Informes Especiales · 10 de Agosto de 2020
Franco Bazani, la maduración y el salto de calidad
El base viedmense viene de ser uno de los valores más regulares de la temporada pasada tras confirmar una interesante evolución en su juego defendiendo los colores de Salta Basket. Su proyección y el cambio de mentalidad y responsabilidades que le permitió esta maduración.
Por Lucas Leiva
Franco Bazani se ha convertido en uno de los jugadores de mayor crecimiento en estas últimas temporadas dentro de la Liga Argentina de Básquet. El base, uno de los jóvenes talentos que tiene la categoría y dueño de una interesante proyección a futuro, ha estado gozando de un gran rendimiento y se ha venido apoyando en una evolución notoria que lo catapultó positivamente a una actualidad sólida.
De última temporada en Salta Basket, Bazani fue el conductor de un equipo protagonista teniendo apenas 22 años al momento de iniciarse la 2019/20 (ahora tiene 23, nació el 2 de enero de 1996). Llegó a Los Infernales tras una temporada positiva en La Unión de Colón, y sin dudas para esta campaña que pasó el desafío era dar un paso más adelante en cuanto a su rol. Está a la vista que cumplió con creces, llevando las riendas de un grupo de jugadores con ambiciones como Salta y madurando cada vez más con el correr de los partidos. Le dieron una gran responsabilidad, volviendo a subrayar el hecho de hacerlo siendo ficha U23, y desentonó en absoluto.
Promedió 6,9 puntos, 2,4 rebotes y 2,7 asistencias sumando una importante cantidad de 23,7 minutos de media por noche (6,8 de valoración general). Posiblemente venga desde su mejor temporada en lo personal, quizá no tanto desde los números ya que tampoco son su fuerte tradicional (es un jugador que aporta mucho más desde los intangibles, más pasador que anotador), pero sí desde la experiencia de ser la voz de un equipo con pretensiones. El propio Bazani se expresa al respecto sobre cómo atravesó esta última temporada, haciendo un balance de lo positiva que resultó.
"Era lo que estaba buscando, ya desde el año pasado estaba buscando tener más experiencia en la categoría. La Unión de Colón me sirvió mucho, estoy muy contento de ese paso que di, ser responsable del equipo, primer base, y este año ya fue ir a un equipo que aspire más alto. Soy muy amigo de Esteban Gatti y me dijo que tenía una chance en Salta Basket. Tenía algunos ofrecimientos pero cuando él confirma su llegada a Salta me dijo que me iba a tener en cuenta y me iba a dar una responsabilidad grande, que era lo que estaba buscando".
Llegó a Salta Basket con la responsabilidad de ser el base titular de un equipo con grandes ambiciones.
La 2019/20 ha sido un tanto especial no solo para Bazani sino que también para todo Salta Basket. Los Infernales tuvieron que afrontar un año con muchas sensaciones positivas, desde el hecho inicial de jugar la Súper Copa de la Liga Argentina (duelo entre el campeón del Súper 4 2019 y el campeón de la Liga Argentina 2018/19) donde se quedó con el título tras vencer a Platense, que en ese entonces era un reciente ascendido a la Liga Nacional; como así también en consecuencia pasar a jugar un certamen internacional de absoluto prestigio como la Liga Sudamericana, donde Salta alcanzó semifinales del torneo y en una actuación histórica.
Además, también hay que tener en cuenta la temporada regular de la Liga Argentina, donde los dirigidos por Esteban Gatti llegaron al 6° lugar de la Conferencia Norte y con chances matemáticas de llegar a posicionarse dentro de los 4 mejores de la tabla (récord 11-7 en segunda fase, para un 18-12 general). Más allá de algún vaivén en cuanto a resultados, producto quizá de la seguidilla de partidos entre el calendario local y el torneo internacional que debió cumplir hasta diciembre del 2019, Salta terminó ensamblándose en los primeros meses de este año y se fue consolidando para terminar dejando una interesante imagen.
Jugando Liga Sudamericana 2019, contra Botafogo en La Banda.
"La experiencia de la Sudamericana fue increíble, lo que fue viajar a Colombia, San Andrés, tal vez con pocas ilusiones pero llegar y ganar el primer partido contra el equipo más fuerte, al que terminó siendo campeón, y desde ahí cambiamos la cabeza. Si bien no fuimos a pasear, eran pocas las ilusiones de ganar y nos encontramos con eso, después le ganamos el segundo partido al local ya clasificados y terminamos ganándole a Nacional, increíble. Después, las semifinales en La Banda, perdimos un partido con los campeones en la última pelota y ahí ya perdimos un poco las chances".
"En la temporada empezamos de forma muy irregular de visitante, después con el cambio de extranjero nos pusimos muy bien. Veníamos con siete seguidos, porque habíamos tenido una seguidilla de cinco de local que ganamos y después lo hicimos tanto en Independiente como en San Isidro. Fue un año increíble, superó las expectativas que tenía ya con muchas experiencias, como estar en un equipo de nombre, tomar la responsabilidad que me dieron, la Sudamericana y con lo que fue el correr de la temporada. Terminamos muy bien, nos veíamos para rato en la temporada".
¿Dónde pudo encontrar algunos ajustes? Franco explica que desde algunas situaciones que parecen simples pero que son parte de su profesionalismo, desde ir un rato antes a las prácticas o a los partidos para hacer algunas sesiones de tiro, o también desde lo que necesitaba cambiar en el físico y en la parte mental. Situaciones que lo ayudaron a estar mucho más metido en cada entrenamiento o en cada compromiso del equipo, en base a ese esfuerzo que le terminó dando un empujón hacia adelante.
"Estoy muy contento y satisfecho. Hace ya un tiempo el cambio que tenía que hacer era por el tema físico, y creo que esta temporada lo logré, cambié mi cabeza desde ese punto. Y luego también los entrenamientos, sabía que varias mañanas eran obligatorias de ir un rato antes y lo hacía desde mi esfuerzo, desde mi entrega y de ir, por ejemplo 45 minutos antes de los entrenamientos para ir a tirar al aro, a hacer movimientos, o en los partidos ir una hora antes del horario en el que estábamos citados para hacer alguna sesión de tiro, donde por suerte también tenía algunos juveniles que me podían alcanzar la pelota. Más que nada eso, era un tema de concentración para luego entrar al partido bien enfocado".
"Fue una temporada atípica desde las experiencias, por hacerme cargo del equipo teniendo otras responsabilidades como organizar el juego, haciendo básicamente lo que me gusta a mí. No me considero un base anotador, me gusta más organizar el juego y dejar contentos a mis compañeros. En defensa sí me noto un tipo defensivo, me gusta agarrar siempre al jugador clave del otro equipo, ayudar".
En Salta sumó responsabilidades y cumplió acorde a las expectativas.
Dentro de toda esta ecuación encaja a la perfección la presencia de Gatti como entrenador de Salta. El técnico y Bazani se conocen desde hace años y mantienen una buena relación por haber compartido equipo en lugares como Viedma, Jorge Newbery de Patagones e Hispano Americano. Esto hizo que Gatti deposite toda su confianza en el joven base, y que esto junto a la confianza que existe entre ambos, y el conocimiento de Gatti sobre el estilo de su jugador, sea importante para que Bazani encuentre una mayor curvatura en su progreso.
"Quería ser el base de un equipo con nombre y Esteban confió mucho en mí, me dio esa responsabilidad. La maduración en el juego y en la confianza me la dio más que nada el técnico. Teníamos muchas charlas, era libre de expresarme lo que opinaba, dónde cambiar, dónde lo hacía bien, dónde le parecía que me estaba equivocando... todas cosas que me daban confianza para ser más libre dentro de la cancha, y por ahí visualizar cosas desde afuera que uno quizá no ve estando dentro de la cancha con las pulsaciones a mil. Eso me ayudó un montón, y estoy muy agradecido con Esteban Gatti, que más que un entrenador es un amigo, tengo mucha confianza con él y es un amigo, y que me brinde esa confianza me ayudó a madurar en la categoría y en lo que respecta a mi juego también.
"Me sentí muy cómodo con esta responsabilidad que me dio Esteban, era lo que estaba buscando. Me sentí bien, siento que hice las cosas bien, y ahora esperando a ver las opciones que tengo. Esteban me dio toda la confianza, sabía que podía hablar con él sobre cualquier tema. Me ayudó a estar tranquilo, a cambiar la cabeza y ver el juego desde afuera, algo que es muy importante para un base porque a veces desde adentro no se ven algunas cosas. Me gusta mucho que el entrenador hable conmigo y me diga su punto de vista desde afuera. Tuve muchas conversaciones con él, eso me ayudó mucho, me dio mucha confianza y de a poco voy mejorando en mi juego".
Jugó tres temporada en Depo Viedma.
El viedmense tuvo su primer contacto con el básquet desde muy chico en el club Villa Congreso de su ciudad. Allí estuvo hasta los 15 años, para luego mudarse a Bahía Blanca y comenzar a tener algunos cambios en su vida, lejos de casa para ir rumbeando su hasta ese momento muy joven carrera. En el medio de esto llegarían situaciones importantes que servirían como bisagra, como lo fue por ejemplo un llamado para la selección argentina U15 donde luego terminaría disputando el Sudamericano de la categoría, en el 2011 y en Paraguay, siendo campeón del torneo.
"Arranqué en Villa Congreso a los 4 años, donde tuve a Fausto Centeno, un profe con el que estoy muy agradecido y al que todavía le agradezco cada vez que lo veo, un profe de inferiores que me enseñó todo. Creo que la base para cualquier jugador es tener una buena formación, y yo la tuve con él. En el 2011 surge lo del Sudamericano, unas preselecciones que eran algo muy difícil de que vean para un jugador de acá de Río Negro porque si no estabas en un Argentino no te veían y cada vez que ibas a un torneo de esos tenías que rendir para que te tengan en cuenta. Ahí empezó todo, quedé entre los 12, viajamos a Paraguay para el Sudamericano".
"En el 2012 ya me fui de casa que era mi primer año como cadete a Bahiense del Norte y ahí, de a poco, empecé a hacer un clic de que esto era de lo que quería vivir. Pensaba en irme de Viedma para crecer como jugador, ir metiéndome en el ambiente de ir a jugar a otros lugares y clubes, estar lejos de tu familia y perderse todas las cosas que un jugador normalmente se pierde como fiestas, cumpleaños, una salida con amigos o lo que sea. Y creo que fue una gran decisión para mi carrera".
En Villa Congreso, el club donde tuvo su primer contacto con la naranja.
Tras un periodo de un par de años en Bahiense del Norte, regresó a su ciudad natal para jugar tres años en la segunda categoría con uno de los equipos más prestigiosos como lo es Depo Viedma. Allí, compartió la base junto al capitán del equipo Pedro Franco, uno de los jugadores más experimentados dentro de la categoría y todo un histórico. Si bien el primer año tuvo una menor incidencia (6,8 minutos dentro de la rotación de la 14/15, siendo un juvenil de 18 años), en las siguientes dos campañas con el equipo de su ciudad obtuvo un mayor roce (5,2 puntos en 16,2 minutos en la 15/16, y 3,8 puntos en 15,3 minutos en la 16/17).
Luego tuvo una oportunidad inmejorable cuando le llegó la chance de subir a la máxima división, jugando la Liga Nacional con Hispano Americano de Río Gallegos en la 2017/18. Ese año promedió 1,3 puntos y 0,7 asistencias en 9,8 minutos por noche, pero más allá de los números lo más importante fue la experiencia desde otros focos más allá de lo estrictamente dentro de una cancha, independiente de que en momentos importantes de la temporada tuvo sus oportunidades y las supo aprovechar. Fue determinante ya que ese año en el club santacruceño fue cambiando su mentalidad, también rodeado de jugadores de mucha experiencia que lo fueron guiando como el ejemplo que menciona de Diego Ciorciari.
"Después de los dos años en Bahiense pasé a juveniles, me volví a Viedma y Alianza me dio la oportunidad de ser parte del plantel, y ahí comenzó la parte profesional. Estuve dos años más en Depo Viedma, con un poco más de responsabilidades, siendo el base suplente detrás de Pedro Franco que es un ídolo de quien aprendí muchísimas cosas, y después surgió lo de Río Gallegos que para mí era cumplir el sueño de jugar la Liga Nacional".
"A Hispano fui como tercer base y ahí creo que hice un clic. Ese año fue increíble en lo personal. Me ayudó mucho que estaba como base Diego Ciorciari, un experimentado que había jugado por todas partes, y en los viajes nos tocaba compartir habitación juntos. Me fue charlando, me fue metiendo ideas en la cabeza, realidades, con lo que básicamente era cambiar en mi físico, cambiar algunos aspectos. Así me fue cambiando la cabeza, gracias a Diego, al Mumo Byró, que me ayudaron en ese proceso de cambio de mentalidad en cuanto a lo que es el físico. Diego en un momento se lesionó, trajeron un americano que no funcionó mucho y después quedo de segundo base detrás de Nico Paletta, que nunca hubiese pensado que se podía llegar así porque mi objetivo inicial era buscar experiencia y entrenar con grandes jugadores, tener participación en los entrenamientos... y terminé jugando 30 minutos en playoffs contra La Unión de Formosa. Increíble".
Pasó por Hispano Americano en la 2017/18 para cumplir un sueño y jugar la Liga Nacional.
Tras aquel año en Hispano, regresaría a la Liga Argentina para dar otro paso dentro de su desarrollo, vistiendo los colores de La Unión de Colón en la 18/19. Allí integró un plantel de jóvenes jugadores y obtuvo muchos minutos en cancha (29,5 minutos), algo que le valió para tener un mayor rodaje, soltarse más y hasta jugar quizá sin tanta presión. Esa experiencia luego lo catapultó a Salta, donde ya conocemos su realidad de hoy en día tras un año excelente.
"En La Unión de Colón fui a buscar más rodaje y experiencia, ya siendo el base del equipo. La idea era buscar un equipo que me diera esa responsabilidad, se armó un plantel muy joven al que quizá no nos fue tan bien en rendimiento como equipo pero creo que la experiencia la tomé, tuve minutos y me adapté a la categoría para después poder dar el salto que finalmente se da cuando voy a Salta Basket".
Toda esta conjunción y este camino recorrido hizo que actualmente nos encontremos con un joven base que sigue dando pasos sólidos en su evolución y desarrollo. Bazani viene de tener una 2019/20 de lo más positiva en cuanto a desarrollo pero también en cuanto a resultados, y dentro de los clics que ha estado haciendo en estas últimas temporadas, cambiando su mentalidad, mejorando su físico, la forma de entender el juego y rodeándose de referentes en su puesto, sin dudas se mantiene en una curva más que interesante como jugador.