Informes Especiales · 05 de Julio de 2020
El Nacional y su ascenso a la Liga Nacional en 2007
Repasamos la temporada 2006/07 de la segunda categoría que tuvo como campeón y uno de los ascendidos a El Nacional de Monte Hermoso dirigido por Juan Andrés García. Rememoramos ese hito junto con el capitán e histórico Mario Sepúlveda, y el base figura Mariano Castets.
Por Lucas Leiva
La temporada 2006/07 de la Liga Argentina quedará marcada con el primer ascenso de El Nacional de Bahía Blanca. Una campaña bastante particular para el elenco bahiense, que no solamente se quedaría con el boleto rumbo a la categoría A sino que además se llevaría el título de campeón de aquel año, parte de un club que desde siempre y en todas las actuaciones que realizó alrededor de los certámenes de la Asociación de Clubes (AdC) normalmente nos sorprendió con equipos protagonistas y competitivos.
Aquella temporada también sería relevante para el club ya que llegaría a un acuerdo con Monte Hermoso, por lo que apoyado por el gobierno de esta última ciudad pasaría a jugar sus partidos de local en el reconocido Polideportivo Municipal del balneario. Eso llevó a que el Celeste mude sus partidos de local a casi 120 kilómetros de Bahía, ejerciendo condición de anfitrión en Monte Hermoso.
Sería un año con cambios, con el mismo objetivo de presentar batalla como siempre lo hizo y consiguiendo aquel premio que desde tanto había deseado darse. El club estuvo a punto de vender su plaza en el torneo hasta el mencionado arreglo con Monte Hermoso, y ese fue el disparador de una etapa más que importante dentro de su historia.
Así comenzó a planearse la temporada 2006/07 de El Nacional, de la mano de un entrenador histórico para la institución como lo es Juan Andrés García. Había que armarse, y dentro de lo que había sido el plantel del año anterior, se mantuvieron jugadores como Mario Sepúlveda, capitán del equipo, y Sebastián Farías.
Con esto comenzó la movida dentro del mercado de pases, con la llegada del base Mariano Castets desde Estudiantes de Bahía Blanca; José Nicolás Ojeda que consumó su regreso a El Nacional tras haber jugado el año anterior también en Estudiantes; llegó Ariel Zago como U23, que ya conocía lo que era ascender tras haberlo conseguido con La Unión de Formosa años atrás; y otro de los refuerzos importantes fue Federico Ferrini, que llegó desde Ferro Carril Oeste.
"Jugué cuatro temporadas y media en El Nacional, y el primer año, el del ascenso, para mí significó mucho porque fue uno de los mejores años que tuve personalmente, en todo sentido. Estuve cerca de la familia, de los amigos, el grupo que se armó fue increíble. Con el tiempo me di cuenta lo importante que es el grupo, y no importa la cantidad de jugadores ni talento, todos forman planteles importantes pero lograr un equipo es muy difícil. Y nosotros lo logramos, con la ayuda de Juan como entrenador que nos guió muy bien, era un maestro como entrenador y nos enseñó muchísimo", comienza a recordar uno de los jugadores históricos de la categoría, Mariano Catete Castets.
Además de jóvenes que ya venían siendo parte del equipo y que con el tiempo, ese año y en la posterioridad, se transformaron en jugadores importantes. Hablamos de casos como los de Fabián Sahdi y José Manuel Gutiérrez, sin olvidar a otros jugadores que también luego tendrían buen recorrido en la categoría como Guillermo Saavedra y Ramiro Heinrich. A ellos se sumaron otros chicos dentro de la rotación, como Juan Ignacio Diomedi, Iñaki Ugarte, Pedro Barcelona y Fabricio Montironi.
En el medio hubo cambios, y la ficha extranjera fue algo que tuvo muchos retoques por parte de García y su cuerpo técnico. Desde un principio el elegido fue Anthony Evans, aunque luego se llegó a un acuerdo para con Joe Zaletel tras la lesión del primero. Después también pasó Leroy Hickerson, y finalmente aterrizó una cara conocida que se incorporó ya para el 2007 y hasta el final de esa temporada: Djibril Kanté.
El marfileño ya había estado la campaña anterior con El Nacional (05/06), pero fue reemplazado por lesión así que esa 06/07 después de que el equipo probase algunos nombres sin convencerse terminó siendo su revancha. Kanté luego iniciaría una recordada trayectoria en la elite tras ascender con el equipo de García.
¿Algo más? Sí, porque durante el calendario hubo más cambios dentro del plantel. La lesión de Ojeda derivó en la llegada de Martín Pasquinelli, como así también la inclusión de Fabricio Starc que venía del torneo local donde había sido campeón con Olimpo, y que también se sumó en el momento bisagra de la temporada como son los meses de enero y febrero. Así, el Celeste bahiense se fue acomodando a lo largo del año, moviendo fichas, con cambios y mucha dinámica, la misma de la impronta de García.
"Para mí fue un año de muchísimo impacto, que terminó siendo mi primer ascenso. La búsqueda constante de mejorar y llegar a estar bien físicamente de nuevo. El equipo estaba muy bien, allá arriba, pleno, y yo estaba arrancando de cero. Fueron cosas que me llevaron a esforzarme doblemente para poder estar a la altura del equipo. En eso del manejo del grupo creo que siempre tuve mucha templanza, como si fuese el termómetro de las emociones, y después, lograr el ascenso fue único. Fue un año redondito porque también se dio el ascenso de Independiente de Neuquén, acá con el Boti, gente amiga que hizo que fuese inolvidable esa temporada", comienza diciendo el líder de aquel plantel, el gran e histórico Mario Sepúlveda.
"Habíamos convencido a Djibril Kanté también para que viniera. Si bien había estado mitad de la temporada anterior, había terminado algo enojado con Juan (García) pero no recuerdo bien por qué. Entonces sí recuerdo que era constantemente decirle que íbamos a estar mejor, tenía muy buena relación con él, y al final vino, obviamente que resultó siendo determinante y eso lo llevó después a dar el salto a la Liga y demás. Fue un valor impresionante para nosotros, un tipo súper piola. No entendía mucho el español así que le enseñábamos algunas palabras al revés (risas). Fue un año donde todos nos divertimos mucho", agrega el capitán.
El año arrancó bárbaro, y El Nacional que debutó como visitante hizo una excelente presentación ante Gimnasia en La Plata para imponerse por 83-64, de la mano de Ariel Zago como máximo anotador (23 tantos). Luego llegó el estreno en casa, donde con Zaletel como figura (23 unidades) se sumó una nueva victoria, ante Ciudad de Bragado por 88-75. La tercera jornada sería fecha libre para los de García, que luego visitarían a Argentino en Junín para volver a sumar de a dos y trepar a la cima del Norte (triunfo por 90-88, con 25 de Ferrini).
Sorpresa en la siguiente jornada, ya que sumaría su primera caída del año y en condición de local, ante un Racing-Pedro Echagüe le ganó por 69-62. Volvió a la senda ganadora rápidamente tras ganar en Venado Tuerto ante Olimpia (96-88), pero volvería a caer como anfitrión en el Norberto Tomás bahiense contra Independiente de Neuquén (88-80). En el medio, la lesión de Zago complicó la situación, y aunque se hizo volvió al triunfo en tiempo suplementario y nuevamente de visitante, esta vez en Bragado y ante Ciudad (113-106).
Este último partido ante Ciudad marcaría un punto de inflexión en la temporada que venía haciendo Mario Sepúlveda. Hoy ya convertido en un histórico e ídolo dentro de la categoría, el capitán de El Nacional sufriría un inconveniente cardíaco tras ese partido en Bragado por lo cual tendría que atravesar algunos estudios médicos que lo alejaron de las canchas por un periodo. El mismo Sepúlveda lo explica a continuación.
"Me descubrieron un problema cardíaco, de hecho tuve en un partido como una taquicardia, me descompensé y demás, y quedé internado. Fue en Bragado me acuerdo. Llegamos al hotel y estaba Miguel Ángel Cerutti, que había ido a Bragado a hacer una obra, y todos los vagos sacábamos fotos con él, re cholulos (risas), y estábamos entrando a la habitación con Fede Ferrini y le digo 'me siento re mal, algo me pasa', me acosté en la cama y empecé a vomitar. Fede se asustó mucho, le avisó al entrenador y ahí llamaron a la ambulancia. Me llevaron al hospital, ahí me medicaron y me pasó todo".
"Más allá de la anécdota de la foto, ahí hice un quiebre con respecto a mi profesión y demás. Tuve que someterme a un par de operaciones, tuve mucho tiempo parado, casi dos meses, hasta que me dieron el alta y demás. Después, cuando volví a los entrenamientos, no distinto... no es que los demás me tuvieran lástima, sino que ellos estaban muy arriba y en mi caso era arrancar de cero, y por ejemplo en un ejercicio de 1 contra 1 el que me tocaba defender a mí lo lograba defender porque atacaba un toque menos; y cuando me tocaba atacar a mí lo pasaba sin tanta oposición. Llegó un punto donde los junté a todos, me reuní con ellos, y les dije que yo necesitaba ponerme bien físicamente y que la mejor forma era que me pasen por arriba, que si me tenían que cagar a palos que lo hicieran, porque sino nunca iba a llegar a estar a la altura de ellos. Eso estuvo bueno porque me terminó dando un plus, porque al equipo le iba bien y yo al ir poniéndome bien también terminé cumpliendo un rol importante dentro del equipo".
Para el 18 de diciembre, y estrenándose como local en el Poli de Monte Hermoso, El Nacional empezó a despedir el 2006 con un triunfo sobre Argentino de Junín (92-83), sin su líder Sepúlveda y con un gran trabajo del tándem Ferrini-Zaletel (24 y 21 unidades respectivamente). La última fecha antes del receso, sufriría una derrota, nuevamente ante Racing-Echagüe y perdiendo la posibilidad de mantenerse en la cima (84-66 en Racing).
El receso tendría algunas novedades, como el saldo positivo de Sepúlveda tras los exámenes médicos y la vuelta de Anthony Evans al equipo, que había estado lesionado y que su lugar lo estaba ocupando hasta ese entonces Zaletel. Evans debutaría oficialmente en El Nacional para el arranque del 2007, marcando que interno había sufrido un duro desgarro antes del arranque del calendario regular y que hasta ese entonces solo había jugado partidos por Copa Argentina.
En la reanudación del calendario, el 2007 arrancó con derrota de El Nacional de local contra Olimpia de Venado Tuerto, en Monte Hermoso y por un ajustado 75-74. Para la siguiente fecha, de visitante en La Caldera de Independiente y con la incorporación del puntaltense Fabricio Starc como sexta ficha mayor, sumaría una nueva derrota ante hasta ese entonces líder del Sur, perdiendo por 83-76 contra el Rojo.
Cerrando la primera fase y en el televisado de aquella fecha, El Nacional cortaría la sequía al imponerse por 83-77 ante Gimnasia de local en Monte. El CEN ya estaba clasificado de antemano a la última jornada al TNA 1, como cuarto clasificado detrás de Independiente de Neuquén, Olimpia de Venado Tuerto y Racing-Echagüe. ¿Su récord? 7 victorias sobre 12 presentaciones.
Tras aquel partido ante Gimnasia en el Poli, se resolvió la llegada de Martín Pasquinelli por el lesionado Nicolás Ojeda, ya pensando en la segunda fase. A su vez, llegó el cambio del extranjero Evans (apenas jugó tres partidos tras recuperarse de su lesión y no convenció) para darle lugar al arribo de Leroy Hickerson, que en ese momento venía de jugar en Galgos de Tijuana.
"Todos teníamos diferentes personalidades. El Nacional siempre se caracterizó por armar buenos planteles con muchos jugadores de renombre pero siempre le costó ascender, porque asciende uno solo y es muy difícil. Ese año recuerdo que no eramos candidatos, desde ningún punto de vista, sino que eramos un equipo interesante, que jugaba bien al básquet, organizado, un equipo largo porque también los juveniles jugaban y rendían, teníamos esa filosofía donde cada uno jugaba 20-23 minutos, entrar y salir, rotar mucho, esa era la filosofía de Juan. Fue una pretemporada durísima, que al principio estábamos un poco incómodos todos pero, como nos decía el profe, en enero y febrero íbamos a estar en el mejor momento. Y de hecho fue así. Como decía, no eramos candidatos al principio pero después en enero y febrero comenzamos a tener una confianza de equipo infernal, no perdíamos casi nunca de local y de visitante también jugábamos muy bien", dice Castets.
Para el 2 de febrero dio comienzo la segunda fase y El Nacional arrancó con una buena victoria sobre Unión de Sunchales como local en el Polideportivo (80-67, con 22 unidades de Ferrini). El equipo volvió a ganar en su segunda presentación, otra vez en casa y al imponerse con claridad ante Olimpia (96-62) de la mano de los triples y grandes actuaciones de varios de sus exponentes, entre ellos el joven Sahdi (17 unidades). Así, se afirmaba cada vez más como el puntero del TNA 1.
Otra victoria más llegó en La Ribera de Regatas de San Nicolás, en un duelo donde uno de los mejores equipos de local se medía ante la tendencia ganadora de visitante de los dirigidos por García. Prevaleció esta última marca, por un claro 82-70 con un gran trabajo del tridente Castets-Zago-Pasquinelli (23, 20 y 19 puntos respectivamente). La cuarta al hilo fue durísima, chocando con hasta en ese entonces el otro líder de la zona, Racing-Echagüe, para ganar por 95-90 de visitante (21 de Zago), tomarse cierta revancha de lo sucedido en primera fase y quedar solitario en la cima.
Quinto triunfo consecutivo de local ante La Unión de Formosa en una tormentosa noche en Monte Hermoso (90-73, con 19 de Zago), para luego volver a ganar, otra vez en casa, ante un durísimo Asociación Española de Charata (100-87 con una noche brillante de Hickerson, dueño de 33 tantos). Durísimo triunfo en Formosa para ganarle en la vuelta a La Unión por la mínima (91-90, con 18 de Sepúlveda), pero esas 7 victorias consecutivas se terminaron cortando en la octava presentación de la zona, perdiendo el hasta ese entonces invicto de segunda fase contra Española de visitante en Chaco y por 90-85.
Tras ese juego en Charata, el CEN decidió prescindir de los servicios de Hickerson que venía sin convencer y apostó por un viejo conocido como Djibril Kanté, quien ya había pasado por el club la temporada anterior pero no había podido completar el año por una lesión. Fue la vuelta con gusto a revancha para el marfileño, que terminaría siendo clave para el grupo tras su llegada a finales de febrero de aquel 2007.
Llegó entonces una segunda derrota, ante Unión de Sunchales en La Fortaleza santafesina y por un claro 96-73 donde el equipo de García se mostró bastante errático. Nueva caída ante Olimpia en Venado Tuerto, por 72-64 y perdiendo su condición de líder dentro de la tabla. Tras esa larga salida de visitante donde ganó uno sobre cuatro juegos, llegó la recuperación en Monte Hermoso de local tras superar a Pedro Echagüe con soltura (105-84 con 28 de Ferrini), para luego volver a triunfar en un partidazo ante Regatas de San Nicolás (100-66, con 18 de Ferrini y otros 18 de Kanté), también de local, y empezar a encarar el cierre de la fase regular ya asegurándose su clasificación dentro de los mejores cuatro de la tabla.
Las últimas jornada también fuerons valiosas para El Nacional, ya que tras su doblete de victorias ante Independiente (102-66 en el Poli de Monte y 84-77 en La Caldera) se adjudicó el 1 de la fase regular y por consiguiente se garantizó la localía para todos los cruces de playoffs. Al entrar entre los mejores, también evitaría la reclasificación entrando directo a cuartos, concluyendo el TNA 1 con un registro de 11 triunfos sobre 14 posibles, un récord bastante importante.
Mientras esperaba a su rival proveniente de la reclasificación, El Nacional se entrenó para no perder ritmo de competición y llegar lo más aceitado posible a los cuartos de final. Fue entonces, cuando en un partido de rodaje contra Peñarol, dentro de esas dos semanas libres mientras se jugaban las primeras series de playoffs, llegó una desafortunada lesión en uno de los jóvenes de sólida actuación como Sahdi (luxación en su cadera. García y su equipo corrieron contrarreloj para sumar una incorporación como reemplazo, donde incluso llegó a entrenarse un día Selem Safar como uno de los elegidos para sustituir a Sahdi, sin embargo por reglamento no pudieron sumar ningún jugador y con esa ausencia tuvieron que afrontar la primera llave.
Paréntesis en lo que había sido todo ese año de El Nacional, Catete Castets explica detalladamente todo lo que había significado el trabajo dentro del grupo, desde las personalidades y el carácter de cada jugador. En ese sentido, el bahiense destaca el gran trabajo del capitán Mario Sepúlveda y lo que significó que todos empiecen a entenderse en pos del éxito del equipo.
"La verdad es que agarramos una química espectacular. Si bien tuvimos momentos como todo grupo, siempre estuvimos liderados por el excelente capitán Mario Sepúlveda que nos daba tranquilidad. A veces los entrenamientos eran muy duros y teníamos personalidades fuertes como la Pantera Ferrini, Ariel Zago, Marito Sepúlveda y yo, con un americano muy piola (NdR: Djibril Kanté), que hubo momentos donde se tuvo que hacer una reunión para que cada uno sepa bien el rol que tenía dentro de la cancha".
"Había mucho talento y mucha personalidad dentro del grupo, pero teníamos que apuntar al mismo objetivo, y no recuerdo bien en qué viaje Marito nos juntó para hacernos saber que había una columna vertebral que había que seguirla, y que cada uno tenía un rol dentro del equipo. Tengo los mejores recuerdos, era un grupo muy lindo, con personalidades fuertes que hizo que al principio costase un poco pero que después con el tiempo todos eran jugadores muy inteligentes y se fueron dando cuenta que el objetivo a la larga era juntar todos esos talentos y egos para un mismo objetivo que era el campeonato. Así que gracias a esa reunión que hizo Marito hicimos ese cambio de cabeza, y después en la cancha eramos todos por el bien del equipo y por el objetivo que era ascender".
"Habíamos logrado una química tanto adentro como afuera de la cancha. La realidad es que afuera nos juntábamos muchísimo, y de enero a mayo nos juntábamos cada vez más. Estábamos todo el tiempo juntos, cada uno con nuestras parejas y demás, y eso a veces por ahí en otros equipos se complica. Acá se dio las dos cosas, que adentro de la cancha nos llevábamos muy bien y afuera también".
Sepúlveda también habló de lo significó esa temporada desde su manejo y liderazgo, aunque haciendo foco en Castets que justamente venía expresándose sobre el equipo, y con quien Mario tiene una linda amistad que quedó y se forjó desde aquella época que pudieron compartir en El Nacional.
"Si bien con Catete el año anterior nos habíamos enfrentado y nos dábamos como en caja (risas), después de haber compartido y creo que él se dejó que lo hablara y tratara de ayudar porque era un talento impresionante. Sentía que tenía mucho talento en su juego, en su personalidad, en su andar, y espero haberlo ayudado a que las cosas salgan mejor. Después también compartimos medio año en Bragado, todo sumamente positivo, y tenemos una gran amistad entre los dos".
Llegó entonces Española de Charata, uno de los equipos más duros que tuvo la categoría en ese año y sin dudas el rival que más complicó a El Nacional en su camino por la postemporada. Los chaqueños venían de eliminar a un duro Argentino de Junín por 3 a 1 en la reclasificación, y entre sus filas aquel equipo dirigido por José Cottonaro ostentaba jugadores reconocidos como Claudio Sollberg, Juan López, Christian Schoppler, César Avalle, Luis Pikaluk, Juan Davico, Leandro Ferraro, Stanley Easterling y Emmanuel Cliffton.
El primer choque entre ambos quedó en manos de El Nacional, que arrancó ganando en casa por 84-76 con un gran trabajo de Catete Castets (24 unidades). Ese partido también hubo otros cinco jugadores en doble dígito de puntuación: Pasquinelli (14), Ferrini (12), Zago (11), Kanté (10) y Farías (10). El dueño de casa hizo valer su condición de anfitrión y comenzó con el pie derecho.
Ya para el segundo partido, la historia fue más abultada en Monte Hermoso y la victoria volvió a ser para el equipo de García pero con un contundente 84-60. Esta vez, cuatro jugadores en doble dígito, todo parte de la impronta de juego de su entrenador, con muchísima rotación en sus jugadores, dándole minutos de calidad a todos y con un plus en esta oportunidad desde la banca, ya que Sepúlveda fue el mejor artillero (17) y al capitán se sumaron tanto Pasquinelli (13, también desde los suplentes) junto con Farías y Castets (13 y 11 respectivamente, ambos titulares).
La historia se mudó a Charata, donde Española se recuperó en el tercer partido tras imponerse por 95-86 a pesar de los buenos aportes goleadores de Castets y Sepúlveda en la visita (16 unidades cada uno). El cuarto encuentro volvió a ser a favor de los de Cottonaro, con una sólida tarea que lo hizo vencer por 84-68 para forzar así un quinto encuentro de regreso a Monte Hermoso. Castets, que tuvo una serie tremenda ante Española, y Kanté, fueron los mejores de García en ese cuarto duelo (15 y 17 respectivamente).
Llegó así el quinto punto definitivo y la conclusión de una serie muy pareja. Terminó siendo para El Nacio, que festejó en el Polideportivo por 90-74 y terminó cerrando una durísima instancia por 3 a 2. Castets fue nuevamente la figura del encuentro con 21 puntos, sumado a los aportes de Sepúlveda (14), Kanté (13) y Farías (12) quienes completaron el goleo del semifinalista de la temporada. Así, uno de los rivales más complicados que tuvo el equipo de García en esa campaña, quedó en el camino gracias a un esforzada serie por parte del Celeste.
Catete Castets se refirió a aquella serie de cuartos contra Española: "Había muchos equipos fuertes. Me acuerdo que en cuartos de finales nos cruzamos contra Española de Charata en Chaco, que fue una serie durísima, creo que lo más duro que nos tocó en todo el año. Nosotros ganamos los dos primeros en Monte y fuimos tranquilos, no relajados pero sí confiados porque como equipo nos sentíamos así. Fuimos a Española allá en Charata y fue prácticamente una final, increíble. La cancha explotaba, había gente en todos lados, hasta en los pasillos... nos gritaban, puteaban y escupían desde las tribunas... me acuerdo que se pedía un minuto y nos empapaban, aparte en la cancha nos mataron porque jugaron muy fuertes. Me acuerdo que fue durísima, nos ganaron los dos y tuvimos que volver a Monte. Ahí toda la presión para nosotros, la cancha también explotaba, y ganamos por muy poquitos puntos. Esa serie muy áspera".
Ya en semifinales, a El Nacional se sumaron otros tres clasificados: Olimpia de Venado Tuerto, que barrió su serie contra Regatas de San Nicolás por 3 a 0; Pedro Echagüe que dejó en el camino a La Unión de Formosa también por 3 a 0; e Independiente de Neuquén que le ganó a Unión de Sunchales por 3 a 1. El rival del Celeste sería el elenco venadense, uno de los siempre protagonistas, que dirigido por Luis Oroño tenía dentro de sus filas jugadores como Luca Gornatti, Damián Palacios, Matías Cudós, Sebastián Castiñeira, Mauro Bulchi, Javier Ceci, Ricardo Centeno y el extranjero Curtis Williams.
La serie arrancó en Monte Hermoso, y a pesar de venir con un desgaste de haber jugado una dura serie ante Española, El Nacional arrancó ganando por 73-56. Dato de la noche es que el complemento fue comandado absolutamente por el cuadro de García, que clavó una segunda mitad de 45 a 31 a su favor gracias al tridente conformado por Ferrini, Sepúlveda y Kanté que sumó 42 puntos (14 unidades cada uno). Dos días después llegaría el segundo encuentro, nuevamente en el Polideportivo y con otro triunfo para El Nacional, por 81-66 y con la dinámica de otra vez tener a varios jugadores en doble dígito de puntuación: Kanté (16), Sepúlveda (13), Ferrini (13), Castets (12) y Zago (12).
Con la semifinal match point, El Nacional fue a una durísima cancha como la de Olimpia, donde los venadenses hicieron un recambio dentro del plantel para traer a un histórico como Jorge Oscar Racca en lugar del lesionado Matías Cudós (en algún momento había sonado hasta Walter Herrmann como sustituto). Envalentonado y hasta en algún punto con el guiño que podía intimidar al Celeste, Olimpia se armaba para el tercer partido de la serie y Sepúlveda recuerda esa situación con Racca como protagonista.
"Enfrentar a Racca que para mí es un ídolo total, llegar a jugar un partido contra él fue tremendo. El año que jugué en Deportivo Roca en la Liga Nacional a los 18 años, con Oveja (Sergio Hernández), fuimos a jugar a Olimpia de Venado Tuerto y me señala un gimnasio para mostrarme quién estaba ahí. Era Racca, en su esplendor, campeón de Liga Sudamericana, todo, 50 puntos por partido tenía de promedio... tenía todo el gimnasio encima haciendo pesas (risas). Y esa noche misma jugábamos, efectivamente nos anotó 50 puntos y a mí me marcó el solo hecho ya de verlo... una carrera tremenda. Se da esa casualidad de que para esa definición con El Nacional, después de ganar los dos primeros partidos en Monte Hermoso, nos vamos a Venado Tuerto para jugar contra Olimpia y estaba Racca cambiado para jugar el partido, que fue el tercero de esa serie. Lo lindo que fue verlo, jugar contra él esos 5-10 minutos que jugó, fue increíble. Fue una anécdota buenísima".
Pero ni la incorporación de Racca ni todo el resto del gran equipo de Olimpia evitaría la barrida de El Nacional, que en un durísimo juego se terminó llevando la tercera y definitiva victoria por 95-86 para liquidar la serie por 3 a 0, consiguiendo así su anhelado y tan buscado ascenso a la Liga Nacional de Básquet. Zago se vistió como goleador de esa noche con 23 unidades, escoltado por otros dos clásicos pilares del equipo como Kanté (17) y Castets (16). Así, El Nacional concretaría un sueño, el cual todos al principio de la temporada siempre buscan pero solamente algunos privilegiados terminan de conseguirlo.
"Después de Española nos toca ir a Venado Tuerto. Nosotros habíamos ganado los dos primeros en Monte y cuando nos toca ir allá había vuelto Jorge Racca, y Olimpia tenía toda esa cancha que explotaba y más con la vuelta de Racca. Pero pudimos ganar y terminamos ascendiendo allá. Fue 3 a 0. Después nos tocó contra Independiente, pero bueno, ya estábamos ascendidos para ese entonces", explica Castets.
El base agregó: "El ascenso fue una alegría enorme. Fue espectacular en todo sentido, la gente, Monte Hermoso era una ciudad con muy pocos habitantes e iba toda la ciudad de Bahía a ver los partidos de local, Monte explotaba porque también toda la gente de la ciudad estaba en los partidos y la cancha siempre estaba llena, y de hecho al día de hoy siempre se acuerdan de ese primer equipo. La verdad es que hubo muchos equipos en Monte, pero ese ascenso fue inolvidable porque fue el primero, y al día de hoy nos dicen que la química que había con ese grupo y la gente fue sensacional. No me olvido más que cuando le ganamos a Venado Tuerto y habíamos ascendido, todo Monte Hermoso estaba esperándonos afuera en la ruta con los camiones y autos para llevarnos. Una alegría impresionante ese festejo. Es alegría pura, ese año fue todo espectacular, desde la gente, la dirigencia, y sobre todo el grupo que era bárbaro y funcionaba de la misma forma".
Y si hacía falta una frutilla para decorar el postre, la misma terminó dándose en la final ante Independiente de Neuquén, equipo que también había ascendido en instancias de semis después de imponerse contra Pedro Echagüe por 3 a 1. El Rojo, dirigido en ese entonces por el prestigioso Mauricio Boti Santángelo, conformaba un plantel con jugadores como Leonardo La Bella, Esteban López, Martín Melo, Byron Johnson, José Fabio, Enrique Marina, Martín Aguirrezabala, Walter Cordero, entre otros.
La serie por el título se jugaba al mejor de tres partidos, y en este caso El Nacional no iba a arrancar en casa sino que como visitante, en el mítico Ruca Che que sirvió como hogar de Independiente. Y contra esos pronósticos pero sabiéndose de un equipo que estaba muy aceitado y que durante el correr de la temporada fue de menor a mayor, los dirigidos por Juan García ganaron el primer juego de las finales por 93-86 y comenzaron a acariciar el campeonato. Otra vez varios jugadores anotándose entre los líderes destacados del goleo (Zago 20, Pasquinelli 16, Kanté 15 y Sepúlveda 14).
Todo se mudó entonces a Monte Hermoso donde, en el Polideportivo y ante su gente, El Nacional tenía doble oportunidad de quedarse con el título para terminar de festejar un año inolvidable. No fue suficiente la segunda chance, ya que el CEN no le dio capacidad de reacción a Independiente y se quedó con otra victoria más, ahora por un claro 95-76 para terminar de sellar el cetro de campeón de la mano de un fantástico Sepúlveda (29 puntos). El Celeste tocó el cielo con las manos, serie 2 a 0 en su favor y cierre de temporada inmejorable y único.
Castets cierra refiriéndose al peso y el significado que tiene aquella 2006/07 del CEN desde lo personal: "Para mí significó mucho y fue un año inolvidable porque todo funcionaba como un relojito, tanto la dirigencia que era una fusión entre El Nacional de Bahía Blanca con Monte Hermoso, y esa dirigencia siempre fue espectacular porque nosotros solamente nos teníamos que dedicar a jugar, cumplían en todo sentido y nos daban mucha confianza. No nos faltaba nada, los viajes eran excelentes, muy bien organizados, parábamos en hoteles cómodos, las comidas eran siempre muy buenas, el colectivo era espectacular porque tenía su cama individual para descansar bien, y también había una parte especial donde se podían ver los videos de los partidos. La verdad es que funcionó como un relojito".
"Tengo los mejores recuerdos de ese año. Yo jugué cuatro temporadas y media en Monte, y particularmente esa del ascenso fue espectacular porque todo anduvo muy bien y coincidimos que todos teníamos mucho hambre y muchas ganas de que nos vaya bien a todos. Entendimos que a la larga, si nos va bien en lo deportivo, funcionaba bien para todos y fue justamente lo que pasó. Ascendimos y al otro año ya en la Liga Nacional fuimos la revelación del año, Juan ganó el mejor entrenador del año, estuvimos a punto de entrar dentro de los mejores cuatro de la Liga y saltearnos los playoffs casi con la misma base. Así que por supuesto fueron los mejores recuerdos".
Informe: Prensa AdC Fotografías: archivo La Nueva Provincia