Informes Especiales · 06 de Agosto de 2020
Quilmes y un veloz regreso a La Liga en la 2010/11
Bajó de categoría en la 09/10 y se armó con el único objetivo de volver a la A en la temporada 2010/11 de la Liga Argentina. Repasamos la huella que dejó aquel plantel del Cervecero dirigido por Daniel Maffei, en las voces de Gregorio Eseverri, Nicolás Ferreyra, Facundo Piñero y Mario Sepúlveda.
Por Lucas Leiva
La temporada 2010/11 de la Liga Argentina de Básquet quedará marcada como la temporada del título y ascenso de Quilmes de Mar del Plata. En lo que fue una fugaz vuelta por la segunda categoría, el club cervecero firmaría una campaña para el recuerdo, en un grupo que se mantiene grabado en la memoria como uno de esos equipos que dejó una huella muy importante dentro de la historia, por despliegue, química y por permitir que la institución marplatense vuelva a posicionarse en la máxima categoría una vez más.
Quilmes viviría un periodo de vaivén en esos años. Venía de jugar la 2009/10 en la Liga Nacional, donde tras una campaña un tanto irregular que lo mantuvo en las últimas posiciones terminó definiendo la permanencia ante Olímpico de La Banda, instancia que perdería tras una ardua serie (3 a 2) y quedando relegado a la segunda categoría. Ese final, con el triple sobre la chicharra de Frank Williams para darle la victoria a Olímpico en el último juego, sería para Quilmes un golpe muy duro del cual estaba obligado a levantarse lo antes posible.
A partir de esa misma noche del 14 de abril del 2010 del baldazo de agua fría en el Once Unidos, después de conocer su destino, el objetivo de Quilmes pasó a ser uno solo: volver lo antes posible a la máxima división. Había tenido en sus manos la permanencia pero se le terminó escapando en un cierre increíble. Por eso, desde ese día comenzó a trabajarse en lo que sería la próxima temporada en la Liga Argentina, y con todo eso mente comenzó la construcción de un equipo con ambiciones grandes.
Conseguir uno de los dos ascensos dentro de los 16 contendientes que iba a tener la temporada 2010/11 de la Liga Argentina no iba a ser nada sencillo, pero sin dudas que ese iba a ser el único premio que reconfortaría a la gente quilmeña. No había otra posibilidad en la cabeza, por eso de inmediato dio inicio la operación retorno. Esto vino apoyado con una reestructuración profunda.
La primera movida fue contratar a Daniel Maffei como nuevo entrenador. El nicoleño venía de dirigir en Venezuela, luego de un paso por Bucaneros de La Guaira, sin embargo su dilatada trayectoria en nuestro país lo posicionaban desde el arranque como un hombre indicado para esperanzarse con las ambiciones del equipo. Obviamente acá hay que recordar que ya había logrado varios ascensos con Belgrano de San Nicolás (en 1997 llevó al club a la A), además de alcanzar finales de la Liga con Libertad de Sunchales (2001).
“Quilmes es una institución seria, histórica de la liga y un proyecto muy serio que me permite conjugar varias cosas, como quedarme en el país, jugar con aspiraciones y volver a la Liga desde un inicio, desde el armado del equipo, que hace mucho que no lo hacía. Hablar de para qué estará Quilmes creo que sería una obviedad. No es bueno poner frases para qué está un equipo, sino que prefiero decir que el que venga a Quilmes deberá dejar el 110% de lo que puede dar para conseguir el objetivo. Como dijera algún entrenador de otro deporte, 'ganar no es importante, es lo único'”, explicaba Maffei apenas oficializada su contratación.
Con su técnico de jerarquía ya acordado, comenzó entonces la construcción del plantel. De la temporada anterior que había jugado en la elite hubo un par de sobrevivientes: Esteban López, que venía de haber sido el capitán del equipo y a pesar de algunos intereses de Liga decidió quedarse en club para buscar el ascenso; Leonardo Peralta como recambio en el juego interior; y dos jóvenes como Dragan Capitanich y Facundo Piñero. El Loro los había pedido y los tenía en cuenta a la hora de planificar el equipo.
Destacar la presencia del Gallego López quizá como el gran líder y símbolo (10,9 puntos, 2,8 rebotes y 1,2 asistencias para el escolta), por ya tener años dentro de la institución y la importante huella que dejó, en lo que fue su tercera temporada de las cuatro consecutivas que tuvo en el club. Peralta mejoró sus registros de un año a otro y en el ascenso demostró su fuerte, ayudando en el relevo y con un sólido torneo (8,1 puntos y 3,6 rebotes). Piñero por su parte, que también estaba haciendo sus primeros pasos como profesional, fue de lo mejor en los más jóvenes y también tuvo un despegue importante gracias a esa campaña con Quilmes, hoy transformado definitivamente como una de las estrellas de nuestra Liga Nacional.
"Para mí el hecho de haber descendido el año anterior y quedarme era como que, si bien no sentía una presión extra durante el año, sí tenía esa necesidad de terminar el año ascendiendo. Quería ascender y devolver a Quilmes a primera. Ese año me marcó, porque para mí era muy necesario que Quilmes ascienda por todo lo que se había vivido antes", cuenta Faca Piñero, uno de los sobrevivientes de la temporada anterior y que en ese entonces, antes de iniciar la temporada, tenía 21 años, ya como ficha mayor. El marplatense firmó números de 7,5 puntos, 2,6 rebotes y 1,6 asistencias en 19,4 minutos durante los 41 partidos que jugó esa temporada.
Asegurándose este tridente de jugadores de la campaña anterior, fueron llegando los refuerzos, las contrataciones nuevas. Fue así como, como uno de los pedidos prioritarios del entrenador, se dio la llegada de Mario Sepúlveda. El alero ya un referente dentro de la categoría, a esa altura ya siendo conocido como el talismán de los ascensos. Y es que venía de ascender en las anteriores cuatro temporadas: El Nacional de Monte Hermoso 2007, Olímpico de La Banda 2008, Unión de Sunchales 2009 y nuevamente El Nacional 2010. Mario fue el primer elegido por Maffei y cumplió: 6,3 puntos, 3,1 rebotes, 22,2 minutos de promedio en 44 partidos, encargado de aportar mucha jerarquía y experiencia, determinante para el grupo y como todo gran líder.
"Recuerdo que la noche del mismo ascenso con El Nacional, en el medio de los festejos, ya me habían llamado de Quilmes de Mar del Plata ese mismo día que había descendido. Querían armar el equipo para pelear por el ascenso. Se acordó todo para que llegara al club, el Loro Maffei que estaba de entrenador me había pedido y eso me hacía sentir muy bien. Es un entrenador al que siempre admiré y quería, entonces tener la posiblidad de trabajar juntos y que me pusiera como condición para su llegada a Quilmes me hacía sentir muy bien", relata Sepúlveda, que venía de jugar un buen año en Monte Hermoso.
Otro de los refuerzos importantes que tuvo ese Quilmes 2010/11 fue la llegada de Nicolás Ferreyra, elegido como el base titular para el equipo. Para Nico fue la primera y única temporada que disputó en la segunda categoría, recordando que venía de una etapa de dos años en Gimnasia de Comodoro antes de hacer las valijas rumbo a Mar del Plata. Ese año en el ascenso fue determinante para el nicoleño, explosivo con una media de 16,1 puntos, 2,9 asistencias y 31,7 minutos en 44 partidos. Ferreyra cuenta un poco cómo decidió su llegada al club, con las dudas e incógnitas que implicaba el hecho de bajar de categoría e irse a una institución tan importante como Quilmes.
"Ese año fue especial para mí por un montón de razones. Tomé la decisión de ir a Quilmes teniendo la posibilidad de jugar en la A y ocupar una ficha de rol, viniendo de atrás, con pocos minutos, siendo chico... cuando sos chico tratás de consultar y de tomar las mejores decisiones, y con Quilmes no me equivoqué. Tenía algo de miedo de bajar al TNA e irme a un club con muchísima historia, que venía golpeado, que venía de un mal momento deportivo, y sabía que todo eso se iba a reflejar en la temporada que se nos venía. Íbamos a absorber mucha presión, primero por estar en un club como Quilmes y segundo por tener un buen equipo, tener que estar y ser protagonista; y tercero porque individualmente venía de jugar en un buen equipo en la A y uno tenía que estar a la altura de las circunstancias".
"Terminó siendo un año muy especial, no solo desde lo personal sino también desde lo grupal. Ese año, más allá de lo que vino después, negativo, con vivencias positivas como a los dos años salir campeón con Regatas Corrientes, y un montón de experiencias que vas viviendo, fue una temporada que a todos los que integramos ese plantel nos quedó marcada. Siempre se habla del grupo que se forma, pero creo que en ese equipo fue fundamental para aguantar todo, tanto la primera parte que fue difícil con momentos donde no podíamos plasmar lo que creíamos que podíamos dar, el equipo que podíamos ser, yo como conductor adaptándome también a la categoría y a un equipo nuevo. Creo que todos pusieron desde su lugar para que todo sea más armonioso, esos egos que tenemos todos los jugadores normalmente lo fuimos dejando de lado, y la llegada de Mc (Hopson) potenció un poquito eso porque nos generó muchos espacios a todos y descongestionó un poco al darnos ese plus que era lo que necesitábamos".
Otro nicoleño que se sumó a Quilmes en aquella temporada fue Gregorio Eseverri. El Goyo, uno de los jugadores más importantes a nivel histórico dentro de la categoría, estaba dando recién sus primeros pasos en el TNA (tenía 23 años cuando aterrizó en Mar del Plata) y su llegada al Cervecero también significó su primera salida fuera de su ciudad natal. Armar los bolsos para irse de San Nicolás y recalar en Quilmes, con todo lo que eso significaba desde las expectativas que se tejían, terminó siendo una gran decisión para el jugador.
Eseverri fue determinante dentro de la estructura promediando 6,5 puntos, 3,9 rebotes, 2,0 asistencias y 28,4 minutos en 44 presentaciones. Más allá de este aporte, siempre un todoterreno, el carácter, la actitud y empuje de Goyo se acoplaron a la perfección a la filosofía de Quilmes. No por nada, desde esa temporada comenzó a nacer un cariño y sentimiento especial por el club marplatense. Pasaría cuatro años en la institución, tres seguidos y el último concretando su retorno en la pasada 2019/20, un símbolo que dejó su huella y que empezó a construir esa relación con el club desde aquella 2010/11. Así comienzan a aflorar sus recuerdos.
"Ese año fue uno de los años en los que más presión sentí en mi vida (risas), en relación a la presión propia que tenía por llegar a un club como Quilmes que era mi primer experiencia fuera de mi casa, de Belgrano; la presión que teníamos como equipo porque todo el año desde que llegamos a Mar del Plata se hablaba de que el objetivo era ascender y puertas para adentro eramos concientes de qué era a lo que apuntábamos".
"Si bien para el afuera o la prensa podía haber un discurso más tranquilo o conciliador, internamente sabíamos qué era lo que queríamos, entonces convivir todo el año con ese desafío no es fácil y uno tiene que estar a la altura. Por eso el trabajo que hicieron el Loro, Pablito Favarel, Toby Maffia y Germán Diorio desde lo mental fue importantísimo porque nos permitió estar listos cuando se dio lo de Hopson para que el equipo responda. Si en ese momento llegaba Hopson y el equipo no estaba preparado o estaba partido al medio, hubiese sido muy poco probable haber logrado los resultados que conseguimos".
Los tres refuerzos mencionados, Ferreyra, Eseverri y Sepúlveda, fueron los jugadores que más presencias tuvieron dentro del equipo a lo largo de la temporada (44 partidos). Los tres fueron pilares determinantes, desde la conducción experimentada desde la base con Ferreyra, un jugador capaz de aportar en varios rubros del juego y en la actitud que con el paso de los años se transformaría en uno de los jugadores más importantes de la categoría como Eseverri, y la mentalidad ganadora de un referente y conocedor de la materia como Sepúlveda.
Con estos nombres se fueron sumando otros jugadores para complementar y darle un valor agregado al equipo. Llegó entonces un joven Ignacio Alessio, que en ese entonces con 23 años venía de jugar cuatro temporadas en Gimnasia de Comodoro Rivadavia y pasó a ser un complemento para Peralta en el juego interno. Nacho pasó a la segunda categoría en búsqueda de minutos y cumplió dentro de la rotación (5,0 puntos y 11,7 minutos en 42 partidos). A su vez, prácticamente ya cubierto con dos jugadores por puesto, la ficha extranjera inicial elegida por Maffei fue Wilder Auguste, un jugador que venía de jugar en algunas ligas del mundo como Irlanda, México y Nueva Zelanda, y que fue la primera apuesta.
A todo esto hay que sumarle otros jugadores juveniles que fueron ingresando a lo largo de la temporada, algunos con más participación que otros. En esto, de los que más jugó fue Maximiliano Iturrioz, sumado a Pedro Zabala, Federico Cabezas y Federico Aldama. Entre estos jóvenes que tenía el plantel, sobresale la presencia del santafesino Tayavek Gallizzi, que venía como apuesta y tuvo algunos minutos (1,0 punto y 0,9 rebotes en 2,3 minutos, entrando en 7 partidos). El pivote, hoy subcampeón del mundo y uno de los jugadores más importantes de la actualidad de la Liga Nacional, estaba dando apenas sus primeros pasos en aquella temporada con apenas 17 años.
Con el plantel definido desde muy temprano en el mercado, Quilmes marcó un camino buscando objetivos ambiciosos y se metió de lleno en la preparación. En el medio de la pretemporada, a principios de septiembre, un viaje a Esquel para jugar dos amistosos contra Gimnasia de Comodoro, y algunos otros encuentros de local en el Once Unidos, contra Gimnasia de Villa del Parque por ejemplo, para afinar detalles. Ya en la pretemporada, el equipo fue generando una química importantísima de grupo que con el paso de la competición lo iría consolidando en todo sentido, sosteniendo una unión muy fuerte entre todos.
"En lo personal, y siempre lo digo cuando hablo con los chicos de aquel equipo porque seguimos en contacto, fue la mejor temporada en lo que respecta a un grupo humano. Se formó un grupo tremendo que fue clave para lo que conseguimos. Hubo un viaje en la pretemporada que nos fuimos a Esquel, algo que extrañamente sucede en el TNA pero se había dado la posibilidad porque nos consiguieron el viaje y nos fuimos ni bien arrancamos. Eso nos vino bárbaro, porque además de entrenar y de jugar, paseamos, nos fuimos a la nieve... hicimos grupo. Y eso fue clave. Al día de hoy es el mejor grupo humano en el que estuve, nos llevamos bárbaro y 3 o 4 veces por semana nos juntábamos a comer, asado de por medio. Fue un año divino, hermoso, alquilamos una carpa en Mar del Plata y todo el verano nos íbamos a la playa. Fue hermoso, tremendo", recuerda Piñero.
La temporada comenzó a rodar el 22 de octubre para Quilmes, fecha en la que de visitante comenzó a transitar el calendario en Sunchales frente a Unión. En La Fortaleza del Bicho, más allá de las expectativas, fue derrota por 80-73 en el debut en una cancha dura y ante un rival siempre difícil. Alessio (16 puntos) y Nico Ferreyra (15 tantos) fueron los mejores exponentes ofensivos del equipo de Maffei, que completó su quinteto titular en ese estreno con el Gallego López, Sepúlveda y el extranjero Auguste. Desde la banca, ingresaron Piñero, Eseverri, Peralta y Capitanich.
La primera alegría llegó en la segunda presentación, cuando nuevamente de visitante y en Marcos Juarez derrotó a San Martín por 77-69. Esta vez, un juego repartido apoyó el triunfo de los marplatenses en la ruta (López y Eseverri 13, Piñero 11, Auguste y Alessio 8, entre los máximos destacados). Como dato anecdótico de este encuentro, el santo cordobés había contratado esa temporada a un ídolo para el pueblo quilmeño como Milton Bell, quien había sido figura en el ascenso cervecero del 99.
Llegó así la primera presentación en casa, en el Once Unidos y con toda la expectativa de la gente que se fue tejiendo desde que se empezó a armar el equipo. Era la primera vez que en Mar del Plata podía verse de manera oficial la nueva versión de este Quilmes (más allá de los amistosos de pretemporada), y si bien el juego no fue muy vistoso porque al equipo le costó, fue victoria para el equipo de Maffei por 81-72 ante Banda Norte de Río Cuarto. Ferreyra (18), Piñero (17) y López (15) fueron los mejores anotadores del triunfo, en un partido con otro dato anecdótico como la presencia de Fabián López como técnico de Banda Norte (el Chino fue parte del plantel que también logró el ascenso en el 99).
Quilmes movería fichas rápidamente en el arranque de la temporada. Así fue como cesanteó a Wilder Auguste, que no rindió acorde a las expectativas, y en su lugar confirmó la llegada de Harold Arceneaux, un viejo conocido ya que había jugado en el club en la temporada 07/08 de la Liga, teniendo también experiencia en el TNA por haber jugado en Belgrano de San Nicolás.
Nueva salida fuera de casa para Quilmes, que esta vez visitó a Ciudad de Bragado por la cuarta jornada. Allí fue derrota por 81-67, a pesar del estreno de su nuevo extranjero y desperdiciando una ventaja de nueve unidades que llegó a tener en el entretiempo. No alcanzaron los 20 puntos de Nico Ferreyra en aquella noche, y el equipo iba a tener que seguir trabajando para mejorar mientras incorporaba acondicionando a su flamante jugador.
La recuperación llegó rápidamente, ya que de regreso en Mar del Plata sumó una victoria por 82-64 ante GEVP con Sepúlveda (19), López (17) y Ferreyra (14) como máximos anotadores. En dicho juego, Gallizzi tuvo su estreno en la segunda categoría (sumó 2 puntos). La sexta presentación, de vuelta a la ruta, arrojó un nuevo festejo para los de Maffei, imponiéndose ante Ciclista en Junín por 85-75 con Ferreyra (22) y Arceneaux (18) como las banderas ofensivas. De a poco, Quilmes comenzaba a acomodarse en la tabla.
Ajustada, pero victoria al fin, los marplatenses sumaron la tercera en fila de locales en el Once Unidos y tras superar a Firmat FC por 84-83. Agónico pero importante paso para el equipo, que tuvo un partido muy complicado pero supo sacarlo adelante (20 puntos de Piñero, más 19 de Ferreyra y 13 de López). Un nuevo festejó llegó ante San Martín de Marcos Juarez, otra vez en casa, por un claro 84-69 y nuevamente con Nico Ferreyra (23 unidades) como lo mejor en ataque.
La racha de cuatro al hilo se cortó en Río Cuarto, con caída ante Banda Norte por un muy cerrado 87-85 (Ferreyra 24, López 19, Eseverri y Arceneaux 12 cada uno). A partir de ahí se daría una seguidilla negativa, ya que Quilmes volvería al Once Unidos para recuperarse pero sufriría su primera caída en casa, ante Ciudad de Bragado y por 80-65 (López 16, Arceneaux 13 y Ferreyra 12), sin poder despedir el 2010 con una alegría. El arranque del 2011 tampoco fue el esperado, y es que de visita en Villa del Parque perdió una vez más, contra Gimnasia y por 71-67 (López 16 puntos y Ferreyra 13).
Regresando a Mar del Plata y ante su gente, la recuperación se dio ante Ciclista en el Once Unidos por 97-72, jugando uno de los mejores partidos hasta ese momento y de la mano de un tridente que brilló con sus grandes aportes: el Gallego López (26), Goyo Eseverri (13) y Nacho Alessio (19). La mala noticia sin embargo fue que se lesionó Arceneaux con un serio problema en su rodilla, algo que lo iba a marginar por varios meses de la competición y que obligaba a Maffei a buscar un reemplazante lo antes posible. En ese momento, Quilmes decidió contratar a Leonardo Gyno Pomare, que terminaría siendo un factor fundamental de cara al resto de la temporada (promedió 11,6 puntos y 6,8 rebotes en 23,5 minutos).
De inmediato Quilmes volvió a armar sus valijas para la última salida a la ruta en primera fase, donde volvería a trastabillar en su paso por tierras santafesinas al caer frente a Firmat por un cerrado 75-73 (18 de Eseverri, más 14 tanto de López como de Ferreyra). Terminó clasificándose al TNA 1 en la jornada final, después de vencer a Unión de Sunchales de local por 91-86, en lo que fue prácticamente un mano a mano para ver quién se quedaba con el último lugar para ingresar entre los mejores cuatro del Sur (26 de Pomare, 19 de Ferreyra y 17 de Piñero).
Quilmes concluyó con un récord de 8 victorias en 14 presentaciones, compartiendo el mismo récord con Ciclista (8-6) y clasificándose con lo justo, por debajo de otros equipos como el líder Ciudad de Bragado (10-4) y Firmat FC (9-5). Por la Norte, los cuatro mejores fueron Italiana de Charata, San Martín de Corrientes, Oberá TC y Alvear Villa Ángela, todos con el mismo registro (9-5). Así se pronosticaba un TNA 1 durísimo y muy parejo de cara a la segunda fase del certamen. Goyo Eseverri resumió en palabras lo que había sido esa primera fase y la posterior evolución del equipo a través del calendario.
"Lo primero que se me viene a la cabeza respecto a esa temporada es lo cambiante que fue para nosotros. Fue muy difícil, nos costó mucho meternos en el TNA 1, y lograr clasificar entre esos primeros ocho porque no habíamos logrado hacer una buena primera fase. Perdíamos bastante de visitante y para nosotros fue difícil entrar en ese TNA 1, como que todavía no hacíamos pie en el torneo. El equipo entrenaba y estaba mentalizado en que las intenciones eran ascender, si bien desde afuera a mitad de temporada eso se podía ver difícil. Por eso creo que después todo el mundo se sorprendió mucho cuando en los playoffs Quilmes se convirtió en el equipo que terminó siendo. El laburo estuvo hecho durante todo el año, durante la pretemporada y en todo ese tiempo el equipo trabajó muchísimo teniendo el mismo objetivo en la cabeza, siempre se habló de lo mismo en la interna del plantel y por eso a nosotros no nos sorprendía estar peleando cuartos de final, semifinal, final o lo que sea, porque el equipo siempre había tenido ese objetivo".
"No es que el equipo se había armado para ver si podía meterse entre los cuatro, de pronto nos metimos, todos contentos y si perdíamos no pasaba nada. Por el contrario, tanto en el club, como en la gente, la dirigencia y nosotros mismos teníamos una expectativa muy grande. El deseo y lo que se buscaba era solamente salir campeones, no había otros planes".
La segunda fase comenzó con derrota en Junín ante Ciclista por 77-70 (Alessio 13 y López 12), pero enderezó el rumbo en su siguiente presentación, otra vez en rodeo ajeno y venciendo a Firmat FC por 87-78 con un importantísimo registro de 17/23 en triples (Ferreyra 27, Piñero 18 y Eseverri 14). No pudo hacer pie en el Once Unidos perdiendo ante San Martín de Corrientes por 88-80 (Ferreyra 14, López 11, Peralta y Pomare 10 cada uno), sin embargo volvería a levantarse de forma muy rápida en su siguiente juego, de nuevo en Mar del Plata ganándole a Oberá TC por un claro 79-61 (Piñero 14, Peralta 13 y López 12). El andar era algo irregular, y a los de Maffei les costaba terminar de posicionarse.
La visita a Villa Ángela para enfrentarse a Alvear trajo consigo otra derrota más, ajustada de todas formas por 74-72 (Ferreyra 20), pero la recuperación llegó a los pocos días en Charata donde derrotó a Italiana por un importante 86-63, llevándose de regreso a Mar del Plata una victoria de dicha travesía (Ferreyra 25).
Ese fue el puntapié inicial para que Quilmes encadenase una racha muy interesante de triunfos, permitiéndose acomodarse en la tabla con victorias más que necesitadas. Llegó así un deslumbrante éxito ante Alvear de local en el Once Unidos por 94-59, con una gran actuación colectiva por parte de todo el equipo (Pomare 16, Eseverri 15, Capitanich 11, y Piñero, Ferreyra y López 10 cada uno). Volvió a sumar ante Italiana, otra vez en Mar del Plata y por 72-64 (Pomare 20); para luego ganar un partido importantísimo ante Ciudad en Bragado por 86-83 (López 19). Fueron cuatro victorias consecutivas en total que exhibieron la mejor versión del Cervecero hasta ese momento de la temporada.
Quilmes no pudo sostener esa seguidilla al caer en el Once Unidos ante Ciudad por 77-69 (Peralta 20), y el segundo revés consecutivo se daría, otra vez en casa, ante un Ciclista que llegaba como líder por 87-80 (Ferreyra 16, Sepúlveda y Peralta con 12 cada uno). En ese partido ante los juninenses, se daría una mala noticia para el plantel en el medio de una etapa crucial acercándose al cierre de la fase regular: la lesión del Gallego López en el hombro derecho y un periodo de inactividad que condicionaba las posibilidades del equipo sabiéndose la importancia del escolta.
Fue entonces cuando se termina dando una vuelta de rosca inesperada pero determinante para el futuro de Quilmes: la llegada de Phillip Mc Hopson. Desconocido por muchos para ese entonces, Hopson, nacido en Marcos Juarez pero sin haber jugado nunca en Argentina (sus padres son estadounidenses pero nació cuando su papá, también jugador de básquet, estuvo jugando en San Martín), venía de jugar en el Sendai de Japón donde se encontraba como el segundo máximo anotador de la liga nipona (21,3 puntos por partido).
Hopson llega a Argentina debido al terremoto y tsunami que azotó a Japón en aquel entonces, conocido como el terremoto de la costa del Pacífico que se generó en Tohoku. Fue una de las catástrofes más fuertes que sufrió la región a lo largo de la historia, y al suspenderse la competición, Hopson quedó libre de acción y allí fue cuando Quilmes se acercó para ficharlo. Maffei ya lo tenía en vista incluso antes de comenzar la temporada 2010/11, pero no había podido traerlo en ese entonces. Finalmente, cuando Hopson llegó para ocupar la ficha libre que nunca había utilizado el equipo hasta ese entonces (por el Gallego López iban a esperar para su reincorporación porque en principio tenía aproximadamente un mes de recuperación), el equipo marplatense se acomodó definitivamente. Goyo Eseverri recuerda ese hecho.
"Cuando se nos lesiona Esteban López, el Gallego, con una fractura en la clavícula, en el mismo momento se da la incorporación de Hopson. Eso pasó casi en simultáneo el tsunami en Japón, que era donde Mc estaba jugando, y mientras estaba de regreso a Estados Unidos arregló para venir a Quilmes. En cuanto a la cuestión deportiva, ese llamado golpe de suerte para nosotros nos permitió poder incorporar a un jugador de la categoría de Hopson. En ese momento era un jugador desconocido para el país, menos para el Loro que ya lo tenía visto".
"A partir de ahí el equipo tuvo un golpe de efecto, un golpe de confianza, encontramos un terremoto ofensivo que nos empezó a llenar de puntos fáciles, que nos empezó a desenmarañar los nudos donde a veces el equipo se trababa o complicaba... todos esos empezaron a ser los momentos Hopson. Con Hopson, el equipo empezó a encontrar la simpleza que en algunos momentos le faltaba, un jugador que tome la pelota y meta puntos sin necesitar de nadie más".
Y es que Hopson fue la solución a todos los males que tenía un Quilmes que venía en evolución pero que le faltaba esa estocada final para sobresalir. El nacido en Marcos Juarez demostró todo su arsenal promediando 21,6 puntos y 4,4 rebotes con el Cervecero, catapultándolo a una carrera que luego terminaría siendo importantísima desde lo personal, con el jugador pasando por varios equipos en Liga Nacional (Quilmes, Boca Juniors, Regatas Corrientes, Libertad de Sunchales y Quimsa de Santiago del Estero). Tan importante fue Hopson esa temporada para Quilmes, que los registros lo dejan muy en claro: récord de 16 victorias en 28 partidos para el equipo sin Hopson hasta ese entonces, y un descomunal balance de 12 triunfos en 16 compromisos desde la llegada del escolta.
En el medio, y esperando la llegada de Hopson, Quilmes venció a Firmat FC de local en Mar del Plata y por 86-80 (Sepúlveda 16, Alessio 15, y Piñero y Peralta con 14 cada uno). Luego cayó en Corrientes contra San Martín por 77-68 (Ferreyra 17, Pomare 15 y Piñero 13), para luego culminar la fase regular ganándole a Oberá TC de visitante en Misiones por 67-58 (Ferreyra 16).
Quilmes firmó un balance de 8 triunfos en 14 presentaciones en esta segunda fase (8-6). No llegó a clasificar dentro de los cuatro mejores del TNA 1, por lo que quedó obligado a jugar la reclasificación. Los cuatro que se metieron directamente en cuartos fueron Ciclista de Junín, Alvear de Villa Ángela, San Martín de Corrientes y Ciudad de Bragado. El rival para el Cervecero en su primera instancia de playoffs fue Unión Progresista, que venía de ser el cuarto mejor posicionado del TNA 2.
Unión Progresista llegaba a los playoffs casi en igualdad de condiciones que Quilmes, con un recorrido bueno pero que no había terminado de ser regular desde los resultados. Aquel equipo chaqueño, dirigido por José Podskoc y Jorge Lobera, tenía varios jugadores importantes dentro de su plantilla, con Francisco Rasio, César Avalle, Gonzalo Laphitzborde, el extranjero Jaz Cowan, Leandro Cecchi, Juan Cancina y Joaquín Giordana. Por delante esperaría una férrea y larga serie.
La serie comenzó en el Once Unidos, donde Quilmes dio un paso importantísimo al llevarse el primer juego por 82-67 de la mano de un soberbio trabajo de Pomare (33 puntos) y con el esperado estreno de Hopson (15 tantos). El segundo duelo no fue tan suelto como el antecesor, pero de todas formas los conducidos por Maffei volvieron a festejar, esta vez por 64-59 y apoyados en el siempre presente trabajo de Ferreyra desde la base (15 unidades). Con la serie 2 a 0 para los marplatenses, la historia se mudó a Villa Ángela.
Progresista no daría el brazo a torcer ante su gente, y si bien Quilmes estuvo muy cerca de barrer la serie terminó perdiendo el tercer encuentro por un ajustado 94-93, con muchísimo suspenso y más allá de las grandes actuaciones del tándem Ferreyra-Hopson en la media cancha (21 y 28 puntos respectivamente). El cuarto tuvo el mismo tono, con los de Maffei a punto de llevárselo pero con Progresista volviendo a ganar en los últimos segundos, ahora por 69-68 (Hopson 16, Ferreyra y Eseverri 12 cada uno).
Todo se trasladó de regreso a Mar del Plata para el quinto y definitivo encuentro. Quilmes no dejó dudas, destrabó una serie que en el global venía siendo pareja pero que desde el juego ya estaba un escalón por encima, y se llevó el último compromiso por 80-58 con Hopson como bandera ofensiva (20 puntos). Fortalecido en el juego, más allá de haber cerrado 3 a 2 la serie, el equipo se metió en cuartos de final del certamen.
El rival en la próxima instancia fue Ciudad de Bragado, un viejo conocido y uno de los equipos más duros del campeonato. Dirigido por Adrián Capelli, el elenco bonaerense venía de finalizar la fase regular en el cuarto lugar del TNA 1, con más de dos semanas de descanso mientras esperaba su rival. Ciudad tenía dentro de sus filas jugadores importantes como el foráneo Derrick Miller, Martín Trovellesi, Eduardo Gambo, Alejandro Spalla, Enzo Cafferatta, Daniel Chaher y Pablo Rizzo.
La paridad entre ambos equipos estuvo muy marcada a lo largo de toda la fase regular, y de hecho ambos conjuntos habían terminado igualados en cantidad de puntos en la tabla (Ciudad había ganado los dos juegos entre sí dentro de la segunda fase, por lo que dentro del desempate se ubicó en el cuarto lugar y dejó a Quilmes obligado a jugar la reclasificación). La historia arrancó en Bragado, con Quilmes sorprendiendo dando un golpe sobre la mesa al ganar el primer encuentro por 92-71, con el ganador teniendo cinco jugadores en doble dígito de puntuación: Ferreyra (20), Hopson (18), Peralta (12), Piñero (11) y Sepúlveda (10).
El segundo duelo, nuevamente en Bragado, volvió a ser para Quilmes, que de visitante sacó otro gran triunfo por 85-75 para ponerse match point dentro de la serie. Esa noche, con una excelente participación de Hopson (27 unidades), terminó teniendo varios exponentes dentro del juego colectivo más allá del escolta goleador (Ferreyra, con 18, fue otro de los máximos líderes en tantos).
Así, todo se trasladó al Once Unidos, donde Quilmes se paró ante la gran posibilidad de barrer su serie y no la desaprovechó: tercer triunfo, esta vez por 86-72. Hopson volvió a brillar, esta vez con 24 tantos, con el dato de que el resto de los integrantes del quinteto inicial también terminó en doble dígito de puntuació: Ferreyra con 17, Sepúlveda con 11, Pomare con 11 y Peralta con 17. Serie 3 a 0, con el dato de que fue la segunda vez en su historia que logró barrer una instancia de playoffs (la primera había sido ante Obras en octavos de final de la Liga Nacional 99/00) y boleto a semifinales de la temporada.
El próximo escollo fue Ciclista de Junín, que venía de dejar en el camino a Firmat FC, en cuartos y por 3 a 1. El verdirrojo juninense tenía un equipo fantástico para ese año, conducidos por un técnico de elite como Hernán Laginestra y con jugadores de renombre como Leandro Masieri, Alejandro Konsztadt, Bruno Oprandi, Walter la Queca Storani, Javier Ceci, Sebastián Uranga, Juan Bergel y el extranjero Jamelle Cornley. Gran plantel, que con el paso del certamen se hizo cada vez más fuerte y que terminó asegurándose el 1 de toda la fase regular, apoyándose en esas condiciones.
Las semifinales comenzaron en Junín, y aunque estuvo muy cerca de concretar otro golpe fuera de casa, Quilmes no pudo conseguirlo y cayó por 94-91 en el primer compromiso. A estadio repleto y en un partido de altísimo goleo, los marplatenses estuvieron a una pelota de llevarse el partido (triple fallado de Ferreyra que luego derivó en rebote para Ciclista y definición desde los libres Oprandi), pero más allá de la derrota dejaron una imagen muy positiva. El tándem conformado por Ferreyra y Hopson volvió a ser importante (25 y 26 tantos respectivamente).
Lo que no se pudo conseguir en el primer juego, terminaría por darse en el segundo duelo. Y es que Quilmes ya había dado cuentas de que podía hacer mucha fuerza en Junín, por eso, dos días después finalmente dio la sorpresa y ganó de visitante: 93-84 con un partidazo de Hopson, dueño de un show anotando 35 puntos y liderando a un equipo que se lució (Ferreyra 16, Goyo Eseverri 13, Sepúlveda 11 y Leo Peralta 10). La serie, igualada ahora en 1, se mudaba a Mar del Plata.
El objetivo de Quilmes de robar al menos un partido de visitante ya se había concretado, por lo que el siguiente paso era defender su localía en el Once Unidos para acercarse más al ascenso. Y en el medio, hubo novedades importantes porque Maffei realizó una modificación en sus fichas contratando a Pablo Espinoza como recambio por lesión de Esteban López.
Para subrayar y recordar, Hopson entró por una ficha que nunca había utilizado Quilmes (el lugar lo ocupaba Eduardo Dominé en la inscripción, aunque nunca llegó a jugar esa temporada) mientras se esperaba la evolución del Gallego López. Finalmente, lo que en un principio aparentaba como un mes de recuperación, el capitán iba a necesitar 4 meses para recuperarse de su lesión en el hombro y ahí es donde entró en la ecuación Espinoza. El chaqueño venía de jugar la Liga Nacional con Argentino de Junín, recordando que la temporada anterior, la 2009/10, había logrado el ascenso a la A justamente con el Turco y había sido elegido como el MVP de esa campaña. Refuerzo top para los marplatenses.
Pero no todo sería positivo, ya que Quilmes sufriría también la baja por lesión de Faca Piñero, que por un dolor en el pie derecho que venía arrastrando desde la serie contra Ciudad iba a estar algunas semanas inactivo. Se perdió el resto de la serie, pero volvió para la siguiente etapa.
Con todas esta novedades, el Cervecero debía seguir su camino en las semifinales del torneo, buscando imponerse ante Ciclista y con la serie 1 a 1 trasladándose al Once Unidos. Allí, de locales y con todo el público a su favor, Quilmes terminó llevándose un partido muy peleado por 81-74 para romper la paridad en la serie. Juego duro, revolucionado, pero donde el dueño de casa pudo controlarlo más, sobre todo en el final. Ferreyra (19) y Hopson (18) volvieron a ser las manijas ofensivas del equipo.
Ya match point, y con un Once Unidos que explotaba, fue nueva victoria por 84-77 para los conducidos por Maffei sacando boleto a las finales de la temporada. Una vez más, Hopson y su enorme caudal en ataque fueron las soluciones más importantes de Quilmes (29 unidades), escoltado nuevamente por su mejor socio, Nico Ferreyra (26). El tercer cuarto de los marplatenses (parcial de 29 a 15) fue determinante para la victoria.
En la final iba a esperar San Martín de Corrientes, otro equipo que supo ganar su serie en semis con desventaja en la localía después de imponerse ante el duro Alvear de Villa Ángela por 3 a 1. El rojinegro correntino, dirigido por Ariel Rearte, había llegado a dicha instancia apoyado en un gran grupo de jugadores donde destacamos la presencia de Julián Olmedo, Franco Balbi, Mariano Ceruti, Sebastián Castiñeira, Fabián Ramírez Barrios, el extranjero Anthony Glover, Andrés Rodríguez y un, en ese entonces, juvenil Ramiro Iglesias. Muy buena rotación, jugadores de experiencia y objetivos concretos.
La gran final comenzó con un Quilmes volviendo a ganar de visitante, una vez más y ya confiado en poder ganar bien fuera de casa. Fue 75-72 donde, como el resultado lo indica, la paridad reinó durante toda la noche y más allá de no tener un gran juego pudo torcerlo a su favor con cuatro protagonistas en doble dígito: Espinoza con 17, más Hopson, Ferreyra y Eseverri con 15 cada uno. Tras este partido, San Martín haría un cambio de fichas anunciando la llegada de Ariel Pau en lugar del lesionado Franco Balbi (fractura en el pulgar de la mano derecha), y acomodándose a estas novedades se quedaría con el segundo juego de la serie: triunfo por 86-75 para empatar las finales en 1. Ferreyra (19), Hopson (16), Eseverri (11) y Pomare (11) fueron los destacados del equipo de Maffei.
Una vez más habiendo revertido localía, Quilmes llevaba una serie a Mar del Plata con la posibilidad de definirla ante su gente. Estaba a dos pasos todavía, pero nada le quitaría la ilusión de poder sobreponerse a otra durísima instancia. Y así fue como el golpe de efecto le permitió lucirse en el tercer juego de las finales, dominando desde el primer momento para abrochar una victoria fantástica por 101-68 ante toda su gente, acariciando la consagración. Hopson, una vez más, fue la figura con 22 unidades escoltado por Pomare (18) y Sepúlveda (17).
Terminaría siendo una fiesta aquel 17 de mayo de 2011, donde Quilmes, bañándose de gloria, dio una nueva exhibición de básquet para ganarle el cuarto partido a San Martín por 90-69 y concretar el objetivo planteado un año atrás: volver a máxima categoría, al lugar que le pertenece. Otra gran función de Hopson (28 puntos), secundado por Nico Ferreyra (21), le dieron alas a un Cervecero que de la mano de Maffei y un grupo de jugadores con una química impresionante terminó regresando al club a Liga Nacional. Un nuevo capítulo más para una institución de gran prestigio que conseguiría un nuevo ascenso dentro de su rica historia.
Nico Ferreyra
"Recuerdo que fue muy emotivo, que nos costó mucho, que me costó mucho... ese año entrené muchísimo porque quería estar a la altura de las circunstancias, quería cumplir. De a poco, con jugadores de ahí, se empezó a generar un sentido de pertenencia. Cuando se logra eso es algo muy fuerte, cuando lográs plasmar eso en un equipo y sentís que pertenecés a un grupo, a un lugar y no querés que te lo arrebaten las cosas cambian. Creo que esos equipos son muy difíciles después de derrotar, y nos pasó justo en playoffs. En todos esos playoffs perdimos dos o tres partidos, nada más, fue una barbaridad. Nos fuimos acostumbrando a jugar con la presión de estar en un gran equipo y de tener que ascender, porque la liga nos fue poniendo en ese lugar y porque nosotros nos pusimos ahí. Pudimos aceptar la presión y hacernos cargo".
"De toda mi carrera, haber vivido casi siempre más cosas negativas que momentos buenos, ese perduró por mucho tiempo y aún perdura, tengo recuerdos muy lindos de ese año en Quilmes. Es lo que todavía me une a mucha gente de ahí, hice lazos de amistad que al día de hoy son muy importantes en mi vida, y gané en todo sentido. Primero porque me sentí realizado de haber tomado una buena decisión al terminar la temporada y no haberme equivocado, y segundo de integrar por lo menos para mí uno de los mejores y más lindos planteles que me tocó formar parte desde que arranqué a jugar al básquet".
Goyo Eseverri
"Ese fue mi primer título en lo personal. Sentí una comunión con el equipo y con la gente muy fuerte. Es uno de los equipos con los que más identificado me sentí. Una cosa rara que nos pasa a todos los que estuvimos en ese equipo es que, primero todos seguimos en contacto, con grupo de Whatsapp o de Facebook donde cada tanto se postea una foto o se charla; y lo asombroso es sentir que al resto le pasó lo mismo que a mí, que con Pablito Favarel hablamos dos o tres cosas y siempre sale el tema del 2011, que con el Loro cuando estamos en San Nicolás o por internet es igual".
"Cada vez que hablamos con algunos de los chicos, siendo que varios tuvieron carreras internacionales, que Nico (Ferreyra) fue campeón de Liga, Faca (Piñero) jugó con la selección... todos han tenido experiencias tremendas con el básquet y que se recuerde ese equipo, cada uno en particular, como uno de los equipos que más los marcó, como un lugar donde uno la pasó tan bien, donde uno se sintió tan cómodo, donde el grupo fuera de la cancha era tan increíble, es algo que hasta el día de hoy nos marca. Ante esa presión, poder cumplirle ese sueño a la gente de prácticamente estar una sola temporada en el TNA y rebotar a la Liga Nacional, ese Once Unidos explotado de la final contra Corrientes... son imágenes que yo por lo menos no me voy a olvidar nunca en la vida, y que las veo al día de hoy y me siguen emocionando".
Facundo Piñero
"Esa temporada me marcó para saber lo importante que es el grupo para conseguir un objetivo deportivo grupal. Ahí creo que se vio claro que el equipo tenía una química y marcaba una diferencia desde afuera hacia adentro. Personalmente eran mis primeros años en lo profesional, a mí siempre me costó desde chico, en ese tiempo no podía hacer pie en la Liga Nacional entonces jugué ahí y después me tocó volver a jugar el TNA. Todo eso me ayudó a valorar y disfrutar el presente que tengo hoy, de estar en buenos equipos de Liga, de estar convocado a veces a la selección... me hace valorar mucho eso porque realmente me costó, me costó tiempo, trabajo y el hecho de hoy estar en esos lugares cuando miro para atrás veo lo difícil que fue y hace que lo valore y disfrute mucho más".
Mario Sepúlveda
"En esa época estaba el tema de los mineros que iban a salir de la fosa. En un momento, como todos, se estaba expectante que iban a salir finalmente, y todos los medios televisivos que estaban transmitiendo en directo pusieron una placa que decía 'Se prepara para ascender Mario Sepúlveda', que era el segundo minero... imaginate la cantidad de llamados, mensajes, videos y fotos que todos me mandaban (risas)".
"Los chicos del equipo en Quilmes cargaban con que el ascenso ya estaba escrito, que era algo que tenía que darse sí o sí, como si fuese una señal. Pensá que eso pasó cuando nosotros estábamos en pretemporada recién, con todo el envión de la gente de Quilmes que quería volver a la Liga y demás. Con cómo se dio todo, que incluso lo hicimos saliendo campeones... tengo muchas anécdotas, pero creo que esa puede ser la más significativa, como también la del tsunami en China que nos trajo a Mc Hopson al equipo... una cosa increíble".