Informes Especiales · 09 de Mayo de 2020
El recuerdo del histórico ascenso de Quilmes en la 98/99
Quilmes tuvo uno de los momentos más épicos de su extensa carrera al conseguir el título y el ascenso de la temporada 1998/99 del TNA. Venía de bajar de la A, pero se armó con el objetivo urgente de volver a la elite y lo consiguió. El recuerdo del Huevo Sánchez, Diego Cavaco y Danilo Delset.
Por Lucas Leiva
La temporada 1998/99 dentro del TNA quedará grabada a fuego dentro de la gran historia de Quilmes de Mar del Plata. Fue el segundo ascenso del equipo a la Liga Nacional, consumado un año después del descenso que venía de sufrir el club desde la máxima categoría en el 98. Fue un renacer inmediato para Quilmes, una filosofía que ha adquirido a lo largo de los años, eso que lo ha caracterizado como uno de los equipos con mayor actitud y carácter dentro de su historia.
Como decíamos, Quilmes venía de perder la categoría en la Liga Nacional 1997/98, cuando perdió contra Belgrano de San Nicolás la serie de permanencia por 3 a 1 y quedó relegado a luchar por el ascenso a partir del siguiente torneo. Fue un duro golpe para el equipo marplatense, que en ese entonces había conformado un equipo de estrellas, con Edu Dominé, Racca, Esteban Pérez, Uranga, Diebold, Parker, Mengoni, entre otros. Lamentablemente la temporada no fue la esperada y el equipo lo padeció.
Aquel 17 de mayo de 1998, y en el medio del profundo lamento por bajar al TNA, la institución marplatense comenzó su operación retorno a la máxima categoría. Y como decíamos, si hay algo que caracteriza a Quilmes es su actitud de levantarse y luchar contra viento y marea. Con la cabeza puesta en volver a la A, armó un equipo que para la categoría ya generaba ilusión.
La misión era volver a enamorar a la gente, al hincha, volver a cautivarlo. Para eso contrató a Danilo Delset, un histórico en los ascensos que venía de jugar con Belgrano la temporada pasada en Liga; junto con Fabián el Chino López, Walter la Queca Storani, y algunos jóvenes que hacían sus primeros pasos como Pablo Gil y Diego Cavaco. Al mando, un histórico y uno de los entrenadores más reconocidos de la historia de nuestro básquet: Oscar el Huevo Sánchez.
"Recordar este tipo de logros a uno los pone dentro de cada juego en recuerdo y, aún con resultado puesto, siguen los nervios y no entiende semejante rebeldía en cambiar las ventajas deportivas que de hecho fueron muy adversas. Esa temporada volví al club y honestamente mi desconocimiento sobre la competencia lo notaba y sufría, además me fastidiaba por ser sincero", comienza recordando el Huevo sobre aquella temporada.
Otro que puede dar fe de aquel enorme año en Quilmes, es Diego Cavaco. El alero era apenas un juvenil en ese entonces, tenía 19 años pero ya vislumbraba como uno de esos jugadores que iba a quedar en la parte grande de la historia. Claro, después terminó siéndolo, con 20 temporadas en la máxima categoría, pero sin dudas ese año en el ascenso dejó enormes memorias en la retira de Diego.
"Tengo muchos recuerdos de ese histórico año con Quilmes. Los recuerdos son de lo mejor que tengo en mis más de 20 años de carrera, porque considero que estuve en uno de los mejores planteles que integré, no tengo ninguna duda al respecto más allá de los resultados que se vieron al final de la temporada. A lo largo del año las cosas anduvieron más o menos, pero estaba claro que el grupo era superlativo, junto con el cuerpo técnico y los dirigentes atrás, haciendo un laburo de cero porque el equipo había descendido la temporada anterior con un equipo de estrellas. La gente había dejado de creer o estaba muy enojada, el equipo empezó a mostrar de a poco a lo largo de los meses cosas importantes dentro y fuera de la cancha que la gente volvió a tener ese feeling con el equipo que tanto necesitábamos. Comenzados los playoffs se vio la explosión del equipo. Para mí fue tremendo, porque pisaba tierras nuevas, entrenaba para todo y para poder jugar cada vez más".
Un histórico como Danilo Delset también se refirió a aquel logro del Cervecero. Delset venía de jugar el año anterior en Belgrano, ese Belgrano que condenó a Quilmes al TNA y ese Belgrano con el cual ya había logrado un ascenso a la A dos años antes (en el 97, el primero de los cuatro ascensos de la leyenda). Danilo llegó a Mar del Plata firmando su contrato por dos temporadas, algo que recuerda muy bien por las declaraciones apenas llegado a la ciudad costera.
"Tengo guardado todo lo que me había juntado mi abuela. Hubo una nota que me hacen cuando llego a Quilmes donde me dicen 'Danilo, viniste a Mar del Plata y arreglaste por dos años'. La respuesta salió en el título, porque le contesté 'sí, vengo por dos años, porque el primero es para jugar el TNA y el segundo año es para jugar la Liga'. Quizá pensarías que era un tremendo agrandado, que tenía más humo que una caldera... pero fue así, se dio así y ascendimos. Tenía mucha confianza", explica Delset.
Cavaco se refirió al armado del equipo de aquel Quilmes 98/99 describiéndolo tal cual era: un mix de jugadores con muchísima experiencia, algunos viniendo de Liga Nacional, y un grupo de jóvenes que, si bien en ese momento aún no habían desarrollado tanta trayectoria, a lo largo de la historia terminaron convirtiéndose en jugadores de mucho recorrido dentro de la liga.
"Se armó un equipo con una mezcla de varios jugadores de mucha experiencia, de categoría, que venían de la Liga, junto con una mezcla de varios juveniles que veníamos con mucha ganas de jugar, de mostrar y asentarnos en ese momento en el TNA y ser parte importante de un equipo. Estaba el Chino López, Danilo Delset, la Queca Storani, Manu Muguruza... la verdad es que un equipo excelente para la categoría".
A lo dicho por Cavaco, Delset agrega que esos comentarios en la previa de que Quilmes tenía un equipazo había que demostrarlo dentro de la cancha. Y más allá de que costó, finalmente y con el correr de los partidos se pudo ver una versión que terminó coronándose con lo máximo.
"Con Quilmes en el TNA se decía que habíamos armado un Dream Team con jugadores de la A y algunos más del TNA para volver a la Liga, pero no éramos un Dream Team, éramos de terror al principio, y tuvimos que revertir todas las series de visitante porque nos empezamos a encontrar durante el transcurso de la temporada y en esos playoffs. Terminamos ganando la serie final de visitante en Gualeguaychú al Central de Pipío Pedemonte, Chubi Susbielles y Horacio Pacheco en la base", explica Danilo.
Párrafo aparte para Milton Bell, un jugador tremendo en ese Quilmes y un extranjero que se ganó el corazón de todos. Milton ya venía de tener un par de actuaciones en otros equipos, como Independiente de Neuquén o Independiente de General Pico, pero sin dudas en Mar del Plata terminó consagrándose como uno de los foráneos más importantes que hubo en esa época. Promedió 21,9 puntos y 8,2 rebotes en 46 presentaciones aquella temporada. Cavaco da su opinión:
"Milton se fue afianzando junto con el equipo y terminó la temporada siendo uno de los mejores jugadores de la Liga inclusive, no solo del TNA sino que fue de los mejores de las dos categorías. Con el paso del tiempo lo comparo con la temporada de la Liga Nacional de ese mismo y para mí estaba dentro del top 3 de mejores extranjeros, sin ninguna duda. Porque más allá de que todos fuimos piezas importantes, Milton nos llevó a la cima, sin dudas de eso, obviamente con el Huevo y su cuerpo técnico que hizo un laburo exquisito dentro de la categoría, sin conocerla demasiado pero aprendiendo también, más allá de que ya tenía una espalda gigante y abismal para manejar el TNA", destaca el alero.
Diego también hace alusión a lo que fue aquella temporada como ficha juvenil, siempre un plano experimental para cualquier jugador ya que más allá de compartir entrenamientos y demás, todo joven busca sumar minutos para su propio desarrollo personal. El caso de Cavaco quizá es una excepción a muchos ya que siempre se mostró con una madurez de juego, lectura y unas condiciones particulares, pero eso no implica que no existiese todo ese sacrificio de fondo. En este sentido, Cavaco destaca el trabajo de un mentor como Delset.
"Tuve buenas y malas a lo largo del año. En ese contexto puedo recalcar a Danilo Delset que venía de jugar en Belgrano la temporada pasada y de anular a Jorge Racca que en ese entonces jugaba con nosotros, de ser una pieza importante en ofensiva también, y Quilmes lo ficha por dos años para ascender. Para los playoffs ya me había ganado el lugar y la verdad es que Danilo lo tomó con una caballerosidad enorme, me ayudó siempre, bondadoso como nadie. Todos los días igual, nunca me quiso pasar por encima ni pisar la cabeza como pasa tranquilamente en los equipos profesionales, por ser el laburo de uno, porque es el contrato del año que viene, un montón de cosas. Pero la verdad es que Danilo en ese sentido fue impecable con los que veníamos de atrás, y en consecuencia logrando el ansiado ascenso".
Más allá del rico plantel que mostraba en la previa, a Quilmes le costó ensamblar y necesitó de varios partidos para acomodarse. Empezó de menos a más, y si bien en el TNA 1 mejoró sus registros, la realidad es que no consiguió quedar tan bien parado de cara a los playoffs y la mayoría de las series (las últimas tres) las tuvo que afrontar con desventaja de localía. Durísima misión le esperaba en la postemporada, pero el equipo estaba en carrera y poco a poco fue superando cada paso.
Tras ganarle a Lanús por 3 a 2 en el primer cruce, una serie crucial según marcan desde la intimidad del equipo, Quilmes tuvo que afrontar tres series en desventaja deportiva y las superó. Más allá de la llave final por el título y el ascenso, las anteriores dos series fueron contra Estudiantes de Santa Rosa, que en ese entonces tenía un muy duro equipo, en cuartos de final (3 a 1); y luego en semifinales contra Ben Hur de Rafaela, uno de los grandes candidatos que durante toda la fase regular estuvo prácticamente liderando la tabla de posiciones (3 a 2).
"En esos tiempos de TNA la tabla se dividía en TNA 1 y TNA 2. Nosotros recuerdo fuimos sextos en el primero de esos grupos y nos tocaba enfrentar en la primera serie al Lanús de Volcan Sánchez. Imaginate. Equipo molesto defensivo si los había. Perdimos el primer juego (68-69) y al día siguiente me miré tres veces el juego para sacar posesión por posesión las cagadas que hicimos. Fuimos al segundo y ganamos 68-67 gracias a un triple espectacular de Milton desde muy lejos y en el último segundo. Llegamos al tercer juego y nos mataron, perdimos 81-62 y quedamos 2 a 1 abajo. Llegó el cuarto juego. Los matamos con una estrategia igual a la de ellos, o sea que la cambiamos. Los que defendimos y no le dimos la bola fuimos nosotros y la desesperación fue de ellos por ganar la serie. Salió brillante, ganamos 92-78, nos querían matar, tuvimos que salir custodiados. Con ese envión, en el quinto, en Once Unidos, ganamos 88-69 y liquidamos la serie. De ahí en más ganamos tres series más de playoffs, sin ventaja deportiva, con un final a puro pulmón y con Milton", relata el Huevo.
Cavaco también hace mención de cómo fue ese recorrido a través de los playoffs, destacando también la serie crucial ante Lanús en el primer emparejamiento. Ante un equipo muy duro, defensivo y compacto, había que generar un vuelco, más aún si tenemos en cuenta que fue la única serie en la que Quilmes tuvo ventaja de localía y definió en el Once Unidos.
"La temporada fue bastante irregular, entramos ahí rasguñando al TNA 1 y después tuvimos una buena racha de victorias, ya con cancha llena y la gente entusiasmada, identificada con el equipo. Hacia los playoffs nos toca el cruce con Lanús, donde estuvimos al borde de la eliminación. Ahí es donde veo que el equipo hace un cambio muy grande mental y anímico, porque la cancha la teníamos, el apoyo también, y necesitábamos lo que tenía que venir de adentro, tenía que salir de nosotros, del vestuario".
"Haber pasado ese playofff nos dio una fuerza enorme pero nadie iba a imaginar que las tres fases de playoffs siguientes las íbamos a ganar con desventaja de localía. Creo que no ha pasado hasta el día de hoy, fue algo increíble, impensado, laburábamos práctica a práctica y partido a partido con un minucioso Huevo que no se le escapaba nada pero nada. Vino Estudiantes de Santa Rosa que tenía un gran equipo y pudimos eliminarlos; después viene Ben Hur que había estado primero y segundo todo el año, con (Edgardo) Agudo, (Martín) Vaquero, el Nano Posseto, el Chila McCray, dirigía el Colo Narvarte... tremendo, ese cruce era increíble y también pudimos ganar un quinto partido allá".
Sánchez agrega que más allá de esa llave ante Lanús, haber ganado de visitante en La Pampa y Rafaela las siguientes dos instancias alimentó la moral de todo el equipo. Y con ese envión llegó la definición, Central Entrerriano, final ante otro equipazo, con jugadores como Horacio Pacheco, Federico Susbielles, Mauricio Pedemonte, Diego Mugherli, Harry Hart, Raimundo Legaria.
"Pudimos llegar a esa instancia que deseábamos, la de disputar la final para ese ascenso tan anhelado. Nos hubiese gustado jugarla con ventaja, pero ganar la serie de cuartos con Estudiantes de Santa Rosa y la semifinal de Ben Hur, ambas en desventaja, nos potenció. Creíamos que todo se podía. La serie comenzó a rodar de visita y obviamente con resultado 0 a 2 nuevamente (risas). Volvimos al Once Unidos y como siempre, en forma costosa y milagrosa, empatamos la serie 2 a 2. Ganamos los dos partidos por un punto. ¡Una lucha!", recuerda el emblemático entrenador.
"La final tan ansiada contra Central Entrerriano tuvimos cuatro partidos uno más parejo que el otro, y el quinto partido no podía ser la excepción y fue así hasta la última pelota. Recordará la gente que hasta la última pelota, ellos tiran, erran y ahí ganamos. Recuerdo un tumulto bastante importante esa noche, una gresca dura contra la gente de Quilmes que se había arrimado hasta allá. Nos tuvimos que ir al vestuario rápidamente, de ahí en una traffic blindada de la policía a la comisaría, recién de ahí al tiempo nos pudimos ir al hotel, pero ya era todo alegría pura y nada importaba, nada podía opacar ese momento feliz".
La serie comenzó en Gualeguaychú, con doblete de triunfos para el local Central Entrerriano por 64-47 y 76-53. Fueron dos partidos con dominio importante para el cuadro entrerriano, y con la serie mudándose a Mar del Plata el panorama parecía complicado para el Cervecero. Sin embargo, fiel a su historia de levantarse ante cada golpe recibido sin importar lo duro que haya sido, Quilmes resurgió y ganó dos partidazos en casa, ambos por la mínima, por apenas un punto, como para hacer mucho más épica esa epopeya: 70-69 el tercer juego y 66-65 el cuarto partido para igualar la historia en 2.
La victoria agónica del cuarto partido en Mar del Plata, aquel 66-65, significó un desahogo y una inyección anímica a la ilusión de Quilmes. Los motivos, más allá del triunfo que le permitía llegar al quinto punto, se potenciaban porque aquel 17 de mayo se cumplía un año del descenso de la Liga. Un año después, Quilmes golpeaba la puerta de la ilusión para volver a subir a la A.
"Cuando digo carácter del equipo puedo decir como algo fundamental, una situación que nos pasó. Pretemporada, el equipo corriendo en el parque más famoso de acá de Mar del Plata, se estaba haciendo la nochecita, se largó una tormenta increíble, no tormenta eléctrica pero me acuerdo que no paraba de diluviar. Recuerdo que Alejito Caminos, el profe nuestro, corría a la par nuestra, y nos faltaba casi una vuelta entera de 5 kilómetros, y él corriendo a la par nuestra, girando, gritándonos, alentándonos... esas son cosas que marcan. En otro momento parás, te vas a los autos y a tu casa, pero acá no fue así, todo el equipo corriendo, nosotros siguiéndolos a los mayores corriendo. Eso ya era una muestra de carácter que se reflejaba que el equipo lo iba a sacar en algún momento. De ahí paso directamente al último partido, el equipo corriendo al costado de la ruta haciendo un regenerativo muy largo antes del quinto partido. El equipo después de 9-10 mese termina corriendo de la misma manera, sacando ese temple siempre adelante. Lo que parecía en broma al principio de la temporada terminó siendo el reflejo de lo que fue el equipo a lo largo, más allá de que muchos catalogamos a ese equipo como una verdadera familia, no caben dudas de eso", explica Cavaco. El equipo estaba atravesando un momento envidiable, y la serie llegaba a su nivel de climax más alto.
Pasaron 5 días desde entonces, y la serie se mudó de regreso a Gualeguaychú para aquel quinto partido de la definición. Esa noche del 22 de mayo se recuerda con lujo de detalle para cada integrante, y el Huevo explica inclusive cómo fue toda esa previa sabiendo que recibió un llamado telefónico de una gloria como Beto Cabrera para realizar un ajuste clave en la antesala al partido consagratorio.
"En los días previos a la quinta final recibo una llamada desde Bahía Blanca. Mi maestro, el Beto Cabrera, me dió su opinión sobre la serie. Escuchándolo a Beto en eso, en una variante ofensiva que me recomendó, hice el único ajuste ofensivo. Se denominó “La del Mago”. Llegó el quinto y ahí estábamos otra vez con filosofía bien clara: para ganar finales hay que jugar en las dos facetas, con defensa solo no alcanza. Salió un partido perfecto. Los chicos ejecutaron todo el plan con gran concentración. Pero, sinceramente, apareció esa cuota de suerte como siempre, ese llamado del Mago, que tan oportuno me dio esa pequeña variante ofensiva que pudo saltar a la luz cuando, faltando apenas un minuto o dos, el Chino me miró para ver qué ofensiva hacer y ahí de una le mandé “La del Mago”. Fuimos, nos ubicamos 2-1-2 y Milton, del tiro libre y en diagonal al balón, cortina al gran Storani haciendo que su defensa chequee a este para provocar en esta acción que pierda un segundo. Milton fue al córner, recibió y convirtió ese tiro que prácticamente nos dio el ascenso. Terminamos ganando 71-69. Nunca olvidaré ese campeonato", explica un detallista y minucioso Sánchez.
El festejo de Quilmes y ese desahogo se hizo presente aquel 22 de mayo de 1999. La euforia era tan grande que desde antes de llegar a La Feliz, de vuelta a Mar del Plata para la celebración, Cavaco recuerda la caravana que esperaba al micro que traía de regreso al plantel. Obviamente Quilmes se vio también acompañado por todo ese grupo de personas que también había ido a Gualeguaychú para apoyar al equipo en la definición, pero en el último tramo antes de llegar a la ciudad costera la multitud de personas se acrecentó.
"Kilómetros antes de llegar a la ciudad ya había caravana de gente. Después ya en la entrada en la ciudad era increíble la cantidad de gente que nos estaba esperando, no lo podíamos creer. Esa gente nos siguió por toda la ciudad, recorriendo algunos lugares específicos. Fuimos a la municipalidad, estuvimos con el intendente, de ahí nos fuimos al club y nos reencontramos con nuestras familias, novias en ese momento, amigos, simpatizantes, hinchas, todo... todos absolutamente todos festejando ese hito histórico. La verdad es que fue histórico porque nadie podía creer que diéramos vuelta tres series de playoffs con desventaja en la localía. Tengo los mejores recuerdos".
Delset también se suma y deja su visión sobre esa llegada a suelo marplatense. "Nunca más me olvidar la caravana de los festejos en Mar del Plata. El papá de Agustín Mengoni que trabajaba en una empresa de transportes puso un camión con acoplado y todos íbamos atrás, con todo Mar del Plata esperándonos. Esos recuerdos no se van a borrar nunca, fue increíble. De hecho tengo un cassette con el video de toda esa caravana que nos acompañó por toda la ciudad".
El recuerdo está grabado de forma tan latente en la memoria y la retina de Quilmes, que tomó un plano de trascendencia increíble a través de los años y a la actualidad. Y Cavaco deja una última referencia al respecto, recordando una anécdota muy reciente sobre aquel tremendo campeonato que tuvo a Quilmes en la gloria máxima.
"Estaba mirando a mi hijo en el Once Unidos, viene el abuelo de un compañerito de mi nene, muy conocido mío, y me señala un punto de referencia dentro de la cancha. Me dice 'si no hubiera sido por este triple que metiste, cuarto partido contra Ben Hur en el último segundo, no hubiéramos ascendido ese año'. Porque fuimos y ganamos ese quinto partido allá en Ben Hur, pero habíamos ganado el cuarto partido con un triple mío en el último segundo de ese cuarto juego. La verdad es que no había redes sociales ni nada en ese momento, pero fue tremendo. Si hubiese habido redes estoy seguro que habría sido increíble la repercusión, no tengo dudas, se estaría hablando muchísimo de lo que el equipo hizo. Son cositas que a uno le llenan el pecho de alegría y orgullo, que a uno le reconozcan que puso un granito de arena para lograr ese ansiado ascenso de una temporada tremenda, inolvidable para muchos de nosotros que la recordamos y recordaremos por siempre con tanta emoción".