de goleo bajo en Mar del Plata (66-58) más un perímetro picante de la mano de Legaria y Oroná, por lo que la posible definición sería en casa. La Bombonerita se vistió de fiesta para el sexto juego, y el equipo no defraudó, el partido fue diferente a los anteriores ya que hubo más anotación pero con un Gustavo Oroná en llamas (25) el equipo de Piccato se quedó con el esperadísimo título de la Liga Nacional de Básquet.
Palmas para un equipo que apareció en los momentos más importantes de cada serie de playoff, que se impuso de visitante siempre que lo necesitó y que ganó la tercera Liga Nacional para el Xeneize. Con Leo Gutiérrez como bandera, más muchos jugadores que se destacaron en partidos puntuales, Boca superó un cambio de entrenador, revirtió desventajas en todas las llaves y llevó tres trofeos más (Copa Argentina, Sudamericano de Clubes Campeones y Liga Nacional) a las riquísimas vitrinas del Luis Conde.
Informe: Prensa Boca y AdC