LFB · 19 de december de 2021

Berazategui

Masterclass: Jourdheuil, MVP por duplicado

Agustina repitió el premio, como en marzo. La capitana brilló en momentos clave: 18 puntos y siete rebotes. Mejora física y en el juego, mentalidad, carácter y sangre fría.

"Me decidí por el básquet porque hubo algo que me llamó. Mi abuela, desde premini hasta Primera, me acompañó siempre, de local y visitante, lloviera o lo que fuese. En Lanús viví muchas cosas, unas cuantas finales, que gané y perdí. El cambió a Berazategui me costó mucho, pero a la vez fue mágico, me cambió todo. Lo digo y se me pone la piel de gallina". Hace nueve meses, cuando ganó el título con la camiseta aurinegra, Agustina Jourdheuil abrió su corazón cuando recibió el MVP y alzó, como capitana, el trofeo de campeón de la Liga Femenina. Imaginensé ayer, cuando repitió el ritual tras vencer a Corrientes en la final. Como en marzo, la ala pivote de 1m79 y 27 años levantó la copa que representó el bicampeonato y se quedó, en la votación de la prensa, con el trofeo de la mejor jugadora de esta final. La primera jugadora que logra el MVP de forma consecutiva.

En la anterior edición de la definición de la LFB sumó 17 puntos y cuatro rebotes dentro de la paridad que habitualmente Bera genera cuando tiene éxito. “El MVP es el equipo”, dijo ella, con razón. Pero, a la vez, su aporte es esencial, dentro y fuera de la cancha, como rendidora jugadora que se equivoca poco y surge en los momentos decisivos, y como líder de un equipo largo, que tiene jugadores que se complementar para potenciar a un plantel completo. En estos dos meses de competencia, el equipo hizo diferencias por esto. Y, claro, por la jerarquía y experiencia de muchas de sus jugadoras. Y como Agustina, quien ayer sumó 18 puntos (metió dos bombas importantes para sacar una buena ventaja en el tercer cuarto y otra para liquidarlo en el último) y siete rebotes, números muuuuy parecidos a los de la consagración de marzo. Mentalidad, oficio y sangre fría en momentos decisivos.

"Creo que todo pasa por la cabeza. Cuando estás bien y te sentís cómoda en un lugar es muy lindo, se vive de otra forma. Y todo eso se lo intento transmitir a las nenas, para que puedan llegar a apreciar lo que es el club de verdad”, cuenta ella, quien además de figura y capitana es entrenadora en el club. Muchas de esas nenas que entrena y forma estuvieron en las tribunas ayer, copando la platea norte y alentando, a la profe y a sus compañeras. "Conocí otro costado del deporte como jugadora y otra enseñanza como entrenadora. Me abrieron las puertas, me dieron un lugar importante, empezar a vivir esto que tanto me gustaba de una forma profesional. Si bien lo digo siempre, el Deportivo es un club de barrio y que cada cosa que se hace, cada participación en algún torneo, cada viaje, hay muchísima gente, familias, que se mueven para que no nos falte nada... Es un trabajo artesanal, en equipo, que es para sacarse el sombrero. Y eso fue el fiel reflejo de cómo intentamos llevarlo al juego. Quedó demostrado que cualquiera del equipo se arremangaba y empezaba a llevar el equipo adelante", dice quien en 2018 llegó al club para potenciar su carrera y el día a día de su vida.

Porque también se potenció en la cancha. Mejoró el físico, se convenció de que podía y de ser siempre ala pivote empezó a jugar más de alera, de frente al aro, y eso se notó ayer, una vez más. Un crecimiento como jugadora que potenció a este equipo que está marcando una era en el básquet femenino argentino, que estuvo 20 meses sin competencia y ahora, de repente, en siete meses, tiene un nuevo bicampeón. Agustina, en este logro, tiene mucho que ver. “MVP”, “MVP”, “MVP”, volvió a tronar en Obras. Y ella, orgullosa, agradeció.

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