Informes Especiales · 06 de Junio de 2020
La inolvidable hazaña de Central Entrerriano en la 2002/03
Inolvidable temporada para el Rojinegro de Gualeguaychú en la temporada 02/03 del TNA, donde tras ganarle en semis a Conarpesa consiguió el ascenso a la Liga Nacional para después llevarse también el título de la categoría ante Argentino de Junín. Lo recordamos junto a su entrenador Fabio Demti, más el goleador Diego García, Germán Sciutto y Pedro Franco.
Por Lucas Leiva
La temporada 2002/03 del Torneo Nacional de Ascenso (TNA), el antiguo nombre de la Liga Argentina, quedará marcada como una de las primeras ediciones de la categoría que entregó dos ascensos directos a la máxima división, a la Liga Nacional de Básquet. Aquella campaña, será sin dudas algo inolvidable para Gualeguaychú y un histórico de nuestra competición como Central Entrerriano, que terminaría consagrándose campeón.
El Rojinegro ya había amagado con dar el golpe y ascender, cuando en la 98/99 cayó en la final por el ascenso ante el campeón Quilmes de Mar del Plata dirigido en ese entonces por Oscar el Huevo Sánchez. Luego estuvo en el pelotón de equipos animadores del certamen, aunque le había costado un poco más llegar de nuevo a una definición mano a mano por subir a la A. Llegó entonces esa temporada 02/03, la inolvidable, una campaña de ensueño, que sin dudas es una de las más importantes de la historia de la institución.
El reconocido entrenador Fabio Demti había arribado al club para la 2001/02 y rápidamente impuso su estilo, con un grupo de jóvenes jugadores que luego en el tiempo terminaron teniendo mayor reconocimiento por las trayectorias que fabricaron. Jugadores como Diego García, el extranjero Jervaugh Scales, Eduardo Calvelli, Leonardo Segura, Facundo Brizuela, Walter Cordero o Hernán Faletto fueron parte de ese primer año del técnico santafesino, aunque el hito llegaría en el segundo año del proceso de Demti al mando.
Para esa 2002/03, los sobrevivientes del plantel de la temporada pasada habían sido García (22 años, cumpliendo 23 en septiembre del 2002), Calvelli (20 años) y Segura (24 años). La renovación llegó entonces con un par de otros jóvenes interesantes, varios de ellos con un gran peso actualmente dentro de la categoría, pero en ese entonces eran apuestas: Pedro Franco, Germán Sciutto, Luis Pikaluk, Maximiliano Riolfo. El propio Fabio Demti comienza recordando aquella temporada emblemática del equipo.
"Fue mi segunda temporada en Central. En ese momento no se manejaba un presupuesto demasiado amplio, intentamos agudizar el ingenio para el armado del equipo y es por eso que llegaron jugadores como Eduardo Calvelli, Diego García, chicos que habían jugado en Santa Fe y habían llegado la primera temporada que estuve. En ese segundo año viene Gustavo Martín, Pedrito Franco, Pikaluk, un jugador muy importante del club como Riolfo, Leo Segura... un grupo de chicos que realmente fueron congeniando. Sciutto ya era un jugador valioso dentro de la categoría que llegó sobre el cierre del libro de pases y nos terminamos de amar".
Diego García fue uno de los mejores jugadores que tuvo aquella versión del cuadro entrerriano. Era su segundo año dentro de la institución rojinegra y fue uno de los grandes pilares, promediando 25,9 puntos, 3,5 rebotes, 1,9 asistencias y 1,6 robos en 37,0 minutos, disputando 37 encuentros y siendo de las banderas importantes. El santafesino recordó ese paso por Central.
"Cuando pienso en esa época y en esa temporada con Central Entrerriano, en el 2002, se me vienen muchísimas cosas a la cabeza. Primero alegría, fue un año bien fiel a como es Gualeguaychú, de alegría, de carnaval, y me tocaron jugar dos años ahí maravillosos. Si bien el primer año no ascendimos fuimos la revelación del torneo porque se había armado un grupo muy joven, ese año sí teníamos un extranjero que era Jervaugh Scales, y ya el segundo año se armó con buenos jugadores nacionales y buenos jóvenes. Estaba Pika, el gordo Riolfo y el loco Sciutto que por ahí eran los más grandes y que tenían por ahí una experiencia más abultada que nosotros, y del año anterior habíamos quedado Edu Calvelli, Leo Segura y yo. Se sumaron jugadores como Gustavo Martín, Pedro Franco, Riolfo obviamente, y terminamos armando un grupo espectacular, con mucho deseo, con toda esa energía que tenía Central con el apoyo de la gente".
"Se me vienen muchas cosas a la cabeza porque también era mi primera salida. Si bien yo ya había estado en Alma Juniors de Esperanza que es acá muy cerquita de Santa Fe capital, también es verdad que era muy cerquita de mi casa, iba y venía, era mucho más práctico. Entonces Central era como mi primera salida, si bien ya eramos jugadores profesionales la verdad es que no fuimos a jugar por el dinero en sí, era semi amateur porque encima en el medio estuvo el problema del 2001 con el tema de los Federales y los Patacones, y la verdad es que no lo hicimos en ese sentido o no lo miro nunca por ese lado porque no fue relevante ni siquiera. Lo veo por el lado de la pasión, porque nosotros fuimos con ese deseo de seguir creciendo como jugadores de básquet, estábamos ahí a mitad de camino, íbamos a una posibilidad, porque Central y el mismo Fabio Demti no dieron una chance de salir un poco de acá de Santa Fe y subir una categoría más, porque en ese entonces yo estaba jugando Liga B en Alma Juniors y me dieron la posibilidad de jugar el TNA. La verdad es que salió todo bien, no solo a nivel grupal que para mí el tema de grupo te da lo individual".
Sin dudas que salió todo redondo, fue un año perfecto. Cuando solemos encontrar un equipo nutrido de jugadores jóvenes, es común encontrarse que el objetivo principal pase más por ser competitivo, por desarrollar más una idea de juego, por mantener la categoría y no ambicionar mucho más allá, sino que eso sea producto del andamiaje del equipo a lo largo del calendario.
Esto sin dudas permite que no exista una presión en el ambiente por alcanzar un objetivo alto, para algunos jugadores actúa mejor y para otros no, pero sobra decir que todos los jugadores y entrenadores sueñan con llegar a lo máximo. En Central, un club que respira muchísimo básquet y uno de los más tradicionales de la Liga Nacional, ese anhelo fue apareciendo con mayor empuje con el paso de los partidos y viendo los muy buenos resultados que fue generando el equipo.
Central terminaría entrando en el TNA 1 con lo justo, algo que terminó siendo clave para que el equipo se potencie y relaje a nivel juego. ¿Por qué? Porque entrar en ese grupo ya era una salvación para el elenco rojinegro, y eso permitió que luego siguera su marcha por el calendario consolidándose en el resto de la fase regular, contra grandes equipos del momento como Conarpesa de Puerto Madryn, Argentino de Junín, Regatas Corrientes, La Unión de Colón y Echagüe de Paraná. Demti habla sobre cómo fue toda esa segunda etapa del torneo hasta llegar a los playoffs.
"Conformamos un grupo con muchos chicos jóvenes y mucho entusiasmo, aunque teníamos que ver qué era lo que podíamos dar como equipo. De a poco nos fuimos dando cuenta que realmente teníamos un gran plantel y una manera de jugar que íbamos agarrando, pero no fue nada simple. En ese momento estaba eso de entrar al TNA 1 o TNA 2, y nosotros logramos clasificarnos en el TNA 1. Recuerdo que teníamos que ganar las últimas dos fechas y debíamos ir a jugar a Santiago a jugar contra Quimsa, y teníamos otro de local contra San Isidro. Dos partidos y equipos dificilísimos, y si no ganábamos nos teníamos que ir al TNA 2. Pero felizmente ganamos y eso nos puso en el TNA 1, nos liberó un poco de presiones porque el equipo primero pensaba en hacer una buena campaña y salvar la categoría. Una vez que pasó eso y que el grupo se fue soltando, como equipo vimos que eramos un rival difícil para cualquiera y que sin dudas íbamos a tener chances de dar pelea".
"Nosotros teníamos en claro lo que podíamos llegar a lograr como grupo. Era un grupo que entrenaba muy bien, que tenía buen juego, ese sacrificio que hay que tener, mucho hambre de gloria cada uno de los pibes. Por ahí para el ambiente del básquet era un equipo que no daba demasiado dentro de una liga donde también estaban Conarpesa con grandes figuras, La Unión de Colón que fue el equipo que eliminamos en semifinales... pero lógicamente nosotros confiábamos en lo que veníamos haciendo cada día y el equipo iba creciendo. También estaba Argentino de Junín, que era uno de los equipos bravos realmente. Entonces nosotros veníamos de atrás, en silencio, pero sabiendo que podíamos dar batalla".
El histórico Pedro Franco firmó en Central su primera temporada en el TNA en aquella 2002/03. Increíble valor para el base que debutó en esa campaña y que luego se convertería en uno de los jugadores con mayor recorrido e historia dentro de nuestra categoría, jugando 12 temporadas consecutivas en este nivel. En ese año estreno, Franco, el hoy gran capitán de Depo Viedma, promedió 3,8 puntos y 0,7 asistencias en 11,4 minutos, y así recuerda lo que fue esa campaña, agregando una jugosa anécdota que refleja un poco la expectativa general que había sobre el equipo, que no entraba en los candidatos hasta que sorprendió.
"La verdad es que tengo los mejores recuerdos porque fue mi primera temporada. Un equipo donde todos eramos pibes, se armó un grupo increíble y de la mano de Fabio, que la verdad es que es un gran tipo y un entrenador impresionante que nos manejó muy bien el grupo. Creo que sin él no se hubiese logrado nada. Fue un grupo que siempre fue al frente. Arrancamos más o menos la temporada pero nos fuimos acomodando. Siempre había uno que tenía algo para aportarle al equipo y siempre lo íbamos haciendo. Obviamente que algunos con muchísimo más rol que otros, pero siempre nos sentíamos igual de importante más allá de jugar más o menos, y así fue cómo terminamos demostrando al final".
"Recuerdo que en el medio de la temporada pasó algo muy gracioso, porque habíamos ido a jugar contra Conarpesa, con quien jugamos después la final por uno de los ascensos, y un dirigente preguntó cuánto salía la multa para no viajar, para ver si no nos presentábamos (risas). Esa era la fe que algunos nos tenían (risas). Después había muchos otros que nos recontra bancaban y que siempre nos tiraron para adelante. Además de haber formado un grupo muy bueno, hicimos una unión con la gente que para mí era todo nuevo pero que después con el correr de los años nunca más la volví a vivir. Fue una experiencia espectacular".
Otro emblema que se suma a la charla es Germán Sciutto, también con un extenso recorrido dentro de la Liga Nacional y del básquet internacional. El cordobés venía de jugar cuatro años en San Isidro de San Francisco, de la escuela de Antonio Manno, y arribó a Gualeguaychú para completar el equipo, que ya estaba casi cerrado. El Gringo llegó para darle un salto de jerarquía al equipo, terminó siendo fundamental con 13,9 puntos, 3,1 rebotes, 1,3 asistencias y 1,5 recuperos, y así recordó su llegada, con la decisión en el medio de seguir ligado a la institución más allá de que le había surgido la chance de irse al exterior.
"Ese año me fui de San Isidro, y terminé cayendo en Central Entrerriano con 24 años más o menos. La verdad es que fue un año extraño porque llegué a un club que se respira básquet al 100% pero que estaba armado para jugar mitad de tabla y terminamos siendo campeones. Son de esos casos que se dan uno cada 10 o 15 años. Un año espectacular para el club, yo empecé mal pero después con el transcurso del año fui remontando. Recuerdo que tenía una cláusula, yo ya me quería ir a Europa en ese momento y si me salía algo me podía ir nomás, estaba tramitando la ciudadanía. Me pidieron que no me vaya, a mí me gustaba mucho la ciudad y terminé quedándome, y se dio que ascendimos y después ganamos el título". La decisión fue más que correcta para el nacido en Marcos Juarez.
La fase regular culminaría con un Rojinegro ubicado en el cuarto puesto tras imponerse por 91-76 a La Unión en el clásico, de la mano de un brillante Diego García (29 puntos) y la calidad del Gringo Sciutto (21 tantos). Duelo clave para los de Demti, que ganando ese partido se aseguraron entrar entre los cuatro mejores. Las posiciones finales indicaron que Conarpesa se quedó con el 1, para luego mostrar a Argentino 2°, Regatas 3°, Central 4°, La Unión 5° y Echagüe 6°. La reclasificación la disputarían River-Quimsa y Ciclista-Quilmes, pero eso ya sería otra historia.
Llegaron entonces los playoffs, donde Central se topó otra vez contra La Unión de Colón en cuartos de final, un nuevo cruce entrerriano y un rival contra el que Central ya había tenido una amarga experiencia el año anterior, cuando en playoffs del 2002 fue eliminado a manos de los colonenses por 3 a 2, también en fase de cuartos. Los colonenses tenían grandes jugadores en sus filas, como Martín Trovellesi, Mario Romay, Mario Sepúlveda, Sebastián Cabello, Facundo Brizuela, Claudio Farabello, entre otros, dirigidos por Gabriel Picatto.
La posibilidad de revancha llegó un año después, y Central no perdonó: triunfo por 92-79 en el primer juego (García 30 puntos y Riolfo 23), y un tremendo 87-66 en el segundo compromiso (García 20 puntos, Segura 15 y Calvelli 12). La historia se mudó a Colón, donde en el medio se dio la salida de Picatto en la conducción de La Unión para que Martín Guastavino tomase el cargo. Los colonenses ganarían 73-68 el tercer compromiso (23 de García); pero Central se levantó dos días después y liquidó la serie con un gran 92-76 de visitante, con un partidazo de García (32 puntos) apoyado por Riolfo (23) y Sciutto (19). La serie finalizó 3 a 1 para los de Demti.
"Tuvimos una gran serie de playoffs. Recuerdo que cuando le ganamos al clásico rival, a La Unión de Colón, nos pusimos en semifinales contra Conarpesa y ahí ascendían a la Liga A los dos equipos que ganaban esas semis. Contra La Unión realmente íbamos de punto, ellos habían armado un tremendo equipo pero nosotros ya estábamos en ese momento de sentirnos seguro, un equipo que ya jugaba con mucho atrevimiento y soltura, eramos difíciles para los rivales, difíciles de defender porque teníamos varias maneras de anotar", detalla el entrenador.
Llegó entonces el duelo directo por el ascenso. El rival en semis fue el poderoso Conarpesa, que venía de dejar en el camino a Quimsa en cuartos de final. Los de Madryn habían sido los primeros en la fase regular, y bajo la conducción de la Pocha Pablo Coleffi tenían un plantel brillante, estelar, formado por Andrés Tati Del Sol, Eduardo Villares, Mauricio Pipío Pedemonte, Gustavo Nóbile, Andrés Rodríguez, Diego Casemayor y un muy joven Jonatan Treise.
Con desventaja de localía, Central tuvo que viajar a suelo patagónico para enfrentar los primeros dos partidos en Chubut. Y desde el arranque de la serie los de Demti dieron el golpe, con un emocionante triunfo por 111-104 de la mano de Sciutto (36 puntos) y García (33). Tras ese partido, Conarpesa finalizaría el vínculo con Coleffi, y en su lugar fue Fabio Sanz quien tomó las riendas. El segundo juego fue triunfo para Conarpesa por un claro 107-82 (García 20 puntos), pero Central ya había conseguido su objetivo de robar al menos un juego en tierras visitantes.
La serie se mudó entonces a Gualeguaychú, donde tan cómodo jugaba Central. Y así fue como el tercer partido de las semis quedó en manos del Rojinegro, que ganó 83-77, nuevamente con García como máximo anotador (21 tantos) y los buenos aportes de Riolfo (19) y Pikaluk (15). Los de Demti estaban ante la chance inmejorable de concretar el sueño de ascender en casa y ante su gente, y para ello debían ganar el cuarto compromiso ante Conarpesa.
Entonces, aquel 17 de mayo de 2003 se alcanzó esa hazaña inolvidable, en casa, en el José María Bértora, y tras un triunfazo por 110-99. Otra vez, sana costumbre, el Rayo García firmó 29 puntos y se floreó como el goleador de la noche. Además, Riolfo (17), Sciutto (15) y Pikaluk (13) completaron los anotadores destacados del juego. Central, en su máxima expresión, tocó el cielo con las manos y logró algo único, ante un marco estremecedor. Así lo recuerda Demti.
"Después de ganarle a La Unión y ponernos en un mano a mano contra Conarpesa, más allá de que el equipo de Madryn era un equipo con jugadores que venían de La Liga, nosotros sabíamos que podíamos robar un partido de visitante y llevar la serie a nuestra cancha, siendo que la cancha de Central es un lugar único para jugar de local y donde se hace sentir realmente esa localía fuerte por la gente... nosotros nos sentíamos muy cómodos ahí. Logramos ganar el primer partido, que recuerdo que jugamos tremendo, un partido de alto score ganándolo muy bien; ya el segundo partido perdimos como por 30 o 40 puntos, pero habíamos logrado el objetivo de llevar la localía a Gualeguaychú. Ahí fueron dos partidos tremendos, el primero en suplementario que me acuerdo en el tiempo regular ellos erran un tiro ganador en el final, y nosotros en el suplementario logramos ganarlo; y el último partido típico de juego decisivo y con muchos nervios, pero que logramos resolver".
"Se me vienen a la memoria lo que era el estadio, la gente. Recuerdo llegar como hacía siempre un par de horas antes de la cancha para anotar algunas cosas en la pizarra para que cuando los jugadores llegasen vayan viendo consignas del partido mientras se cambiaban, y ya había como 4 o 5 cuadras de cola para ingresar a la cancha. Demoré un tiempo para creer todo lo que estaba pasando... escribí y me fui a bañar a mi casa que vivía cerca del club... y cuando volví la cancha ya estaba llena, fue tremendo ese marco. La gente la vivió muy intensamente a esa semana, y lógicamente fue una verdadera fiesta cuando terminó el partido y se logró el ascenso, porque es un lugar que valoró mucho haber llegado ese año a la Liga Nacional".
Sciutto también se suma a lo que fue esa fiesta, destacando los prestigiosos nombres de Conarpesa y subrayando que fue una temporada para el recuerdo. "Tuvimos en realidad un equipazo. Recuerdo que se jugaba sin extranjeros y fue un torneo espectacular, muy bueno. El nivel del TNA fue muy alto esa temporada y me acuerdo de ganarle la final a Conarpesa, que tenía un súper equipo donde estaban Villares, Pedemonte, Del Sol, Nóbile. Fue un año espectacular e imposible de olvidar, porque uno cuando sale campeón es algo inolvidable. La pasábamos muy bien también, eso es muy cierto, más allá de lo que terminamos consiguiendo después".
Sin dudas ese hito de Central Entrerriano quedará grabado en la memoria de todos. Luego llegaría la final por el título, donde los de Demti debieron combatir ante Argentino de Junín, que también estaba ascendido tras ganarle a Echagüe de Paraná en semifinales. En el Turco, dirigido por un emblemático entrenador como Adrián Capelli, se grabaron nombres que también fueron importantísimos en la historia del club, como Horacio Beigier, un joven Juan Cangelosi, Josi Gil, Gerardo Barrera, Ramiro Carulla, entre otros.
Entonado, con la felicidad de ya haber conseguido el ascenso pero con el hambre de un grupo de jóvenes que no se conformaban y querían ir por más, se largaron las finales para decidir al campeón. El primer juego arrancó con triunfo juninense de local por 97-66 de la mano de Beigier, con García volviendo a destacarse en los entrerrianos (26 puntos). La respuesta de Central llegó en el segundo duelo, también en el Fortín de las Morochas y con triunfo visitante por un altísimo 108-103, otra vez con García en modo explosivo (39 puntos), más Sciutto (21) y Segura (20) colaborando también en el goleo.
Las finales se trasladaron a Gualeguaychú, donde el Rojinegro soñaba con cerrar y decorar la historia. Primero ganó por 80-75 en el tercer juego, con el tándem García-Sciutto como destacado (29 y 24 unidades respectivamente); pero luego Argentino reaccionó y consiguió un importante triunfo por 91-82 en el cuarto partido con 28 tantos de Josi Gil (Sciutto 24 y García 18 en Central). El quinto partido, de regreso en Junín, terminó en fiesta para los entrerrianos, en suplementario y por 97-91, donde los de Demti reaccionaron a una desventaja de -15 en el arranque del último cuarto reglamentario (García 37 puntos y Sciutto 25). Aquella noche del 10 de junio del 2003, Central se abrazó al título y le puso el moño a una temporada inolvidable.
Una constante era encontrar a Diego García como el máximo exponente en el goleo de Central, y sin dudas esa temporada fue determinante en la carrera del escolta. Allí tuvo la posibilidad de mostrarse, de exhibir todo su amplio repertorio anotador, su velocidad, y sin dudas fue cimientando la base para lo que después fue una carrera de inmenso prestigio, con paso por la selección y jugando varios años en Europa. El Rayo reflexiona sobre la relevancia que tuvo esa temporada dentro de su carrera profesional.
"Para mí fue un trampolín para lo que después fue mi carrera, porque fueron todos pasos chicos pero rápidos, que en ese caso son grandes pasos porque no es que estuve reclutado en un equipo sino que gracias a Central pude despegarme rápidamente. Sinceramente ese paso en Central fue brillante para mí. Una vez ascendido con todo ese equipo, que la pasamos realmente muy pero muy bien, lo dimos todo arriba de nuestras posibilidades, obviamente guiados por Fabio que sabía que tenía un equipo humilde y que si no lo dábamos el 100% no nos iba a alcanzar. Y así fue, porque nos enfrentamos con grandes equipos, dejamos a La Unión afuera que tenía un equipazo, después volvimos a dejar afuera a Conarpesa de Puerto Madryn en semis y ellos siendo los candidatos, con un equipazo. Terminamos saliendo campeones ganándole a Argentino de Junín, que también tenía un equipazo y antes también había logrado el ascenso".
"Fue un año de libertad a la hora de jugar. Tengo los mejores recuerdos, gente con la que todavía estoy en contacto. Para mí fue un puntapié inicial que después se dio con mi carrera en Liga Nacional, con Olavarría, con Ben Hur, con la posibilidad de jugar en la selección e irme a jugar afuera. Más que nada uno también tiene ese recuerdo tan lindo por cómo lo siente Central Entrerriano, cómo lo siente la ciudad, lo que era ver y jugar a cancha llena, lo que era llevar muchísima gente de visitante, la pasión con la que lo hacíamos. Es un equipo que lo dio todo, que tenía mucho corazón en todo lo que hacía y así fue como fuimos de la mano con toda la gente de Gualeguaychú para lograr un ascenso tan ansiado no solo para nosotros que recién nos iniciábamos sino también para toda la ciudad".
Demti cierra la charla destacando el significado y la importancia de aquella temporada en Central. Es cierto que el santafesino dirigió por varios años al equipo, pero sin dudas esa campaña será única, recordada por siempre cada vez que visita la ciudad y sabiendo el peso que tiene para todo Gualeguaychú.
"Tengo los mejores recuerdos de ese momento, de la gente de Gualeguaychú. Hoy mismo cuando vuelvo a la ciudad, porque tengo mi pareja allá, todavía todo el mundo recuerda ese ascenso, por más que haya pasado tanto tiempo. Cada vez que se cumple la fecha, los diarios y las radios de allá, se acuerdan y nos hacen notas. Tengo un gran recuerdo, un especial recuerdo por toda la gente de Gualeguaychú, por todo lo que me ha dado, por la gente de Central especialmente, por ese grupo de jugadores y también por los dirigentes que confiaron en mí y que después pude estar muchos años en el club. Sin dudas que es un paso que nunca lo voy a olvidar y que lo voy a tener siempre presente, ese gran grupo de jugadores y todo lo que significó para la ciudad ese ascenso".
Así fue como Central Entrerriano se quedó con toda la gloria de la temporada 2002/03, logrando el título y el ascenso, para luego jugar varios años dentro de la elite de la Liga. Ese equipo que hizo vibrar a toda la ciudad aquella temporada en el TNA, hace poco se reunió virtualmente con una videoconferencia recordando la hazaña. Y es que así termina de trascender un equipo, cuando más allá de los logros mantiene una gran y afectiva relación entre todas sus partes, entre esos jugadores que quedaron y seguirán grabados en la memoria de todos, de Gualeguaychú y de la historia de la Liga Nacional.
Informe: Prensa AdC Fotografías: Diario El Día