Informes Especiales · 18 de Mayo de 2020
Agustín Pérez Tapia: explosión, juventud y personalidad
El base de Centro Español es un claro caso de evolución y desarrollo entre los jóvenes jugadores de nuestra categoría. Viene de transitar su tercer año en el ascenso, y con apenas 21 años se convirtió en líder y uno de los pilares del Torito de Plottier. Un vistazo a su crecimiento pleno.
Por Lucas Leiva
Agustín Pérez Tapia es uno de los jugadores que mayor progreso dio dentro de la pasada temporada 2019/20 de la Liga Argentina. El joven base de Centro Español es uno de los talentos más interesantes que tuvo la última campaña del certamen, y si bien estamos delante de un jugador en plena curva de ascenso, donde todavía no podemos visualizar aquel alto techo a priori, sin dudas su proyección es de las más sorprendentes.
Repasemos. Con tan solo 21 años cumplidos (nació el 19 de marzo de 1999 en Neuquén), Agustín ha registrado un desarrollo excelente a través del paso de los años. Tan solo lleva tres temporadas dentro de la categoría, y entre algunos datos a destacar, en ningún momento la Liga Argentina le pesó y se fue transformando en un jugador cada vez más confiable, llegando a adquirir hoy un rol de liderazgo por demás clave.
Jugó los últimos dos años en el Torito de Plottier, el primero de ellos como una prueba de ensayo ya que venía de un sólido debut en la categoría (con San Isidro en la 17/18), y el segundo, este más reciente, en su punto de maduración más interesante. Con todo lo que todavía le falta aún, sin dudas que ese despegue es esperanzador.
Pérez Tapia viene de culminar su segunda temporada en el Torito (Foto: Prensa Centro Español)
"Veníamos muy bien, prendidos arriba en la tabla y con casi todos los partidos ganados excepto uno que se nos escapó en primera fase, pero la verdad es que veníamos muy bien, muy unidos como equipo, el club y la gente acompañándonos a todos lados sea de local o visitante. Tenía ese gustito especial porque era la última de Mario, la temporada infinita, un año especial porque nos estábamos divirtiendo y disfrutando mucho dentro de la cancha. Estábamos en un buen camino", comenzó relatando Pérez Tapia sobre la campaña recientemente concluida.
Agustín subió a la Liga Argentina para la temporada 2017/18, cuando defendió los colores de San Isidro. Venía del Torneo Federal jugando para Pérfora de Plaza Huincul, y llegó a los Halcones Rojos como una de las apuestas que en ese entonces había hecho Julián Pagura, visionario para saber que el chico iba a tener un crecimiento destacado.
En 40 presentaciones con los cordobeses, promedió 5,2 puntos, 1,7 rebotes y 1,4 asistencias en 17,6 minutos. Nada mal, un impulso para la realidad que vemos quienes los seguimos más de cerca hoy. ¿Por qué? Porque pasó a promediar 11,6 puntos, 2,8 rebotes y 2,0 asistencias en 24,3 minutos en su primer año en Español; y ahora revolucionó acrecentando una vez más esos registros: 17,7 puntos, 4,3 rebotes y 3,6 asistencias en 32,5 minutos. El joven base habló un poco de esa evolución.
Agustín tuvo su primera temporada en Liga Argentina defendiendo los colores de San Isidro
"Fue todo un camino. La primera temporada en la Liga con San Isidro tenía mis minutos y sentía que me los iba ganando de a poco. A la próxima ya después me vine para Español, me sentía más cómodo dentro de la categoría, y esta última que pasó creo que estuve mucho más cómodo. Pero bueno, esto fue gracias al apoyo del cuerpo técnico y de mis propios compañeros. Creo que nos sentíamos cómodos todos".
"Fue una sensación linda. Me pude adaptar bien a la categoría siendo este mi primer año en U23 porque el año pasado era todavía juvenil, me sentí muy cómodo y satisfecho con la temporada que hice, por la gran maduración que hice de una temporada a la otra. Me parece que tiene que ver con el trabajo individual antes de arrancar la temporada, que fue trabajar mejor lo físico y lo mental, que siento que eran cosas fundamentales en las que necesitaba crecer para este año que pasó", agregó el neuquino.
Sin dudas estas mejoras demuestran un progreso notorio, y si bien es cierto que la adaptación a la categoría es algo que puede suceder en un chico que sabe entender y cómo jugar en este nivel, la realidad es que también viene de una ambición y hambre por querer ser cada día que pasa un mejor jugador. Está claro que su tiempo en cancha mejoró, pero en ningún momento eso le jugó en contra y con creces fue puliendo cada aspecto de su juego para seguir en esa evolución. Esto también es parte de inteligencia, de detectar dón debe trabajar para superarse.
"Cada año me fui dando cuenta de qué debía mejorar para la siguiente temporada, no solo para uno mismo sino para poder aportar a ayudar más en el equipo. Noté que debía mejorar mucho de mi físico porque al chocar con otros jugadores entendí que era algo que debía modificar, lo propusimos y por suerte de a poquito lo voy cambiando, lo voy mejorando. El tema defensivo que recalcaba el Boty (Santángelo) también, que sinceramente no es mi fuerte pero estoy trabajando para mejorarlo. Cada año te das cuenta de algo y siempre hay cosas por mejorar, nunca hay que quedarse conforme, cada temporada es diferente y vas viendo en qué tenés que ir haciendo foco".
Tres temporadas atrás, en la 2016/17, Pérez Tapia jugaba el Federal con Pérfora
Otra parte importante es que Pérez Tapia es uno de esos jugadores polifuncionales que puede hacer un poco de todo dentro del perímetro. Ocupa la posición de base y escolta sin ningún inconveniente, y llegado el caso en ciertos tipos de situaciones también puede pasar a funciones de alero (de hecho tiene un confiable tiro de tres puntos, y la reciente temporada finalizó con 36,1% de efectividad en ese rubro). Más allá de que explica que debe seguir mejorando defensivamente, está claro que con estas variantes ofensivas y con el crecimiento que viene explotando se va transformando en un jugador más completo.
"En este momento y en el básquet actual creo que todos los puestos perimetrales son medianamente similares, desde el tema altura incluso. Afortunadamente tengo la posibilidad de jugar tanto de 1 como de 2 seguro, y hasta casi de 3 quizá. Y eso está bueno, porque hace tengas una mayor rotación en otros puestos. Eso es muy bueno porque les das variantes a tu equipo, podés cambiar del 2 al 3, del 2 al 1, del 1 al 2, y son varias opciones que se pueden explotar".
Un punto clave también estuvo en su maduración, no solo a nivel juego sino también desde lo mental. Obviamente esto es un efecto rebote, ya que desde lo intelectual supo detectar hacia dónde debió ir para mejorar su juego, pero también estamos ante un joven que con 20 años se encargó de ser el conductor y líder de Español.
Hoy en Español, el base es uno de los jóvenes de mayor proyección en la categoría (foto: Rubén Quiroga Fotografía)
El mismo Mauricio Santángelo, su entrenador, lo explicó hace apenas unos meses: "En nuestro equipo con 20 años es el base titular y el líder del equipo". Ante esto, Agustín detalló que su carácter también fue algo a trabajar, y tras una charla con una leyenda e ícono de la Liga y del Torito, como lo es Mario Sepúlveda, tuvo que hacer una labor desde lo psicológico para fortalecerse y ser capaz de ser una voz de mando dentro de la cancha. Como un líder, aprendiendo a ser un mejor conductor de sus compañeros cada día un poco más.
"No sé si estaría bien decir que el liderazgo y el carácter vienen un poco más por el lado de la experiencia porque la realidad es que soy muy joven. En este plantel de Español eramos todos muy jóvenes, todos muy chicos, y bueno, creo que a mí me ayudó muchísimo desde la primera temporada en el TNA pasar ahora a tener la tercera más allá de tener apenas 21 años. En un momento Mario (Sepúlveda) antes de arrancar la temporada me lo dijo, que iba a ser uno de los líderes. Me lo advirtió, como si viese el futuro y me dijo que me prepare. Así que en ese sentido me sigo preparando, psicológicamente más que nada porque había que llevar al equipo y al ser el base titular pasé a tener otras responsabilidades que años anteriores no había tenido".
"Creo que a partir de ahí también viene la maduración, porque pasé a ser otra responsabilidad. Pasé a ser el base titular, a llevar las riendas del equipo y al ser el base fui como ese técnico dentro del campo... Boty desde afuera y yo siendo el base tenía que ir viendo cómo había que llevar al equipo. Esa es otra parte fundamental en la maduración que hablamos, porque este año lo tenía que hacer sí o sí, me tocaba hacerlo a mí y me parece que lo pude hacer de buena manera".